¿Qué oculta la enigmática casa de la leyenda del brujo Elpidio en León? Esta es la aterradora historia
León, Guanajuato.- Le leyenda urbana del brujo Elpidio, de San Pancho, es bien sabida por los vecinos de la calle 20 de enero, pues ahí está la propiedad donde presuntamente un ente se llevó su cuerpo mientras su familia lo velaba, hace casi 40 años. ¿Qué pasó con esa enorme vivienda?
Cerca del año 1986, esta casa ubicada entre las calles 20 de enero y Cuauhtémoc, en la colonia Obregón, albergaba una casa funeraria llamada ‘Cristo Rey’. Ahí, sepultaron a un brujo originario de San Francisco del Rincón conocido como Elpidio.
Su familia no cumplió la voluntad del difunto, quien les pidió que al morir lo mantuvieran acostado durante tres días, sin enterrarlo. Sus parientes no esperaron el tiempo acordado y se trasladaron de la ciudad vecina a León, para contratar los servicios funerarios en ‘Cristo Rey’.
El día de su velación un fuerte viento voló los cirios, veladoras, las sillas y las mesas. La familia salió del lugar por las fuertes ráfagas. Al regresar a la funeraria pasó algo inesperado: el ataúd estaba en el suelo y vacío. Al brujo Elpidio se lo había llevado un ente, un personaje que los familiares relacionaron con el diablo. Y es que en el techo del lugar dicen que había arañazos y un hueco. Señal de que habían sustraído del cuerpo del difunto así, en segundos.
Esa misma propiedad, una esquina completa totalmente cerrada y pintada de color naranja, está lejos de tener el aspecto que antes tenía, cuando era una funeraria. Ahora parece una enorme casa o un estacionamiento, pero no, es una bodega de trabajo.
Actualmente es utilizada por una familia leonesa como bodega. Un adulto mayor renta la propiedad en la que sus hijos y nietos trabajan, pero no viven ahí. Uno de sus nietos dijo a Correo que hace cerca de cinco años llegaron a ocupar el lugar, que de por si tiene un aspecto solitario y tenebroso por la profundidad y silencio que hay. Los muros encierran ahí una leyenda conocida por muchos leoneses.
A un costado de esta casa, está un consultorio dental. El personal conoce la historia a la perfección pero ven la vivienda como cualquier otra. Una dentista que lleva ocho años trabajando ahí niega haber escuchado un ruido raro, un movimiento inusual o una presencia extraña. Dice que la familia que llega ahí va de entrada por salida, no viven ahí. Entran, salen vehículos y personas, pero ¿será que nadie se atreve a pasar la noche ahí?
De acuerdo con gente de León que fueron testigos de cómo quedó el lugar después del hecho, lo describen como una casa totalmente consumida por el fuego, con papeles tirados por todos lados y los escritorios “volteados”. Un leonés dijo que incluso llegó a rodear por la calle Hidalgo, que es paralela a esta, con tal de no pasar por la finca que atraía escalofríos.
A partir de extraño suceso el personal de la casa funeraria abandonó el lugar. Por más de 20 años se quedó deshabitada, y ahora alberga una especie de bodega de trabajo en la que no duerme la familia.
En la entrada principal hay una reja cuadrada por donde se asoman las personas que la rentan, antes de abrir la puerta. Los ladridos de los perros son inevitables una vez que se toca el portón o sienten la presencia de personas extrañas a sus dueños.
La leyenda del brujo de San Pancho forma parte de la identidad de León. La escena muy probablemente está en el imaginario de los vecinos de la Obregón, que durante este Día de Muertos la recuerdan aún más.