El cerco de seguridad en Guanajuato
No podemos tapar el sol con un dedo, México ha visto como la violencia crece con la libertad de la hierba silvestre y ahoga la vida de la gente de bien. En nuestro estado, las situaciones de terror agobian y mortifican. Sería magnífico que las autoridades pongan manos a la obra y ruefuercen la seguridad en distintos puntos estratégicos de Guanajuato luego de la terrible ola de violencia y falta de seguridad que ha vivido el estado. Nuestras tierras se han manchado de sangre, la gente que habita en ciertos municipios ha atestiguado el crecimiento acelerado de crimen, prácticas de intimidación y este bello estado cayó en un pozo oscuro en cuestión de años. No hace mucho tiempo, en este territorio se podía vivir con paz y se forjaba un patrimonio en tranquilidad.
La estrategia sería que los operativos se instalen para vigilar los límites del estado con la esperanza de disuadir la presencia criminal. Ya sea que los criminales vayan de paso o que estén asentados aquí, la intención es ponerse en acción porque ya es tiempo de que la impunidad sea la moneda de cambio, que sea la gente buena la que tiene que vivir encerrada a piedra y lodo, enrejada tras sus negocios mientras los delincuentes se pasean por las calles y plazas públicas.
Algo anda muy mal cuando nos acostumbramos a leer noticas que nos debieran escandalizar. Para darnos una idea de la dimensión del crecimiento del problema, La ENVIPE 2024 —Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE)— estima que la tasa de víctimas por cada cien mil habitantes en el estado de Guanajuato fue de más de veinte mil hombres y casi diecinueve mil mujeres.
La ENVIPE es un estudio estadístico que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) cuyo objetivo de la ENVIPE es obtener información sobre la delincuencia, la percepción de seguridad y las víctimas de delito. La violencia en Guanajuato no cesa. Se siguen rompiendo récords nacionales de homicidios superando a estados como Sinaloa. Guanajuato es la entidad en la que se registran mayor número de homicidios dolosos.
De pronto, nos preguntamos si será seguro ir a comprar las tortillas, si ser maestra educadora es una actividad de riesgo, o si al pasar por un bajo puente no nos encontraremos cuerpos colgados. Eso, que es escandaloso, no debiera formar parte de nuestra cotidianidad. Merecemos vivir en paz, con seguridad y tener la posibilidad de vivir tranquilos, de ir a trabajar para forjarnos prosperidad en vez de estar encerrados, atemorizados y sin la posibilidad de salir a divertirnos, a caminar, a vivir sin toparnos con algún hecho delictivo.
He escuchado todo tipo de opiniones con respecto al cerco de seguridad con el que se quiere hacer frente a la ola de violencia y falta de seguridad. Lo más fácil es criticar y enumerar las muchas razones por las que la iniciativa puede fallar. A mí se me ocurre una muy sencilla por la cual esta estrategia puede tener éxito. Si un ladrón quiere robar una casa, ¿cuál elegirá: la que está más vigilada o la que está menos resguardada? La respuesta es evidente.
Si una casa está con las puertas abiertas, si los rateros pueden entrar sin esfuerzo y sin riesgos, claro que ese será su blanco de ataque. Por otro lado, si un delincuente sabe que hay una propiedad que tiene cámaras de vigilancia, alarmas antirrobos, perros guardianes, claro que evitará entrar ahí porque el riesgo de que lo agarren aumenta. Sobre esta situación, la presidenta Claudia Sheinbaum apuntó que, junto al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, generará junto con la gobernadora, Libia Dennise García Muñoz Ledo, una estrategia que blinde al estado y le regrese ese brillo y prosperidad que siempre ha tenido y que ha perdido en los últimos años.
No podemos acostumbrarnos a vivir a diario como si habitáramos en las páginas de la nota roja. Tenemos que recuperar la seguridad, la tranquilidad y la prosperidad.
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