De Pénjamo a Silao: así es la difícil travesía de migrantes en su paso por Guanajuato
Así es el paso de migrantes por Guanajuato. Foto: Manuel Arriaga
Pénjamo, Guanajuato.- Debido al reforzamiento de la seguridad ferroviaria con custodios de seguridad privada y los rondines que realizan elementos del ejército y de la Guardia Nacional, se ha logrado disminuir drásticamente el número de migrantes que utilizan los trenes que cruzan por Pénjamo para su traslado. Sin embargo, hay algunos que sí logran evadir estos puestos de control y terminan deambulando por las calles pidiendo ayuda económica para comprar alimentos y sustento diario.
Por su localización geográfica, el estado de Guanajuato es paso casi obligado para los migrantes de origen centroamericano que buscan llegar a la frontera con los Estados Unidos. El transporte que eligen generalmente es el ferrocarril, que cruza por varios municipios de la entidad, a través del cual se transportan mercancías y productos químicos.
Los migrantes, generalmente viajan en grupos para poder protegerse y cuidarse. Ejemplo de ello es la familia Pérez, originarios de Altagracia en Venezuela quienes decidieron hace varios meses dejar a su país de origen y embarcarse en la aventura más peligrosa de su vida, con la esperanza de poder llegar a salvo a la frontera norte del país, para poder ingresar a los Estados Unidos.
“Viajamos doce personas, vienen nuestras esposas y nuestros hijos con nosotros, tenemos seis meses desde que salimos de Venezuela y esperamos llegar en unos 60 días a los Estados Unidos, estamos huyendo de una dictadura que deja que nuestra gente se muera de hambre, estamos huyendo por la desesperación”, afirmó José, el líder del grupo, quién relató además las complicaciones que han tenido durante su travesía por el territorio mexicano.
Ellos tienen al menos tres días varados en el municipio de Pénjamo, debido a que los guardias de seguridad privada al servicio de Ferromex y los propios militares que cuidan las vías férreas, no les han permitido ingresar a un ferrocarril para poder continuar su viaje. Esto, los ha obligado a acercarse a las comunidades cercanas y a la propia ciudad, a pedir limosna para poder comprar comida, especialmente para los niños.
“No es fácil, a veces nos encontramos a buenas personas que nos dan algo de dinero o comida, pero también muchos nos dicen cosas como ya les dimos a los otros o regrésense a su tierra, nosotros no tenemos alternativa, estamos aquí por necesidad y haremos lo necesario para cumplir nuestro propósito, llegar a los Estados Unidos”, dónde están esperanzados a conseguir asilo político.
A pesar de los peligros del trayecto y los riesgos de transitar hacia la frontera norte del país, esa familia, de espíritu imbatible, no se dará por vencida.
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