Debanhi, un llamado de atención
La tarde del pasado jueves 21 de abril, fue encontrado sin vida el cuerpo de la joven Debanhi Escobar, quien permaneciera desaparecida desde la madrugada del pasado sábado 9 luego de acudir a una fiesta en Escobedo Nuevo León. Así tras dos semanas de búsqueda desesperada y de enorme estridencia en redes sociales, la dramática odisea concluye y deja al descubierto un terrible flagelo social manifestado en acoso, violencia contra la mujer y feminicidio.
A esta deprimente situación se suma la decidia y negligencia gubernamental que sin procesos debidamente cuidados, sólo deja entrever indolencia, desorden policial e ineficacia en los estándares de seguridad que debieran prevalecer en la vida social de las mujeres. Resulta increíble que el caso Debanhi deje al descubierto la incompetencia de una Fiscalía Estatal y el actuar irresponsable de un gobernador que debería estar informado y atendiendo situaciones de fuerte reclamo social.
Hoy Debanhi acciona, con su muerte, las alertas de los enormes riesgos que acosan a las mujeres en México, pues mientras que en Nuevo León existe un registro de 327 mujeres desaparecidas en lo que va del año, de las cuales ha sido encontradas 5 sin vida, cada día 10 mujeres son asesinadas en el país. Las alertas son en verdad preocupantes si consideramos que los índices de violencia doméstica contra la mujer han ido en aumento por las condiciones del confinamiento sanitario, que las demandas por acoso u hostigamiento sexual son cada vez más frecuentes y que los casos de mujeres desaparecidas sigue latente.
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Hoy nada menos, con base en la información contenida en la página Te estamos buscando, que Gobierno del Estado de Guanajuato ha implementado en apoyo a las familias que tienen un familiar desaparecido, la Secretaría de Gobierno cuenta en ésta con 167 cédulas de mujeres desaparecidas y según el Secretariado Ejecutivo Nacional en el primer bimestre de este año ya había registro de que 61 mujeres murieron por violencia extrema en nuestro estado. Con lo anterior es de resaltar que el peligro que acecha a nuestras mujeres está cada vez más cerca de nuestras calles y plazas, por lo que toda familia debe estar pendiente de la seguridad de sus hijas.
Pero asimismo, el caso Debanhi debiera ser el campanazo que detone una intensa preocupación y ocupación de las instancias gubernamentales locales para que se revisen de fondo las causales más significativas de la violencia sexual, del acoso y hostigamiento a la mujer con la finalidad de que esta problemática sea atacada de fondo, se prevea lo más posible, se castigue duramente para conseguir su inhibición y se forje una cultura de regulación de la conducta social en un marco de respeto y atención a la dignidad de la mujer.
Hoy es urgente que el Congreso del Estado realice una revisión exhaustiva del marco normativo que protege a la mujer, con la finalidad de brindar las herramientas legales que garanticen lo más posible su seguridad y que éstas sean ampliamente protegidas por el estado de derecho. Asimismo hoy se hace imperativo que las diversas instancias del Poder Ejecutivo del Estado revisen que las políticas públicas que ejercen protejan a la mujer de forma expedita, que ejecuten programas y protocolos de seguridad que garanticen la preservación de su integridad y del diseño de programas educativos y culturales que formen a nuestra sociedad en la conciencia de responsabilidad y respeto por la mujer en una cultura de cuidado y protección prioritaria.
Parece incongruente que hoy la mujer interactúe en escenarios de alto riesgo, cuando tenemos un Congreso con enorme participación de mujeres, cuando tenemos la mayor cantidad de presidentas municipales, cuando el Poder Judicial es liderado por una mujer, cuando la Secretaría de Gobierno es comandada por una mujer y cuando se visualiza la gran posibilidad de que una mujer sea gobernadora. Hoy urge sea exterminado el canibalismo contra la mujer.
Una sociedad que no cuida y ama a sus mujeres, está condenada al salvajismo.