Sindicalismo norteamericano
Qué desafortunado ha resultado el sainete realizado por los liderazgos charros de la CTM en la armadora estadounidense General Motors (GM) en Silao, que sin entender que hay un nuevo marco laboral que implica apego a reglas democráticas incorporadas ya a la legislación mexicana por obra y gracia del T-MEC, ese nuevo acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, decidieron hacer válido un contrato colectivo de trabajo tratando de amañar una votación de miles de empleados de planta guanajuatense de la gigante automotriz.
Atrajeron a su transa, la luz no sólo del gobierno del país más poderoso del mundo, sino hasta la aceptación del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de que no se cumplieron con los preceptos democráticos que tutela el T-MEC. Hay una investigación en Estados Unidos sobre el actuar de General Motors, porque no se chupan los dedos y saben que el cochupo debió ser tolerado por los jefes de la planta en Silao, así se hacía en el pasado.
El tema no quedará con el mero acto de la reposición del procedimiento ordenado por Luisa María Alcalde, la secretaria del Trabajo y Previsión Social, que llevaba campechano el asunto y ahora deberá entregar resultados en un mes. Ahora ya está en la mesa de discusión de los tres países de la Comisión de Libre Comercio del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), a celebrarse la próxima semana, “abordará asuntos de presuntas violaciones laborales”, afirmó Katherine Tai, representante comercial de la Casa Blanca, ante el Comité de Medios y Arbitrio de la Cámara de Representantes.
Los trabajadores de General Motors Silao deben saber que su situación será analizada en la reunión de la Comisión de Libre Comercio del T-MEC programada para el 17 y 18 de mayo.
Hay que dejar en claro que no es un acto de intromisión de los Estados Unidos en asuntos laborales mexicanos. No lo es. Es un acto de revisión y exigencia de cumplimiento de obligaciones para uno de los países de Norteamérica inscritos dentro del T-MEC. Se acordó proteger a los trabajadores de las tres naciones, porque eso es clave para homologar condiciones de competitividad. Por eso se activó el mecanismo de respuesta rápida al saberse de las circunstancias en la armadora silaoense, pues se espera que haya condiciones de trabajo y salarios similares a los prevalecientes en Estados Unidos y Canadá.
El problema es que se quiso lograr un contrato colectivo con condiciones muy diferentes a las esperadas bajo los acuerdos del T-MEC, que, de paso, afecta a los trabajadores nacionales, algo que debió defender el sindicato “Miguel Trujillo López”, donde por cierto llevan días escondidos sus líderes ante el escándalo.
Y para que no se diga que hay intervencionismo gringo, en la misma reunión se analizará una queja del gobierno de México, contra abusos en los Estados Unidos de trabajadores agrícolas de nuestro país.