¿Qué hacer por los partidos políticos?
Los partidos políticos son parte muy importante del desarrollo social y, como tales, deben ser considerados patrimonio social. Si la mayor parte de los ciudadanos lo aprecia así, nace una obligación de solidaridad para con ellos, porque tienen la función de ayudarnos a mantener la estructura del Estado y, partiendo de ahí, promover la evolución de nuestra cultura política.
La fortaleza de los partidos políticos radica en los valores que declaran y sustentan como su forma de vida. Los partidos tienen la función de mantener unida a la sociedad en lo fundamental. En nuestro caso, sostener y hacer evolucionar una forma de gobierno inspirada en una república, democrática, laica, representativa y federal, regida por valores tutelados por una Constitución, que une a un conjunto de Estados integrados por municipios, regidos por un código fundamental.
La primera obligación del ciudadano y, por ende, de los partidos políticos, es mantener unida a la población con el fin de lograr hacer efectiva una forma de vida, inspirada en los valores cuya vigencia garantiza la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Los partidos políticos deben contener los deseos de aliarse contra el país con poderes extranjeros. En la actualidad es factible debilitar a los países, no solamente mediante la invasión armada, porque los adelantos científicos y tecnológicos, facilitan agresiones de los Estados poderosos, mediante instrumentos económicos que resultan igualmente letales.
Es evidente que quienes manejan los destinos de los partidos políticos, han tenido problemas para concientizar debidamente a sus militantes o han olvidado un trabajo tan importante, como fortalecer la militancia en la práctica de valores fundamentales como la empatía y la solidaridad, con los que los partidos políticos, deben comprometerse cabalmente, con el fin de garantizar la evolución de esas instituciones, para que la democracia sea efectivamente, una forma de vida, fundada en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.
Trabajar por el mejoramiento de los partidos, a partir de las experiencias habidas en el proceso electoral en curso, es deber de todos los militantes y, sus dirigentes, habrán de empeñarse en organizarlos, no sólo para cuidar el resultado electoral, que es fundamental, sino para prever la vigencia de los valores en la conducta de militantes, dirigentes y candidatos, pues ética e históricamente, la victoria con elementos no idóneos, sería peor que la derrota, la que invariablemente, con espíritu crítico deja valiosas experiencias.
Los ciudadanos deben ver a los partidos políticos como un valioso patrimonio cultural; el pluripartidismo, es muestra que una sociedad avanza y ofrece oportunidades de contribuir al desarrollo social, fortaleciendo el proceso dialéctico que, invariablemente. eleva el juicio crítico de gobernantes y electores.
