Una vez más, los migrantes
Una vez más, los migrantes se ponen en el ojo del huracán político. En el discurso, hay contradicciones y en medio se quedan los que decidieron que sus anhelos eran su mejor pasaporte y sus pies representaban un excelente documento de pase fornterizo. Los que se ponen en camino, cargados de esperanzas y miedo, tendrán que enfrentar una realidad dura: les costará mucho trabajo ser recibidos. Y, ojalá fuera lo único, también deberán encarar discursos ambiguos y contradictorios.
Es cierto, venimos de años muy restrictivos y crueles. Con el cambio de gobierno en los Estados Unidos, Biden dejó el discurso feroz en contra de los movimientos migratorios que Donald Trump adoptó y lo sustituyó por uno de trato humano, o eso dijo. Sin embargo, una aguja filosa picó la burbuja de esperanza de los que persiguen el sueño americano. Existen señales contradictorias en ambos lados de la frontera por problemas ideológicos y de comunicación. Claro, no todo es color de rosa ni el león es como lo pintan.
En temas migratorios, vamos un paso para delante y dos para atrás. Pareciera que los asesores del presidente de Estados Unidos le hicieron ver que cometió el error de lanzar mensajes de rectificación de lo que sucedió en años pasados que fueron malinterpretados . Biden intentó alejarse lo más posible de lo que estaba haciendo su antecesor y como cada quién escucha lo que quiere escuchar, los mensajes se entendieron como una nueva política de puertas abiertas. Se reactivaron los movimientos de la gente que quería dejar su país de origen con la esperanza de un mejor futuro.
Por supuesto, la nueva dirección que marcó el demócrata inflamó los corazones de tanta gente que quiere abandonar su condición de miseria, abuso, inseguridad y tantas otras penas, lo que contribuyó a alentar la reciente ola de migración de gente que quiere cruzar la frontera sin documentos. El péndulo sí va de regreso, hay un cambio de dirección, eso es importante notarlo: Donald Trump criminalizó a los migrantes mexicanos como violadores y asesinos, mientras que Biden impulsa una política para regularizar a millones de indocumentados, incluyendo a seis millones de mexicanos, lo cual será muy difícil lograrlo sin el apoyo de los congresistas republicanos. El cambio es evidente.
Claro que al ver como el flujo migratorio se reactivaba, Joe Biden se asustó y dijo: “Ya no vengan”. De este lado, la frontera se militariza. En la frontera mexicana usamos a la fuerza militar como llava de paso para permitir o prohibir el paso a los migrantes nacionales o extranjeros que tratan de irse a Estados Unidos. La 4T tiene una valiosa harramienta estratégica que usa para negociar con este vecino tan poderoso.
Por primera vez en la historia de la relación bilateral, México utiliza la llave militar para abrir o cerrar el portón tanto a los migrantes nacionales como a extranjeros que tratan de cruzar a Estados Unidos. México negocia y de una forma estratégica, usa su fuerza para lograr una ventaja, lo cual proporciona a al país una herramienta táctica de alto impacto. Ya que se descubrió el impacto y la dimensión de las fuerzas, ahora parece que la 4T tendrá que justipreciar la forma en la que podrán utilizarla.
Claro que todo tiene un precio. La 4T está generando compromisos con las fuerzas armadas. La Marina y El Ejércitos Mexicanos son la palanca que se acciona cada vez que se hace necesario. Y, ni hablar, una vez más, el tema migratorio se pone en la palestra.