Domingo, 26 Enero, 2025

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Princesa de caramelo

Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

Por alguna extraña razón, la clase gobernante de la 4T está pasando por una confusión histórica. A veces creo que ellos piensan que están viviendo en el siglo XIX en la corte del Emperador Iturbide o algo por el estilo. Se les olvida que estamos en una democracia en un nuevo milenio y que ellos están sujetos a reglas que deben respetar. Pero, se sienten una especie de clase reinante en la que pueden exentarse de cumplir la ley —aunque ellos hayan sido los artífices de esos mandatos— y desde su posición de poder, quebrantan el orden y violan las normas que juraron obedecer. Así la clase lopezobradorista se exhibe sin pudor y casi hasta con alegría, haciendo del orden un cucurucho.

Y, mientras los secretarios de estado quedan reducidos a ser los mandaderos del presidente de la República y bufones de la corte, la Jefa de Gobierno parece una princesa de caramelo que se está preparando para la ceremonia de coronación. Claudia Scheinbaum se contempla a sí misma en su espejo de marfil, portando el cetro de mando y se pavonea señalándose a sí misma como la elegida, alzando su escudo de armas, luciendo su superioridad y dándonos el placer de gozar de su magnífica y magnánima presencia. Sus movimientos imperiales la sitúan en un privilegio tal que ya se olvidó de todo recato, prudencia y virtud. Ya se imagina ejerciendo el gobierno de ella sola, por haberlo heredado de su popularísimo antecesor, por haber sido designada como heredera por quien ostenta el cargo en la actualidad.

Claro que, si ella ya se vio, ya la vimos nosotros también. A diferencia de su jefe que es muy popular y querido, ella no goza de esa admiración. Pero, a Claudia Scheinbaum eso no parece importarle demasiado. Imagino que se dirá a sí misma que si su protector ya la señalo con el dedo poderoso, lo demás es lo de menos. Y contempla su reflejo, confiada en el amparo de su jefe supremo. No estoy muy segura de que el cobijo de AMLO le vaya a ser suficiente ni de que le vaya a rendir los frutos que ella ya está cosechando antes de haber sembrado. Se le ve obnubilada con su propia figura. Basta ver los videos del último mítin en la Ciudad de México en el que se le ve rodeada de gente en un día que la contaminación estaba a tope. No importa, dirá. Qué aprovechen la oportunidad de adorarme, pensará.

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Este estilo único de gobernante recibe múltiples denominaciones: emperador, monarca, rey y es lo contrario a la democracia. Por eso, no me vengan conque la ley es la ley, si aquí de lo que se trata es de ejercer todos los poderes del Estado, sin limitación, como una única autoridad suprema, a la que las demás estén supeditadas. Claro, eso en otras partes se conoce como monarquía absoluta, aquí eso es la 4T. En estos regímenes absolutos se considera que la soberanía reside en el monarca, a quien le correspondería por derecho divino.

Por eso, para qué andar con remilgos, precauciones, prudencias y demás afeites si aquí todo ya está dicho. Que nadie critique los tiempos y los procesos. De todas formas, lo hecho, hecho está. Así que, ni anden fiscalizando que esto del destape se dio a destiempo, que ni le reprochen que ella que se sienta despachando desde la silla presidencial cuando todavía le queda tanto tiempo para ejercer como Jefa de Gobierno.

Lo más triste, es que a pesar de que Claudia Scheinbaum parece una princesa de caramelo, puede que algo le de ese valor que la anima a comportarse así. Ella, que es una mujer de ciencia, seguro ya observó el panorama, ya visualizó escenarios, evalúo alternativas y concluyó que lo que está haciendo, además de hacerla sentir bien no le afecta en nada. Lo peor es que, en una de esas, tiene razón. La oposición se ve confundida, poco articulada, sin propuestas. No hay gallo, debe de decir. Y, si eso es así, si la oposición no da respuestas, si no despierta de este letargo y no nos da un candidato respetable, efectivamente, asistiremos a la ceremonia de coronación de un personaje que ya desde antes, tiene comportamientos imperiales.

En serio, ¿será eso lo que queremos?

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