En Irapuato incrementa consumo de drogas en jóvenes

Nayeli García

Irapuato.- Mientras que hace nueve años, en el Centro de Atención Integral a Jóvenes (CAIJ) se internaban personas mayores, hoy en día se pueden encontrar hasta niños de 14 años que ya están recibiendo tratamiento por estar envueltos en una seria adicción.

El director del Ingudis, José Grimaldo Colmenero comentó que desde que asumió la responsabilidad del CAIJ, se ha visto un cambio en el consumo de las drogas que va acorde a lo que se vive en la sociedad, pues mientras antes, quiénes llegaban a pedir ayuda eran hombres adultos, le ha tocado ver a niños ya en proceso de rehabilitación.

“Una vez, de los 23 internos que se tenían, ninguno rebasaba los 21 años de edad”, y añadió que en su mayoría son personas originarias de Irapuato por la ubicación del centro y algunos incluso viajan desde Michoacán en la búsqueda de ayuda.

En el Día Internacional de la Lucha Contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, que este año cuenta con el lema ‘Hablemos de droga, la información salva vidas’, señaló que es una oportunidad para recordar y hacer consciencia de que aún falta mucho por hacer en el tema de las adicciones, pues los adictos necesitan apoyo, no ser castigados.

Explicó que el CIAJ no es como los anexos, pues el ingreso es voluntario y hay espacio para 23 personas, para poder darles un tratamiento integral en donde se desintoxican y se da apoyo psicológico al adicto y también a sus familiares.

“Destruir tu vida no es fácil”

A los 16 años, José probó el ‘crystal’ por primera vez ante la necesidad de sentirse aceptado en una padilla y poder hacer lo mismo que los demás para divertirse, sin pensar que su vida se iba a destrozar poco a poco.

“Yo perdí el control, no sé en qué momento, en qué punto ya no podía controlarme y consumía cada vez más sustancia hasta no saber ni en dónde estaba”, señaló al recordar que a los 21 años se casó y su esposa no sabía en lo que se había metido, pues su vida se convirtió en un entrar y salir de la cárcel.

José llegó a golpear a su padre, a su esposa, corrió a su familia, agredió a vecinos, robó y tiró su vida a la  basura, hasta que pudo pedir ayuda y seguir un tratamiento integral. Dejó de verse como una víctima, pues los adictos -dijo- son enfermos que necesitan ayuda para curarse.