A los 85, el orfebre crea una joya
Carlos Xavier González López es un hombre dedicado a inmortalizar las manifestaciones espirituales de los guanajuatenses. Es, además, un allanador de caminos para quienes desean iniciarse en el selecto taller que cultiva el bien decir y crea condiciones para que quienes lo necesiten, encuentren el medio propicio para crear condiciones, para que otros puedan llegar a tomar la palabra como instrumento por excelencia, realizarse y, con ello, justificar su paso por el mundo, ejercitando su cualidad de seres pensantes.
Qué satisfactorio es encontrar a quienes buscan con afán despertar al mundo alucinante de la belleza y compartir con el prójimo la idea de lo trascendente, en el ámbito inconmensurable, de la vida consciente; y más contentamiento producen, en el recreo del espíritu, cuando otros despiertan al afán por descubrir en sí mismos el mundo grandioso de los valores. Donde la belleza, la bondad y la justicia son joyas magníficas al alcance de un momento de reposo, de reflexión sobre la propia pequeñez y lo grandioso de la existencia humana.
Consagrar la vida a disfrutar lo superior con el valor de la humildad, hace que el ser humano alcance alturas insospechadas, que sólo advierte quien es consciente de la herencia que, sin solicitarla, tiene a su alcance y, por consecuencia, ama, por la gratificación que le produce. Al ser amado, piensa en el enorme significado que representa, en el desarrollo infinito del cosmos.
Cuando la vida transcurre en ese micro cosmos, los años corren, sin que el afán por alcanzar nuevas cumbres perturben a los agraciados por el destino, capaces de convertir los obstáculos en oportunidad de encontrarse con un destino capaz de advertir cantidad de senderos que habrán de conducir a la meta, trazada en pos de un objetivo altruista, que llenará nuevamente su existencia de propósitos y, con ellos, sucumbirá sólo cuando su naturaleza, sepa que alcanzó el horizonte, tras el cual no se dio pausa y sólo se detuvo cuando la existencia le ofreció la oportunidad de exclamar: ¡misión cumplida! Entonces, la propia conciencia le gratificará por haberse sabido amado con pasión y haber correspondido a ello, con entrega ilimitada.
Estimado Xavier, quienes hemos recorrido importante tramo de la vida, satisfechos de haber tenido esa oportunidad, te decimos: ¡qué fortuna alcanzar tu edad en plenitud de facultades mentales, con tu capacidad creativa y tu fe íntegras; con la entereza de mostrarte tal como eres: sin temor a ser!