Planet Youth, la lejana realidad
Ahora que el gobernador del Estado ha emprendido una gira a Islandia, con la finalidad de afianzar la operación del programa Planet Youth, debiera revisarse a fondo la estrategia de prevención de las adicciones en la población infantil y juvenil. Asimismo, con este viaje se debiera buscar el aval de la consultoría islandesa en la supervisión del programa referido y la certificación de los resultados, para que aseguren la preservación de nuestros niños, niñas y adolescentes del acoso de tan terrible flagelo social.
Al parecer y según lo expresado por Diego Sinhue en el congreso internacional de Planet Youth, realizado en la ciudad de León el 30 de noviembre pasado, los resultados del programa han sido maravillosos y a esa fecha ya se había disminuido en un 90.5 por ciento el consumo de drogas en la población de niños y jóvenes. Ahora, y de acuerdo con esa dinámica de abatimiento del problema de las drogas, pues simplemente ya no ha de existir tal problemática, aunque de acuerdo con los alcances marcados el año anterior la implementación del programa apenas se había extendido a 25 municipios del estado.
Sin embargo, la problemática de la drogadicción en las poblaciones de niños, niñas y adolescentes es de origen complejo y de difícil detección, pues muchas ocasiones son prácticas que subyacen en la parte obscura de la vida privada y que una simple encuesta basada en dichos, aseveraciones y juicios personales no siempre arroja resultados libres de sesgos emocionales. Asimismo, el programa islandés aún se aprecia muy joven en su operación y el ritmo de desdoblamiento no parece existir más allá de las alusiones discursivas y la celebración de acciones eventuales.
Esperemos que ya que el gobernador y una comitiva especial andan de gira por Islandia, recoja el diagnóstico de los tamizajes de riesgos psicosociales de los municipios que apenas se han incorporado al programa y así contar con información para desplegar estrategias de prevención de tal problemática en todo el estado. Asimismo, a su regreso aprovechar para relanzar el programa, ahora que anda de moda la renovación de acciones de gobierno, enlazándolo como proyecto de Estado con garantía transexenal y no como efímera moda o bandera política.
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Con la intención de garantizar los alcances de un noble proyecto, como es la adopción de Planet Youth, sería saludable que los coordinadores ejecutivos de Salud, Educación y Seguridad consideraran como variable de alto impacto la inacción contra el trasiego de drogas, pues a la fecha el combate al narcomenudeo y la compraventa en las calles, plazas y los mismos pasillos escolares no ha sido noticia ni hay indicadores de su estatus. De igual forma la metodología del programa islandés pareciera omitir pasos o fases en su aplicación en nuestro estado, pues no se ven las iniciativas de ley que establezcan las políticas públicas que integren a toda la estructura social en este cometido, como debiera ser.
A la fecha no se ve la implementación de programas colaterales que promuevan la restauración del tejido social, como la explotación del deporte y la activación física de los niños, niñas y adolescentes en los barrios o colonias, la apertura de talleres y academias de arte y cultura, una agenda interactiva de acciones sociales y recreativas o el involucramiento de la industria y las fuentes de empleo para favorecer el desarrollo de actividades de los trabajadores en la consolidación de los valores familiares, vamos ni en las mismas escuelas hay un diagnóstico de riesgos psicosociales de los daños de la pandemia y su impacto en los rubros que atiende el Planet Youth, por lo que pareciera una muy lejana realidad.
La adopción de un modelo extranjero obliga a la implementación de todas sus variables realizando las adaptaciones a la idiosincrasia de nuestra cultura, usos y costumbres socio políticas si se quiere que sean exitosas. El gabinete del gobernador no parece estar con la mente en el juego.
Todo cambio social implica trabajo sistemático, no sólo buenos deseos.