Marrullerías… y el INE en su limbo
Aún no inician legalmente las campañas y ya aparecen indicios de las marrullerías que se traman en el cuarto de guerra del PAN. El ensayo de acarreo con personal del Instituto Estatal de Capacitación que divulgó este medio, es sólo una muestra de cómo todo el aparato de gobierno del estado ya está volcado en labores electorales. Es sabido que gran parte de la fuerza de Acción Nacional ya no radica en las calles, sino en la nómina oficial.
Esta columna ha documentado que el IECA en el noreste es robusto, cuenta con varios planteles. Tan sólo en esta región su nómina cuesta anualmente casi 13 millones de pesos. Una somera revisión de su plantilla revela que predomina la afinidad al PAN. Pero eso mismo se repite en la delegación de la SEG, Sedeshu, y en otros brazos gubernamentales plagados de operadores políticos azules.
En ese engranaje proselitista también juegan un papel principal las administraciones municipales controladas por Acción Nacional, que en el caso de la Sierra Gorda con descaro ya están volcadas en la compra de voluntades casa por casa. Usan múltiples argucias, un ejemplo: en Xichú, a días del arranque de las campañas, la propia alcaldesa está encabezando una de las modalidades de coacción del voto que incluye notificación a los delegados auxiliares, mediante un oficio firmado por ella, de la visita que hará personal de la administración a su comunidad “…con la finalidad de hacer el levantamiento de expedientes de apoyos (block cemento, lámina, varilla, armex, cal y mortero). Por lo que solicito haga extensiva esta invitación a los habitantes, cabe mencionar que es un beneficiario por familia”. También, se indica que quien reciba el apoyo deberá redactarle una carta de agradecimiento y entregar dos copias de su credencial de elector.
A medida que avancen los días seguramente aparecerán más datos de las maniobras sucias que desde ahora instrumenta el PAN en todo el estado, como igualmente las que utilizarán otros partidos, porque el juego no será limpio, los contendientes en su gran mayoría carecen de escrúpulos. Se puede adelantar que buena parte de quienes la noche del domingo 6 de junio presuman su victoria, en público o en privado, expresarán con cinismo aquella máxima calderonista: “haiga sido, como haiga sido”.
Favorece este espectáculo político arcaico y degradado, la complicidad de los ciudadanos que entran a ese círculo de corrupción, así como la débil cultura de la denuncia, pero de modo principal, la tibieza y el limbo en el que suelen instalarse las autoridades electorales.
En las cúpulas del INE, que no es más que el vetusto IFE con una letra cambiada, siempre ha prevalecido la tendencia de buscar pretextos legaloides para evadir hechos espinosos y fierros ardientes. Respecto al uso electoral de recursos públicos y la intromisión de los gobiernos, esa institución desempolva cada tres años una ensayada retórica que ya suena hueca. Sus exhortos siempre son los mismos y pocos le hacen caso, porque en los hechos los políticos de ligas mayores consideran al INE, y a sus versiones estatales, no como árbitros, sino como los asistentes que hacen la chamba de cargar los uniformes, acomodar las porterías y podar el pasto para que ellos metan goles así sea mordiéndose o pateándose.
Quienes por alguna circunstancia hemos conocido los entretelones del IFE-INE sabemos que quien saca adelante una elección no es esa pequeña élite excesivamente remunerada que aparece en la prensa, en realidad son los trabajadores de mandos medios hacia abajo quienes cargan en sus espaldas la obra negra y donde sin duda hay una gran reserva de experiencia y capacidad.
Esa institución le ha dado un servicio muy significativo alpaís,perotampoco es un modelo de perfección y pureza como algunos sostienen. Sólo unos ejemplos: si en la elección presidencial del 2006 no se hubiera impedido revisar voto por voto, en ese 0.5 de diferencia entre Felipe Calderón y López Obrador se habría encontrado que la integración y ubicación de las casillas, así como la capacitación de los ciudadanos insaculados, no siempre están libres de deficiencias, y en resultados con márgenes muy estrechos esas omisiones -sean deliberadas o errores humanos- pueden convertirse en una variable. Como igualmente, se dan casos en los que hay influencias ajenas a la norma y discrecionalidad cuando se integran los consejos electorales que acompañan desde adentro el desarrollo del proceso, aparte de que el rol de esos cuerpos colegiados tiene muchos asegunes porque suelen ser muy desiguales los niveles de probidad, habilidades y compromiso de consejeros y consejeras.
En Guanajuato, el INE es encabezado por Jaime Juárez Jasso, un experimentado funcionario al que el organismo federal le ha encomendado aquí varias elecciones. A menos que ahora ofrezca alguna sorpresa, pero por su historial puede predecirse que así se convulsionen las campañas por actos de violencia o guerra sucia, se exhiban escandalosos operativos de coacción del voto, o se documente el uso electoral de las estructuras de gobierno, él no se apartará del librito: como otras ocasiones, tiene el bagaje para librar sin mayores sobresaltos la parte técnica y organizativa del proceso electoral, pero también hará las mismas prédicas en el desierto, ofrecerá declaraciones bajo el mismo viejo y gastado guion, bateará las problemáticas espinosas a “las instancias correspondientes”… y muy a su “estilo”, no tocará ni con el pétalo de una rosa al gobernador, ni a los protagonistas del primer círculo del poder en el estado.