Tras perder su pierna, lustrar zapatos se convirtió en su oficio: la historia de “Viruta”
Roberto Lira
Cortazar.- Tras perder una pierna en un accidente, Francisco Vargas Hernández, “Viruta”, encontró en el boleo de zapatos el sustento para sacar adelante a su familia, oficio que al que ha dedicado 34 años de su vida instalado en el jardín principal de este municipio.
Hace 36 años un accidente y una negligencia médica provocaron la amputación de su pierna derecha, por lo que no pudo seguir desempeñándose en la carpintería de obra negra, que era su oficio en ese momento, asimismo, por su recuperación y su nueva condición de vida no pudo trabajar por dos años, hasta que encontró en el aseo de calzado una manera de salir adelante.
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“Hace 34, llegué por necesidad, porque cuando pasó mi accidente de mi pie en ese momento decidí buscar trabajo, pero como mi incapacidad me impedía trabajar en otro lado opté por meterme aquí de bolero, siempre y cuando pidiéndole el apoyo al sindicato de aseadores de calzado que me dieran una oportunidad para poder trabajan y me la dieron”, comentó Viruta, como lo conocen sus compañeros y clientes.
Sin embargo, reconoció que su inicio en este oficio fue complicado, ya que nunca antes se había dedicado a bolear zapatos, por lo que tuvo un momento de aprendizaje en el que tuvo pocos ingresos, de apenas 1.5 pesos por pieza lustrada, lo que le generaba un ingreso de siete u ocho pesos al día.
“Al principio me fue un poco difícil porque la clientela no había, nadie me conocía, nadie sabía quién era yo, entonces en el momento que yo decidí meterme tuve que aguantar carencias, cosas de que no caía trabajo y la apuración por llevar dinero a la casa, el cual al final de cuentas tuve que aguantar unos tres años y después de tres años me empezó a caer trabajito”, compartió.
Una vez que se estableció, poco a poco fue aclientandose, al grado de poder subsanar los gastos de su familia.
“Me ayudó a solventar el gasto de mis hijas, de mi esposa, que yo tenía a mis niñas en la escuela y lo poquito que sacaba era para comer y darles para la escuela, los vestidos y este tipo de cosas”.
A 34 años de ser uno de los lustradores de calzado del jardín principal de Cortazar Francisco ha visto diferentes cambios en el primer cuadro de la ciudad, recordando como los más significativos el del piso que ha sido modificado hasta en dos ocasiones desde que trabaja ahí, ya que cuando inició era de mosaico, posteriormente fue de cantera y ahora de losa de cemento.
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