Visitantes de la Sierra de Pénjamo inundan zonas naturales con basura
Lugares como el Nacimiento, el río del Aguacate y las huertas de mangos son afectados por la contaminación causada por la basura dejada por los excursionistas. Foto: Manuel Arriaga
Pénjamo, Guanajuato.- La basura que generan los visitantes que visitan algunas de las riquezas naturales que se encuentran asentadas en la Sierra de Pénjamo, es el principal motivo por el cual los propietarios han restringido el acceso a algunos lugares. En cada visita, dejan residuos solidos, principalmente bolsas de plástico que representan un grave problema de contaminación para uno de los pulmones naturales que tiene el Estado.
De acuerdo a la Secretaría del Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial (SMAOT), la Sierra de Pénjamo forma parte de una región hidrológica de gran importancia como la Cuenca Lerma-Chapala, que genera una significativa recarga de los acuíferos Río Turbio y Pénjamo-Abasolo.
Dentro de ella se localizan estructuras de gran relevancia para la acumulación de agua, entre las que destacan las presas de Mariano Abasolo, La Alberca, El Aguacate, Corralejo y La Golondrina, al igual que cuerpos de agua como La Joya de la Mula, La Loma y La Ciénega.
Esta región cuenta con una amplia riqueza biológica representada en sus suelos, arroyos y cuerpos de agua. Tiene lugares naturales que forman parte de la riqueza natural que se puede encontrar en el sur de Guanajuato, como el Nacimiento, un manantial ubicado en la comunidad del mismo nombre, el río del Aguacate, cerca de la comunidad El Tigre o el rio de la comunidad Panzacola e incluso, las huertas de mangos en la comunidad de Magallanes.
Sin embargo, la visita de las personas ha generado un problema en esos lugares que se encuentran dentro del área natural protegida: la basura. Muchos de los visitantes no tienen cuidado de llevarse la basura que General, generalmente plásticos y otros desechos que pueden tardar miles de años en desintegrarse, lo que genera focos de contaminación en la Sierra pero además, la molestia de las personas que viven en las zonas de riqueza natural.
Esto ha ocasionado que los mismos habitantes tomen algunas medidas para aceptar o no el paso de visitantes, condicionados siempre a la limpieza de los predios que utilizan para acampar y desarrollar actividades al aire libre. Sin embargo, muchos de los sitios permanecen abiertos al público, a pesar de estos problemas, lo que ha derivado también en el incremento de la contaminación que genera el ser humano.
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