La leyenda de las Dos Comadres: historia detrás de las esculturas de la presa de San Renovato
La leyenda de las Dos Comadres cuenta cómo fueron convertidas en animales tras una pelea. Sus esculturas adornan la presa de San Renovato en Guanajuato
Guanajuato, Gto.- Aunque miles de personas que llegan de visita a la ciudad de Guanajuato capital, acuden a la presa de San Renovato, ubicada en la parte alta de la Presa de la Olla, ya sea para disfrutar sus vistas, para relajarse en la frescura que otorga la sombra de los enormes árboles que crecen en toda la zona, o para comer un refrigerio y simplemente conocer el lugar, muy poca gente se entera de la historia que existe alrededor de las enormes figuras de una Víbora y de un Cocodrilo que se encuentran en la parte baja de la cortina de la presa, una lastima, pues se trata de una de las leyendas más antiguas y conocidas de la capital del estado, ´La leyenda de las Dos Comadres´.
Esta es la leyenda de las Dos Comadres
Cuenta la historia que había dos comadres, que vivían cerca de la Presa, pero contrario a lo que muchas veces ocurre, y a pesar de ser prácticamente vecinas, se habían peleado y no se llevaban nada bien, y muy a su pesar por la cercanía de sus viviendas tenían que convivir constantemente e incluso pedirse favores.
Sucede que un día cuando estaban acarreando agua de la presa, en ollas de barro para sus casas, a la antigua usanza, a una de ellas se le cayó su olla y se rompió, por lo que le pidió a su comadre la olla que ella llevaba para poder llevar un poco de agua a su hogar, sin embargo, la comadre se negó y esto desató una pelea entre ambas mujeres.
Las palabras dieron paso a los manotazos, luego vinieron los empujones y finalmente los golpes, y entre el forcejeo de la pelea, ambas mujeres, que se encontraban a la orilla de la presa, perdieron el equilibrio cayendo al agua y perdiendo así la vida.
La historia dice que por su mal comportamiento y envidia, ambas mujeres fueron castigadas, y una fue convertida en cocodrilo y otra en serpiente, para que el resto de su vida se arrastraran por la tierra, y decía la gente que durante mucho tiempo se les vio en esa zona de la presa, donde hoy están las esculturas arrastrándose una junto a la otra y ahí terminaron sus días.
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