La Plaza del Baratillo: un rincón de historia y belleza en Guanajuato
Guanajuato, Guanajuato.- Todo aquel que ha visitado la ciudad de Guanajuato capital se ha maravillado con sus hermosas plazas, plazuelas y plazoletas. Con su estilo arquitectónico colonial y sus edificaciones antiguas de colores vibrantes, estos lugares son especialmente bellos y son admirados por los visitantes de todo el mundo.
Entre ellas, destaca una que ocupa un lugar especial por su historia y belleza: la Plaza del Baratillo. Su origen se remonta al siglo XVIII, cuando en ese lugar había un mercado ambulante. Con el tiempo, se transformó en un espacio de comercio fijo donde se vendían platillos típicos y artículos variados, siempre a precios accesibles, lo que dio origen a su nombre, “Baratillo”.
En el centro de esta plaza se encuentra una hermosa fuente de bronce adornada por lo que parecen ser cuatro bagres enormes. Sin embargo, según la historia, no se trata de bagres, sino de delfines. Esta fuente es conocida como la Fuente de los Delfines o Fuente Florentina.
No siempre estuvo en su ubicación actual. Hace 160 años, cuando llegó a Guanajuato, estaba situada justo frente a la Basílica de Nuestra Señora de Guanajuato, en la Plaza Mayor de la ciudad. Posteriormente, se trasladó a la Plaza Unión, frente al Teatro Juárez, y finalmente se ubicó en el lugar que ocupa hoy.
Lo que muchos desconocen es que esta fuente tiene dos hermanas gemelas. Las tres fuentes fueron encargadas en Florencia, Italia, por el entonces emperador de México, Maximiliano de Habsburgo. Fueron donadas al Estado de Guanajuato en 1864.
Una fuente fue destinada a la ciudad de Guanajuato, la segunda a la ciudad de Irapuato (donde se puede ver en la Plaza Principal, conocida como Plaza Madero). La tercera fue enviada a León, pero se dice que algún político de la época decidió perderla y su paradero es desconocido hoy en día.
Actualmente, tras diversos procesos de restauración llevados a cabo en los últimos años, la Fuente Florentina del Baratillo sigue asombrando a propios y extraños con un encanto único que transporta a épocas pasadas, tiempos de imperios, guerras y emperadores.
Las fuentes siempre han reflejado la vida y vitalidad de una ciudad. La prosperidad y riqueza de una sociedad se reflejan en la pura y limpia agua que circula sin cesar a través de ellas. Son lugares de comunidad y unidad, energía y dinamismo, belleza y arte, situados en el corazón de nuestras urbes.
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