La construcción social en México
Las diversas teorías de la construcción social definen que un constructo social es todo lo que existe como producto de la interacción social humana, como resultado de los hechos y las cosas que suceden en la realidad, dentro de la existencia humana, como una entidad institucionalizada inventada por los participantes en una cultura o sociedad, donde los ciudadanos acceden a comportarse como si en verdad existiera, siguiendo ciertas reglas convencionales.
Se afirma que la sociedad coloca a las personas en grupos y favorece a ciertos grupos sobre otros. Esta trata de demostrar que la realidad social es producto de la misma sociedad, el hombre mismo es quien construye su propio entorno. Una construcción social fuerte, se impregna de la percepción y conocimiento del entorno donde vivimos, no se puede divorciarse del conocimiento de la realidad natural y física, de forma objetiva, convirtiéndose, el constructo en nuestra realidad social, esa que choca con las estadísticas y con los datos oficiales, que muchas veces no coincide con lo que se percibe en la calle.
¿Qué clase de sociedad estamos construyendo? Cuando la violencia, la inseguridad el desempleo, la inflación, como fenómenos sociales dominantes; en disrupción, han mermado lo que Jean-Jaques Rousseau en 1762, denominó en su obra clásica como el Contrato Social, donde se justifica que los hombres ceden parte de su libertad y el uso de la fuerza al Estado de Derecho, en aras de vivir en sociedad, con paz y armonía social, buscando la felicidad, la abundancia y el desarrollo. La conciencia social, ahora como la evolución de la noosfera, en el pensamiento humano.
Nuestra realidad se agrava cuando, el negacionismo de Estado, impera como la única respuesta del gobierno ante los problemas, principalmente en las áreas de procuración de justicia, claro ejemplo de esto son las fiscalías generales, que en la realidad no le sirven a la sociedad. Pareciera que, a quien sirven, es al crimen organizado.
Más grave aún cuando son los propios diputados y el presidente de la República, quienes entran en una lucha entre sí, sin cuartel, implacable, despiadada, intransigente y cruel.
¿Qué clase de estabilidad social, se puede construir a partir de esta violenta realidad?
Ninguna, después de la polarización, lo que sigue es un estallido social, la guerra civil, que nos conduce indefectiblemente al desorden social, la lucha de unos contra otros, llámense liberales contra conservadores, izquierda contra derecha. Donde la ley del más fuerte, el más violento es la que rige.
Claro ejemplo, cuando nos damos cuenta del tipo de armamento que tienen nuestros mermados e infiltrados cuerpos de policías municipales, para enfrentar y encarar el poder de fuego de la delincuencia, esa sí, bien organizada y equipada hasta los dientes, que cada día mata más policías, sin que nadie logre dar una explicación, por lo menos creíble, de que está pasando, dentro de las corporaciones.
Debemos de tomar consciencia, rectificar el camino que están tomando los acontecimientos provocados por los actores políticos; reconocer que polarizar a la sociedad, no es la solución, los políticos deben re-aprender a hacer política, de entendimiento de negociación, de conceder al otro, para construir un mundo donde todos podamos vivir, sin tener que eliminar al contrario. Porque si seguimos el camino violento, vamos a acabar en exterminio, donde el pez grande se come al chico.
Los grandes temas de la agenda del estado, que afectan a nuestro país (la reforma eléctrica, la nacionalización del litio, la violencia, la inseguridad, etc…), pasan por el tamiz de la conciencia social, es ahí donde debemos centrarnos; no en la lucha intestina partidista, no en el combate sin cuartel, en la diatriba, las amenazas, sino en la verdadera construcción de una mejor sociedad, en donde quepan todos. En favor de un mejor país, con oportunidades de desarrollo. Ver con optimismo el futuro, sabiendo que la realidad es dura, y el escenario es gris, para no empeorar más la situación. Hagamos conciencia social.