En Salvatierra no hay saqueo arqueológico, vestigios están en todo el pueblo
Los vestigios de la cultura Chupícuaro están por todo Salvatierra, que la gente se los lleva a su casa, sin saber su valor histórico…
Daniel Moreno
Salvatierra.- No es que en Salvatierra haya un saqueo arqueológico, pero históricamente ha sido común encontrar piezas, sobre todo, de alfarería en cualquier rumbo del municipio. Estas se las lleva la gente a sus casas, dijo Everardo Samano Herrera, director de desarrollo urbano y ecología y estudiosos del tema.
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El director, originario de una de las comunidades ubicada al pie del cerro de Tetillas, comentó que personalmente posee una colección privada de objetos de la cultura Chupícuaro, registrada debidamente ante el INAH.
Señaló que la ha ido reuniendo de diferentes maneras, pues por lo común son los campesinos de Salvatierra que al trabajar la tierra para construir descubren estas piezas.
“La mayor parte de las piezas que tengo las encontramos en un panteón que se encontraba cerca del Valle de Huatzindeo, de Santo Tomás hacia abajo. Allí yo pude rescatar unas 30 y otro tanto del cerro y unas de San Isidro, otras las encuentras en las parcelas”, señaló.
Un poco de la cultura Chupícuaro
Al hablar de la historia, el director indicó que la cultura Chupícuaro floreció aproximadamente del 300 a.C. al 300 d.C. en lo que hoy son los municipios de Acámbaro, Salvatierra, Moroleón, Santiago Maravatío, Yuriria y hasta Cuitzeo.
Everardo Sámano relató que la cultura Chupícuaro no tuvo grandes conocimientos en arquitectura y se cree que vivían en cuevas, bajo árboles o chozas. Por ello, no hay restos de una ciudad central o centro ceremonial.
Hasta ahora, lo más importante son los vestigios en el pueblo de Chupícuaro actualmente inundado por la presa Solís. En Salvatierra consideraron que hubo un basamento piramidal. Esta fue sepultada por la construcción de la comunidad La Quemada, muy cerca del cerro de Culiacán.
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Justamente por el número de hallazgos se puede decir que es más fácil encontrar piezas en el cerro de Tetillas y en el cerro de Culiacán, según Sámano Herrera. Sin embargo, reconoció que el pueblo de Chupícuaro desarrollo con sabiduría la alfarería, la música y la religión.
Hablar de alfarería, que son la mejor evidencia de esa cultura, se sabe tenían técnicas que llevaban a la perfección de sus obras y por eso es fácil identificar las imitaciones porque las piezas falsas quedan chuecas, aseguró.
“Ellos eran dados a la perfección, las figuras que ellos hacían eran prácticamente perfectas, simétricas y muy bien hechas. Trabajaban la cerámica de ollas de barro, vasijas, flautas y también pastillaje, una figuras alargaditas planas como vestimenta”, indicó.
No hay atención del INAH
Everardo Sámano explico que en lo particular, una vez que registró sus piezas, personal del INAH quedo de regresar constantemente para asegurarse que no hiciera mal uso de las mismas, pero pasaron ya 30 años y no lo hicieron.
Precisamente ese es un problema, dijo el director, pues como autoridad y ciudadano se ha hecho la notificación al personal de INAH sobre diversos hallazgos como el cerro de Culiacán. En este, algunos creen que tuvo origen la cultura mexica que fundó la gran Tenochtitlán. Sin embargo, del gobierno federal nunca ha habido interés por proteger y preservar esos restos.
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El director de desarrollo urbano apunto que el Río Lerma en aquel momento fue una frontera natural por la dificultad de cruzarlo, de ese modo se ha notado que desde Salvatierra hacia el poniente también se han ubicado objetos de influencia Purépecha y del Río Lerma al oriente, objetos con rasgos teotihuacanos y otomíes.
Finalmente, el director pidió a quienes tengan piezas en sus domicilios que hayan encontrado que los registren ante INAH con la esperanza de en un futuro poder tener un espacio público para que más gente pueda conocer estas obras de la cultura Chupícuaro.
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MD
