La IED en Guanajuato, ¿víctima de la inseguridad?
Eduardo Barajas
Mucha ha sido la polémica desatada en Guanajuato por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y La Justicia Penal A.C., con la publicación de su ranking del año 2020 acerca de las 50 ciudades más violentas del mundo, donde Celaya encabeza la lista y le acompañan Irapuato y León en quinto y cuadragésimo séptimo lugar respectivamente.
La discusión hasta ahora se ha centrado desde la falta de rigor metodológico de este estudio que ya había incluido a estos tres municipios en la edición de 2019, hasta señalar que hay datos inventados. Más allá de que esto pueda ser un listado elaborado de manera arbitraria, ha puesto el dedo en la llaga, no olvidemos que desde marzo del año pasado la embajada de Estados Unidos en México mantiene una alerta de seguridad dirigida a empleados del gobierno de ese país, donde les restringe viajar al sur del estado, la carretera federal 45D y los municipios de Celaya, Salamanca e Irapuato.
Uno de los factores más importantes que son considerados para decidir una inversión, es el clima de seguridad, y el que Guanajuato haya encabezado la lista de entidades con mayor número de homicidios en 2020 y que en lo que va de 2021 ocupe el tercer lugar en el mapa de incidencia delictiva influye mucho.
Poco se ha analizado las repercusiones para la entidad en su capacidad para seguir atrayendo inversiones y pareciera que hasta ahora este problema no ha interrumpido grandes proyectos de inversión emblemáticos, sin embargo, la percepción de que estamos dejando de ser considerados como un destino de inversión ante los estados vecinos de San Luis Potosí y Querétaro van en aumento, especialmente si la inversión es de origen extranjero.
Vale la pena recordar que de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, la mayor inmigración de la población tiene correlación directa con los municipios que han buscado atraer inversión a través de inversión en infraestructura y parques industriales como lo es Irapuato, San José de Iturbide y Silao.
Al analizar los flujos totales de inversión extranjera directa recibida en los estados que conforman la denominada Alianza Centro Bajío Occidente, podemos ver que Aguascalientes, Jalisco y San Luis Potosí registraron un crecimiento nominal (año/año) durante 2020 de 68%, 38% y 39% respectivamente, mientras que Guanajuato y Querétaro decrecieron -39% y -28%.
Es cierto que los proyectos de inversión requieren más tiempo a un año calendario para su análisis, aprobación y despliegue, así que esta fotografía nos da información limitada. Así que ampliando el alcance para ver el comportamiento de la IED desde 2013 a la fecha, podemos observar que tanto Jalisco como Guanajuato alcanzaron su pináculo en 2013, año en el que México también registró su máximo histórico. A partir de ese año, salvo el estado de Aguascalientes que ha mantenido una tendencia creciente (+42%), los demás estados que integran esta zona reflejan flujos de IED con una tasa de crecimiento anual negativa, resaltando nuevamente nuestro estado con la variación más grande -19%.
Otro factor que puede incidir de manera significativa son las nuevas políticas púbicas del gobierno federal, así que, si sólo consideramos el periodo de 2013 a 2018 para eliminar este factor, también se aprecia una tasa de crecimiento anual negativa para Jalisco (-17%), Querétaro (-2%) y Guanajuato (-1%). De manera opuesta, en el mismo periodo, se puede ver la tendencia de crecimiento de estos flujos hacia Aguascalientes (+73%) y San Luis Potosí (+5%).
También podemos atribuir a Trump, la cancelación de flujos debido a la incertidumbre mientras se negociaba el T-MEC, sin embargo, entre 2016 y 2018, la inversión recibida creció a una tasa anual del 22%, para caer un 67% en 2019.
Con lo anterior, no pretendo asumir de manera simplista que la IED recibida en nuestro estado esta disminuyendo a consecuencia única de la inseguridad, pero definitivamente es un factor que influye cada vez más; a partir de enero de 2018 se duplicó el número de homicidios dolosos y desde entonces no se ha podido revertir esa tendencia, por lo que a poco más de tres años de distancia, es momento de monitorear el efecto que tiene en la atracción de inversión para diseñar incentivos específicos que le den un mayor atractivo a nuestra entidad, antes de que la inversión se convierta en una víctima más de la inseguridad.
