“Y siempre que hablamos en la agenda de igualdad y no discriminación, cuando se avanza en una de esas causas se avanza en todas y se puede detonar en la ciudad para efectos de incluir y no discriminar a la población en general está presente a través de hacer pública la candidatura de esta manera”
Juan Pablo Delgado, candidato a alcalde MC
Los acuerdos y pactos entre grupos son parte natural de las democracias pero hay de pactos a pactos.
¿Estaría por ejemplo el candidato de Morena a la alcaldía de León dispuesto a pedirle a su exprecandidato a la alcaldía Marcelino Trejo sacrificarse por su segunda vez, para pactar con Martha Lucía Micher el arribo de David Martínez Mendizábal a una casi segura diputación plurinominal?
Esa es la clave para el expanista quien alentó durante un año para que Marcelino invirtiera tiempo, dinero y esfuerzo en un proyecto de ser precandidato a presidente municipal que se vio truncado por un acuerdo cupular conveniente más a los intereses de sus detractores que del propio Sheffield.
Y se entendería que el extitular de Profeco asuma el reto porque la otra opción era decirle no al presidente López Obrador o a alguien muy arriba en Morena.
Se entiende en la medida que Marcelino Trejo tuviera una recompensa a lo invertido y a la apuesta de jugársela dando la cara por un grupo al interior de Morena.
Pero si la llegada de David Martínez implica dejar fuera a Trejo Ortiz ya sería demasiado para un personaje como este último que se ha mostrado excesivamente bien intencionado.
Es decir, después de bajarlo como el precandidato puntero (no hay duda que el abogado de poderosos hombres leoneses era el puntero en la baraja morenista), Marcelino merece una buena recompensa y eso implica una curul.
Estaría la opción de una regiduría pero nadie había hablado de ello hasta la aparición en escena de Martínez Mendizábal. Y conste que hablamos de un buen perfil el del académico de la Ibero León que ha sido un hombre de izquierda de toda la vida.
El problema es que los amarres de Sheffield ponen en predicamento sus lealtades y eso no pinta bien. Falta un mes para la definición de las pluris en Morena pero en unos cuantos días más, el expanista tendrá que presentar su planilla. Si Marcelino va incluido, el pacto estará confirmado en los hechos.
Por cierto, a contrapelo de lo que se ha dicho del machismo en política cuando no se habla de mujeres en la actividad pública sino de “la hija de…”, “la esposa de…”, “la hermana de…”, Martínez Mendizábal con todo y su trayectoria tendrá que apechugar que se refieran a él como “el esposo de Malú”. Es lo mismo pero no es igual.
No es nada nuevo porque hace tiempo que se empanizó pero verlo ya en la dinámica del panismo de campaña, cuesta trabajo acostumbrarse al nuevo José Arturo Sánchez Castellanos.
El integrante de la planilla de Alejandra Gutiérrez Campos apareció ayer en el registro como parte de esa planilla y departiendo con singular alegría con Lupe Vera, Carlos Ramón Romo, haciendo la V de la victoria.
No es fácil para un personaje que ha sido el más crítico desde el sector privado en los últimos años ponerse la camiseta del partido en el poder.
Si gana, ya veremos el perfil de su institucionalidad. Por lo pronto debe serle muy complicado ser ahora el potencial pararrayos de quien eventualmente podría ser la alcaldesa de León.
DIEGO SINHUE Y EL PACTO CON LOS VILLARREAL
En la política, hay pactos van hasta sus últimas consecuencias pase lo que pase. Y eso fue lo que ocurrió hace exactamente tres años cuando el Consejo Nacional del PAN vetó la postulación que hizo el consejo estatal en Guanajuato de Luis Alberto Villarreal como candidato a diputado federal.
El entonces candidato presidencial Ricardo Anaya pintaba su raya frente a los antecedentes polémicos que marcaron al hoy alcalde de San Miguel de Allende y obligaban al candidato a gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo a hacer un ajuste que no estaba previsto.
Y el ajuste nunca iba a ser dejar al exdiputado fuera de la jugada nomás porque el candidato presidencial Ricardo Anaya no lo quería en su elenco federal. El enroque resultó sencillo: Luis Alberto Villarreal sería candidato a alcalde en lugar de su hermano Ricardo y este último, iría a San Lázaro.
La versión oficial fue todo esto, pese a que este último había sido según el propio PAN, uno de los alcaldes mejor calificados en el estado. Nadie discutió en el blanquiazul guanajuatense que Ricardo Villarreal fuese por la reelección pero en el CEN lo objetaron y aquí no tuvieron más remedio que apechugar
Y es así como el ahora gobernador resolvió el entuerto. Porque por encima de todo estaba su acuerdo con Luis Alberto Villarreal que era el último en el PAN que quedaba de alinear de aquel Pacto de la Loma que en 2010 desafió al oficialismo.
Angel Córdova Villalobos se rebeló desde hace una década y pudo ser candidato a la gubernatura por la alianza PRI-Verde pero Juan Ignacio Torres Landa lo impidió; después logró ser secretario de Educación Federal y se fue a la banca hasta que retornó como candidato a alcalde en 2015. Hoy, anda de nuevo en la grilla partidista pero con MC.
Javier Usabiaga se sumaría al gabinete de Miguel Márquez a la vuelta de unos años y Ricardo Sheffield aguantó casi un sexenio más hasta que hace tres años se fue a Morena.
Luis Alberto Villarreal sabía que solo le quedaba pactar con el oficialismo en un ganar-ganar. Y ahí está. Quiere reelegirse como alcalde a ver si puede intentar otra vez la gubernatura en 2018.
Semana de mujeres panistas como protagonistas de la coyuntura política del blanquiazul en el estado. Primero con Libia Denisse García que se convierte en la primera mujer en encabezar la secretaría de Gobierno; ayer, con Alejandra Gutiérrez, primera mujer como abanderada panista a la alcaldía de León.
No es casualidad que en menos de 24 horas se hayan consumado estos dos lances que abonan a la imagen de una panismo en Guanajuato que apuesta por la postulación de mujeres en los dos municipios más grandes del estado, si tomamos en cuenta que también en Irapuato habrá candidata a la alcaldía.
Sabe Gutiérrez Campos que la incursión de Sheffield en la contienda le da un cariz especial a la campaña aunque en los hechos, la apuesta será ni verlo ni oírlo.
Y paradójicamente, los principales adversarios de la panista será el desgaste del gobierno leonés y sus principales “aliados”, algunos de sus contrincantes en las urnas.
Gutiérrez Campos cargará a cuestas los resultados sumamente discutibles que entrega Héctor López Santillana a los leoneses. Discutibles porque el propio Arturo Sánchez Castellanos, dirigente del Consejo Coordinador Empresarial de León y flamante candidato a síndico, dijo hace unos meses que si había que juzgar al panista por los resultados en la materia, el análisis sería reprobatorio.
Pero por otro lado, la panista tiene varios factores que juegan a su favor y el más importante es la fragmentación de sus adversarios.
Porque no hay duda que Sheffield Padilla es el opositor con más empaque que puede desafiar al PAN en León con todo y que no quería ser candidato a alcalde.
Pero también es cierto que el morenista carga quizá más negativos que ningún otro aspirante y que incluso, para varios de los competidores de oposición, se convertirá él en el adversario a atacar, incluso por encima de la panista.
¿Hacia quién van a enfocar sus baterías? ¿Qué van a privilegiar en su discurso Sergio Contreras del Verde, Juan Pablo Marún del PRI, Juan Pablo Delgado de MC, más los que se acumulen? Es probable que sea Sheffield el adversario más asediado y no Gutiérrez Campos. Será más rentable, atacar al segundo.
La campaña que viviremos en un contexto de pandemia será nuevamente con la abanderada del PAN en León, pegada a la pared como lo hizo López Santillana hace seis y tres años, sin ánimo de enredarse en lo cuestionamientos que haga particularmente su excompañero de partido.
Sheffield tundiendo al PAN, Gutiérrez Campos aguantando candela y mirando para otro lado y el resto tratando de hacer trío una batalla inicialmente centrada en dos.
