Lunes, 27 Enero, 2025

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Sobre dimensiones y nuestros tiempos

Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

Hay un tiempo para todo en esta vida, hay momentos para hacer política y otros para construir Estado. La prioridad la marcan la delicadeza de los acontecimientos. En este momento de la Historia, la Humanidad requiere estadistas y no políticos.  A medida que las democracias del mundo atestiguan las frivolidades con la que se responden a los desafíos actuales, nos damos cuenta de que no podemos seguir dando palos de ciego: requerimos gente de Estado, personas que sean capaces de elevar la mira. Debemos de exigirle a nuestros líderes que se pongan serios y crezcan para estar a la altura de los eventos.

Mientras los ojos del mundo atestiguan el asalto del presidente ruso Vladimir Putin a Ucrania, nos damos cuenta de que este momento va más allá de lo delicado, para decirlo con claridad, es un tiempo muy peligroso que requiere habilidad diplomática y unidad de miras. Hay gente que está muriendo y puede morir más. Es momento de alinearnos para encapsular las agresiones y que no se extiendan a lo largo del globo terráqueo.

Es triste ver políticos que, en vez de estar en este mundo, andan en los escenarios de Alicia en el País de las Maravillas y parecen haber atravesado el espejo hacia un mundo donde todo, incluida la lógica, se invierte. El partidismo grosero ha sido venenoso para los debates internos. Pero es especialmente peligroso si señala una grieta en la determinación mundial de resistir los ataques autoritarios de Putin a la democracia en Ucrania.

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No son tiempos de divisiones, eso podría desgarrar la estabilidad mundial. Pero, hay quienes parecen no entender. Justo cuando el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, anunció sanciones contra Rusia, la cuenta oficial de Twitter de los republicanos de la Cámara de Representantes de Estados Unidos publicó un tuit. Decía: “Así es como se ve la debilidad en el escenario mundial”. E incluía una foto de Biden alejándose de un podio. ¿En serio? La mezquindad exhibida en su máxima expresión.

Más tarde en la semana, dos republicanos de Texas, el representante Van Taylor y el senador Ted Cruz, aprovecharon el momento para continuar esa narrativa. Ambos expresaron con razón su apoyo a la soberanía de Ucrania y los esfuerzos globales para salvarla, pero luego rápidamente giraron para culpar a Biden por la invasión.

Taylor retoma la caótica retirada que Joe Biden ordenó de Afganistán y el hundimiento del proyecto del oleoducto Keystone XL como ejemplos del presidente envalentonando a Putin. Del mismo modo, Cruz tuiteó: “La debilidad de Biden, tanto en general como su rendición en Nord Stream 2, facilitó innegablemente la invasión de Putin a Ucrania”. Y en otro tuit, Cruz dijo: “Los adversarios de Estados Unidos tomaron nota de la debilidad e incompetencia de Biden en torno a la retirada de Afganistán. Ese desastre por sí solo aumentó diez veces las amenazas de nuestros rivales de atacar a nuestros aliados”.

Es cierto, todos tenemos derecho a dar nuestro punto de vista. Es verdad,  tienen todo el derecho a sus opiniones, pero los comentarios no ayudan a mantener la atención del mundo en lo que sucede en el área de Ucrania, donde necesita permanecer urgentemente. Hay que hacer crecer las miras, privilegiar la democracia, unificarse en torno a la paz y no andar tonteando y queriendo llevar agua al molino electoral.

Hay que entender que la política excesivamente partidista durante una crisis de política exterior puede revelar una falta de resolución a los legítimos intereses de paz y estabilidad global. Se necesita entender las dimensiones y tener claridad de nuestros tiempos.

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