Pugnas con olor a sacristía….
Pugnas con olor a sacristía….
Ya entrada la alcaldesa de Santa Catarina, Sonia García Toscano, casi a la recta final de lo que quizás sea su ocaso en el poder, han comenzado a proliferar trascendidos de que no atraviesa un buen momento su relación con otro actor clave del gobierno en ese municipio: su sobrino político, secretario particular y presidente del comité municipal del PAN, Rogelio Moya Cabrera.
En las conversaciones de los parroquianos se especulan muchas razones, desde económicas, hasta que se trata de escaramuzas electorales preliminares porque éste último, aunque ha ocupado múltiples cargos, desde hace años tiene pendiente consumar su sueño de sentarse en la silla principal. Se aventura que los dos cuentan con aliados en el comité estatal, y Moya Cabrera tiene su cirio prendido.
Tampoco es la primera vez que esto acontece, en otro momento, cuando ella laboraba como encargada de USAE, se le escuchó expresar su enojo porque ese pariente cercano le había quitado el control del partido y empujó las candidaturas de los ex alcaldes Filogonio y Lázaro Jiménez.
Sin embargo, si este intercambio de navajazos fuera una escena de algunos de los varios palenques clandestinos que hay por ese rumbo, los lugareños apostadores no jugarían ni un centavo pues todos concluyen que de ser cierto algún alejamiento, el interés por seguir controlando el municipio los volverá a acercar más temprano que tarde. Y es que a fuerza de sus hechos durante años, proyectan la imagen de que el poder se ha vuelto un asunto y negocio de familia.
Por cierto, tal parece que uno de los más incomodos con eso es el Arzobispo de Monterrey Monseñor Rogelio Cabrera López, que aunque está ocupado en asuntos de mayor trascendencia, periódicamente viaja a ese pueblo del que es oriundo, circunstancia que aun contra su voluntad tratan de aprovechar algunos de sus familiares, cuando menos así lo interpretan observadores de la política local que para prueba relatan como en una de sus visitas ya gobernando García Toscano, su hermano José Luis (esposo de dicha alcaldesa) tenía que trasladarlo a una comida que se ofreció a los sacerdotes después de una misa concelebrada, sólo que llegó por él en un carro oficial, ante eso el jerarca católico rechazó ese transporte y optó por irse caminando junto a los feligreses.
Aunque tampoco faltan indicios de las simpatías ideológicas del arzobispo y presidente de la Conferencia del Episcopado, este mismo sábado encabezó la celebración religiosa en la peregrinación anual de jóvenes al Cubilete, evento que como se sabe tiene un olor azufroso propio del Yunque panista.
Máscara vs. Cabellera….
Contra todos los pronósticos la disputa entre la alcaldesa de Santa Catarina, Sonia García, y la regidora priísta Maria Llerena Nieto, aun no tiene un desenlace definitivo. Hacia octubre pasado parecía que el capítulo se había finiquitado, incluso en los círculos políticos de ese pueblo ya festinaban su victoria quienes traen entre ceja y ceja a la edil que más ha incomodado al grupo que ahí manda, luego que siendo docente y funcionaria no manejó adecuadamente esa circunstancia y acumuló muchas inasistencias a las sesiones cuando menos hasta avanzado el 2022, antes que frente a esa crisis tramitara un permiso en la SEG.
Sin embargo, tal parece que sus detractores con la prisa de quitarse obstáculos del Ayuntamiento hicieron una interpretación equivocada del acta número 40 donde se consignan los asuntos de la sesión ordinaria del Congreso Local celebrada el 6 de octubre, y es que entre quienes ya se comen la uñas por verla fuera se pensó que por fin en esa fecha los diputados habían quemado en leña verde a Llerena Nieto, pero en realidad si bien el pleno aprobó el “…dictamen emitido por la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales relativo a la solicitud de revocación de mandato”, este apenas fue turnado a la Comisión de Responsabilidades para su substanciación.
Y entonces lo que ellos celebraron como el final de la historia, resultó solo el comienzo de un proceso de alegatos en los que los mandones del PRI estatal también ya salieron a la defensa jurídica de una de las suyas, pues aunque en un primer momento poco conocían de ella por ser nueva en sus filas, ahora ya tienen elementos para saber que en ese cabildo es la única voz que los representa luego que los otros dos regidores de su partido dejaron de lado cualquier asomo de dignidad política y desde el comienzo de la administración están sometidos a los designios de la alcaldesa.
Todo apunta a que en esta fase ese asunto está más instalado en la cancha política que en la jurídica. Y es que no falta incluso algún diputado del bloque panista que ubique a la regidora como una activista que estuvo de su lado en los tiempos del finado Torres Origel y hasta reconocen el trabajo que les aportó.
Es de señalar que centrada en su contrapunto personal con la alcaldesa, la regidora no ha llevado a niveles más sólidos y trascendentes su ímpetu crítico hacia la administración y tampoco es un dato menor la suma de inasistencias injustificadas que acumuló, pero también es cierto que no se requiere mucha sapiencia para que las diputadas Yulma Rocha, Ruth Tiscareño, el diputado Alejandro Arias, o hasta los legisladores blanquiazules que por línea tuvieran que votar para destituirla, tengan claro que tras esa pugna está el capricho de una alcaldesa que ha mostrado una recurrente tendencia al control absoluto del poder.
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