Sábado, 11 Enero, 2025

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Instancias de la mujer…a la deriva

Opinión

Eliazar Velázquez - Divisadero

Es sorprendente que en la región noreste, las Instancias Municipales encargadas de la atención a las mujeres no cuenten con una lectura precisa de la realidad que abordan.

Por lo menos en las respuestas oficiales que han dado a esta columna respecto a cuál es, durante el ejercicio fiscal 2022, su Diagnóstico y Programa de Trabajo, la pobreza de los datos que aportan llevaría a concluir que en la mayoría de los casos no han realizado esfuerzos locales por adentrarse en colonias, poblados, caminos rurales, para descifrar las múltiples aristas que tiene la vida de ese sector mayoritario que supera cuando menos con dos puntos porcentuales a la población masculina.

Y tampoco tienen sistematizados y estructurados indicadores que están disponibles en múltiples instituciones como INEGI, Fiscalías, Secretarías, etc…

Solo el Instituto de las Mujeres Doctormorenses pudo aportar un documento con aproximaciones generales que esbozan tendencias. Si bien no dejan de ser li[1]mitados y panorámicos, la titular Dalia Miriam Sánchez, acopia datos que parecen minucias pero que son muy importantes a la hora del diseño de cualquier política pública que pretenda atender con responsabilidad esa temática.

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Tanto en ese municipio, como en San José Iturbide -donde también esa área tiene rango de Instituto y está a cargo de Hilda Carolina Ferro- es donde se observa la existencia de un equipo multidisciplinario que incluye abogado, psicóloga social y psicóloga educativa, especialidades imprescindibles para el tipo de servicios y atenciones que deben ofrecer. Están un paso adelante, por ejemplo de San Luis de la Paz, donde también hay en nómina personal para esas funciones pero ahí la Coordinación para las Mujeres va para dos trienios sin aportar nada significativo.

Sin embargo, aunque en las alcaldías de Iturbide y Doctor Mora asoma la intención de dar más seriedad institucional a esa asignatura de la agenda pública, tampoco han pasado la línea de lo convencional. Esos Institutos Municipales -como dirían las feministas más congruentes y de altos vuelos- siguen ‘sin romper el pacto’, es decir, navegan en aguas tersas y superficiales dejando intactos los mecanismos y resabios patriarcales.

Sierra adentro: a tientas…

En los ayuntamientos de sierra adentro existe la glamorosa comisión de ‘Igualdad de género’, pero lo cierto es que el tema de la atención a las mujeres lo siguen considerando accesorio. Ni se han propuesto ni han logrado profesionalizar el área. Y lo más incongruente es que en esa zona serrana en el trienio 2018- 2021 hubo cuatro alcaldesas y ni por su condición de género se esforzaron en ese sentido. En Victoria, por ejemplo, cuando gobernaba la ahora diputada federal Berenice Montes, ha trascendido que la entonces titular de la ‘Coordinación Municipal de la Mujer’ ni siquiera contaba con un lugar privado para desempeñar sus funciones, siendo que los asuntos que ahí se abordan requieren discreción y confidencialidad. Pero con el nuevo Ayuntamiento tampoco se observan avances, porque a estas alturas de la administración todavía no tienen designado responsable del área. En Santa Catarina y Xichú, las encargadas de la Instancia Municipal están adscritas al DIF y ese solo hecho acota sus funciones.

En todos los municipios de la región se repite lo mismo: al no contar con información sistematizada, ni análisis de las realidades que viven las mujeres en sus localidades, carecen de estrategias específicas de intervención en esos territorios y sus acciones apenas sobrevuelan las problemáticas concretas. Las Instancias están teniendo solo funciones de ‘apagafuegos’ y de intermediarias con el ámbito estatal. Todo es improvisación, y copia y pega de lo que se van encontrando en el camino.

Colofón violeta

 En los municipios del noreste hoy vemos más mujeres ya no solo en puestos secundarios. Gracias a las legislaciones que incorporan la equidad de género hay alcaldesas, síndicas, regidoras, directoras de área.

Aunque tampoco hay que deslumbrarse por el espejismo de que el solo ser mujeres ya garantiza buen gobierno, está el caso de las alcaldesas del pasado trienio (dos repiten) que en una evaluación seria no saldrían bien calificadas; o se observan maniobras como en San Luis de la Paz, donde desde la anterior administración se ha dejado en manos de la regidora Aidaveth García Monjarás, la presidencia del estratégico Comité de Adquisiciones, Enajenaciones, Arrendamientos y Contratación de Servicios, pero esto más que buscar ampliar los espacios de participación de la mujer, es parte de los arreglos entre el alcalde y la familia que controla al partido Morena en ese municipio.

Por otra parte, cabe cuestionarse si las mujeres que ocupan esos cargos son conscientes de que están ahí gracias a que existe un vigoroso movimiento que luego de arduas y creativas luchas, ha ganado esos espacios para otras mujeres.

Sería valiosa la estadística de cuántas solo están gozando los privilegios de estar en una nómina gubernamental, sin detenerse a considerar qué implica en términos éticos y de reciprocidad colectiva el ser beneficiarias de las batallas del feminismo.

En las administraciones, hasta ahora no se observa y el bajo perfil de las Instancias Municipales es tan solo un indicador- que las servidoras públicas en su mayoría estén trabajando con seriedad a favor de la agenda de los derechos humanos de las mujeres.

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