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Debanhi: la ausencia de las ausencias

De pronto, la voz de los padres de Debanhi era la de miles que buscaban el paradero de sus seres queridos, de sus hijas, de sus madres
Nacional

Jorge Luis Ramos Perez

Debanhi: la ausencia de las ausencias

De pronto, la voz de los padres de Debanhi era la de miles que buscaban el paradero de sus seres queridos, de sus hijas, de sus madres

Nissandra Del Río

México.- El 8 de abril del 2022 comenzó el horror para la familia Escobar. La única hija, Debanhi Susana, no volvió a casa tras una fiesta con sus amigos en el municipio General Escobedo, de Nuevo León. En minutos, la imagen de la solitaria joven en mitad de la calle inundó las redes sociales y el hashtag en su nombre fue tendencia inmediatamente.

Todo, sin participación alguna de las autoridades. Y es que aunque el reporte fuera inmediato y la movilización hubiese comenzado, el reporte oficial para localizar a Debanhi no se emitió hasta dos días después. Para entonces, su nombre ya figuraba en los diarios a nivel nacional, pero aún con todo el foco, el paradero de la joven era completamente desconocido.

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Finalmente, el 11 de abril, 200 elementos policíacos dieron inicio a la búsqueda en tierra por el lugar despoblado de la carretera a Nuevo Laredo sin resultado alguno. Así, durante los días siguientes se unieron más elementos y organizaciones civiles que derivaron en al menos dos detenidos, indicios y hasta videos cerca del sitio donde se le vio. Nada concreto de la joven.

Entre tanto, el descrédito tomó su turno y a la par que la demanda por resultados se intensificaba, fake news y prejuicios apuntaron a Debanhi, amigas o a su familia como culpables de su desaparición. “¿Por qué dejarla salir tan tarde?”, “¿por qué la dejaron sola?”, “¿por qué salió a divertirse?”… señalamientos comunes de leer en cada nota que se publicaba sobre ella o en cada imagen en su búsqueda.

Los seres queridos de Debanhi eran día a día tanto víctimas como “victimarios” para el público que desde la ‘nueva normalidad’ interactuaba con las noticias sobre el paradero de la joven. Y los medios los alimentaron. Incluso, en una entrevista invitaron al taxista que iría por ella —y aún señalado como sospechoso de su desaparición—, donde expresó toda clase de juicios contra la joven que en un segundo pasó de víctima a ‘borracha irresponsable’ y casi casi merecedora de su desaparición. La entrevista, entonces, se difundió por medios de cobertura nacional e internacional sin reparo. Se criticó entonces al padre, a la madre, y hasta un youtuber tuvo más credibilidad que ellos y que la joven ausente.

Debanhi Escobar. Foto: Especial

Pero Debanhi no era sólo Debanhi

Entre el 11 y 16 de abril el foco mediático se amplió para dar luz a las jóvenes que día a día desaparecen en todo México. Salieron los nombres de Marcela, de María, de Natalia, de Lupita y un largo etcétera que apodaron como “las Debanhis” de sus estados. Se decía entonces que ahora todas desaparecían, pero llevaban años desapareciéndolas.

México cierra el 2022 con 27 mil 238 mujeres desaparecidas desde 1964, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas. Hay tantas sillas vacías como expedientes sin resolver y la ola sigue creciendo con el pasar del tiempo.

Tan sólo en este año, 2 mil 966 mujeres no volvieron a casa. Se trata de apenas el 1% más que el 2021, cuando México cerró con 2 mil 937 mujeres desaparecidas, y hasta 30.95% más que el 2020 con 2 mil 265 mujeres sin volver con su familia. Con tales cifras, el 2022 cierra como el año más trágico para las mujeres, a decir del Registro Nacional.

Sin embargo, la realidad pinta aún peor, luego que se habla de una cifra negra de hasta 61 mil mujeres desaparecidas -cálculo aproximado con cifras de la Comisión Nacional de Búsqueda-. A ello, se suman las mafias mexicanas de trata que trafican cada año a un estimado de 10 mil mujeres. Ellas, provenientes de estados del sur hacia el norte para su explotación sexual.

Arum Kumar, investigador el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) sobre explotación sexual y tráfico de mujeres en el norte de México, explica:

“Hemos encontrado que cada año son traficadas 10 mil mujeres para el comercio sexual. Cada mes, cerca de 300 mujeres y niñas son enviadas a Monterrey para comercializarlas o explotarlas sexualmente”.

Foto: archivo

La investigación arrojó que la trata en Monterrey es apenas menor a la de Cancún, mayor destino turístico del Caribe que recibe hasta 500 mujeres y niñas al mes. El académico detalla que en Monterrey la mayoría de las víctimas son traídas del centro y sur de México con engaños de empleo.

Y el 22 de abril la tragedia llegó a su punto cumbre. Debanhi Susana Escobar Bazaldúa, a sus 18 años, fue encontrada sin vida en una cisterna detrás del Hotel Nueva Castilla. Era el día 13 de búsqueda y la zona había sido peinada en múltiples ocasiones.

Debanhi, entonces, vino a darle rostro a estas cifras. Su ausencia era la ausencia de estas miles de mujeres cuyas historias se sumergen en el mar de fichas de las Fiscalías, de los registros y de los expedientes sin solución. De pronto, la voz de los padres de Debanhi era la de miles que buscaban el paradero de sus seres queridos, de sus hijas, de sus madres, hermanas y amigas.

De la desesperación surgió el coraje

Así se iniciaron marchas y reclamos al Gobierno, a las autoridades de seguridad, a los actores políticos por respuestas. Pedían en cada consigna resultados no sólo para Debanhi, sino para que ningún hogar volviera a estar en la misma situación.

En medio de protestas, el fiscal general de Nuevo León, Gustavo Adolfo Guerrero, informó que la causa del deceso fue la “contusión profunda del cráneo”. Aunque prometió que la investigación llegaría “hasta sus últimas consecuencias”, el padre de Debanhi, Mario Escobar, cuestionó la versión de la Fiscalía. Y es que primero manejó el caso como accidente.

“La Fiscalía quiere mentir en un comunicado diciendo que murió de un hematoma, un golpe en la cabeza, y es mentira, es mentira total”, aseveró. Escobar, además, acusó al taxista de tocar los pechos de su hija y ser el principal sospechoso.

Los padres de Debanhi. Foto especial

El actuar de dicha Fiscalía y la ola de crímenes contra las mujeres han despertado cuestionamientos. En México, el Gobierno reconoce el asesinato de más de 10 mujeres al día y más de 99 mil personas desaparecidas. Cerca de 5 mil personas se congregaron frente a la Fiscalía de Justicia con pancartas y fotografías de víctimas. Las manifestantes lanzaron consignas contra el gobernador de Nuevo León, Samuel García, y su esposa, la influencer y funcionaria Mariana Rodríguez. A ellos los acusaron de gobernar con frivolidad y desatender la violencia.

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Pero aunque el fuego en busca de justicia se extendió por todo México, a la fecha el feminicidio no hay castigo para el o los responsables. Cierra el 2022 con una deuda enorme para Debanhi y todas las mujeres desaparecidas:

¡Justicia para Debanhi!
¡Justicia para todas las mujeres!
Hasta que la dignidad se haga costumbre.

Foto: archivo

Algunas notas del Instituto de Derechos Humanos sobre la desaparición de mujeres y los feminicidios en el Diagnóstico Mujeres Desaparecidas en México:

En algunos estados existe un subregistro de casos de feminicidio al tipificarlos como homicidios dolosos de mujeres para maquillar la estadística.

Se identifica, como problemática nacional, el silencio que permea los casos de trata de niñas, adolescentes y mujeres por las situaciones de amenazas y riesgos que acompañan estos delitos.

En la mayoría de los estados, existe dilación en los procesos de búsqueda de mujeres, adolescentes y niñas desaparecidas. Esto se refleja en la realización de la ficha de búsqueda, la solicitud de la sábana de llamadas y geolocalizaciones, obteniendo las órdenes de cateo de forma expedita para ingresar en recintos donde se presume la localización de la persona, entre otras, disminuyendo con rapidez las posibilidades de encontrarlas con vida.

Las instituciones no aplican estándares internacionales en la investigación de los casos, teniendo, por ejemplo, casos de feminicidio que no son investigados por ser considerados suicidios, perdiendo en el proceso evidencia importante.

En ningún estado se identifican acciones urgentes en la prevención de la violencia contra las mujeres, ni grandes apuestas para modificar la violencia estructural, como combatir la misoginia interiorizada, las ideologías que perpetúan la violencia contra las mujeres, actualizar contenidos curriculares del sistema de educación pública, etc.

En algunos medios de comunicación se identifica la reproducción de la violencia simbólica en el lenguaje, con el cual se comunican hechos delictivos en contra de las mujeres, perpetuando estereotipos o criminalizando a las víctimas y sus familias.

En algunos estados, los discursos políticos de combate a la violencia feminicida no se han traducido en el aumento de los presupuestos y recursos necesarios para el fortalecimiento de las instituciones que previenen, atienden, sancionan y erradican estos delitos.

En los estados con más casos no se han identificado acciones conjuntas entre autoridades, familiares de víctimas, expertos y organizaciones de la sociedad civil para plantear estrategias que prevengan la violencia y reduzcan la incidencia delictiva modificando causas estructurales.

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JRP

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  • Violencia y desigualdad de género