Sábado, 11 Enero, 2025

11 ℃ Guanajuato

Restauración de Niños Dios en la Ex Estación del Ferrocarril en Guanajuato, un oficio bendecido

Arte y la tradición detrás de la restauración de Niños Dios en el taller de Alma Verónica Hernández, quien lleva adelante este oficio en Ex Estación del Ferrocarril
Guanajuato

Francisco García

Restauración de Niños Dios en la Ex Estación del Ferrocarril en Guanajuato, un oficio bendecido

Guanajuato, Guanajuato.- ¿Se quebró, despintó, cuarteó, le faltan dedos, pestañas o simplemente quieres brindarle una manita de gato a tu Niño Dios? En los llamados locales verdes de la Ex Estación del Ferrocarril, un taller con mucha tradición puede restaurarlo.

Desde hace tres años, Alma Verónica Hernández se dedica a lo que muchos consideran un oficio bendecido: restaurar figuras de Niños Dios en su taller en la Ex Estación del Ferrocarril.

“Mis papás ya llevaban arreglando niños más de veintisiete años, ya reparándolos ellos".

Sus padres ya no se encuentran con vida, partieron hace tres años; ella tomó su lugar y, un año después, su suegro Francisco le ayuda.

Imagen del taller en la Ex Estación del Ferrocarril. Foto: Francisco García

Restauración de Niños Dios en la Ex Estación del Ferrocarril

Este singular oficio se lleva a cabo en pasos. El primero de ellos es identificar de qué material están hechos para poder comenzar con la restauración o saneamiento: “Arreglamos patol, yeso, pasta, resina; todavía hay mucho de patol, aquí me cae mucho de patol, mucho, mucho… pues yo creo que por la calidad de trabajo, por que los trabajamos con patol también, les hacemos las piezas del mismo patol. Es ver de qué (material) y de ahí vemos qué le falta, qué se le va a poner o qué se le va a quitar, por que también les quitamos material que traen de otros lados, que vienen resanados o que les ponen plastiloca; y les quitamos eso y luego se vienen pues más pedazos.”

Alma Verónica Hernández trabajando en la restauración de una figura de Niño Dios, rodeada de herramientas y materiales. Foto: Francisco García

La restauradora comentó que todo el trabajo se hace prácticamente a mano, desde elaborar una pieza desde cero hasta pintar y hacer los acabados para dejar la pieza en excelentes condiciones. Agregó que no se dejan completamente como estaban antes, siempre cambian, debido a que son trabajos complejos y cien por ciento artesanales: “Si tuviéramos un molde pues va, sí se podría dejar cien por ciento como es, por eso siempre les comento a las personas eso, de que quizás no quede como estaba antes pero que el trabajo será el mejor y más afín a lo que buscan.”

Las restauraciones no son baratas, y es algo que Hernández también deja en claro: “Yo les digo también a veces, pero pues también es el sentimiento que le tienen a los Niños que no los quieren tirar, o… decía mi mamá que los enterrarán en su casa para que no se sintieran feo tirarlos; pero me dice mucha gente que no, otra que sí, dice ‘no ya no lo arregle, ya déjelo’ cada quién.”

Serie de imágenes que muestran las distintas etapas del proceso, desde la identificación del material hasta la pintura y los toques finales. Foto: Francisco García


Alma comenzó de pequeña en este oficio ayudando a sus padres a pintar debido a la carga de trabajo que existía. Desde entonces, su padre insistía en que se enseñara a trabajar con los Niños Dios: “Enséñense, enséñense, el día que no estemos… pero pues uno nunca quiere pensar que va a pasar ese día, mi mamá fallece en octubre de 2020, y mi papá en noviembre de 2020, al mes; y me vine yo, me acuerdo que estábamos en los rosarios de mi papá, me vine a entregar, yo dije ‘me voy a regresar, no voy a poder yo’. Y me vine a entregar unos trabajos y luego ya me quedé aquí y dije pues mejor le voy a seguir (…) Yo pienso que también fue el gusto de seguir lo que ellos me enseñaron, por que pues ellos ya años, años arreglando.” Su pareja le apoyó mucho el primer año que tomó las riendas del negocio familiar. Actualmente, muchas personas aún acuden al puesto buscando a sus padres.

Fotografías de Niños Dios restaurados por Hernández, resaltando la transformación y el cuidado artesanal. Foto: Francisco García


Cada figura tiene su propio encanto, y también su propia historia: “Muchos cuando vienen y ‘vengo por tal niño’, no lo hallo, no lo hallo, no lo hallo y le digo a la señora, venga mañana en lo que lo encuentro, y digo a veces ‘ya me lo robaron’ porque sí ha pasado, pero decía mi mamá ‘es que se esconden’. Ya después uno los halla, otra cosa que mi mamá decía ‘es que les han de hacer algo en su casa por que no se quieren ir’ cuando no querían quedar, que los pinta uno así no queda, hay unos que no quedan. Y mi mamá, yo me acuerdo mucho, que decía ‘ya vete a tu casa, ya vete a cuidar a tu familia’ les habla, yo decía… y ahora que estoy sola, así es yo también digo ‘ya’ (…) es como una señora, una vez vino ‘es que me peleé con mi suegra’ que no sé qué, por eso no se quiere ir señora, por las peleas que usted tiene, por que no quedaba y no quedaba.”

magen de la restauradora con una figura restaurada, expresando su dedicación y conexión emocional con su oficio. Foto: Francisco García

Alma espera que sus padres, Liborio Hernández y Margarita Jiménez, estén viéndola desde donde se encuentren y que de alguna manera sepan el esfuerzo que hace por seguir su tradición llevando a cabo este oficio; ella les está agradecida, y sobre todo espera que se sientan orgullosos por mantener viva su memoria.

Temas