Sábado, 11 Enero, 2025

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Ajustes y rupturas en el gabinete

Las ventanas
Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

Ajustes y rupturas en el gabinete

Tal como dice el dicho popular, a toda capillita le llega su fiestecita y me parece que ese es el caso de la 4T. La verdad nos alcanza tarde o temprano y a López Obrador ya le tocó el hombro. Los temas económicos no son secundarios y menos en un país como México en el que la generación de confianza tiene efectos inmediatos en la inversión, en el que los socios comerciales requieren seriedad y se ponen muy nerviosos con las ocurrencias. Parece que los recientes cambios en el gabinete tienen que ver con eso, con convocar a gente que tiene una imagen más profesional y detentan mejores credenciales para desempeñar los encargos presidenciales. Pero me temo que no sólo es eso: me temo que también se trata de ajustes de cuentas y de rupturas en el círculo rojo.

El reemplazo de Irma Eréndira Sandoval como secretaría de la Función Pública parece que tuvo como detonante el apoyo que le dio a su hermano Pablo Amílcar Salazar en la campaña para la gubernatura de Guerrero, en vez de dárselo al favorito presidencial que sin duda era Félix Salgado Macedonio. Así que da la impresión que desde Palacio Nacional, trataron de matar dos pájaros de un tiro: Se convoca a Roberto Salcedo Aquino, un hombre con una imagen más profesional, con mejor trayectoria en el sector público y que ya conoce el tema, pues fue funcionario en la administración de Ernesto Zedillo y se da un estate quieto a los que no se apegan al arbitrio presidencial.

También, da la impresión de que López Obrador busca enmendar la plana. El papel de Eréndira Sandoval no fue lúcido ni pudo concretar muchos éxitos. Hay quienes opinan que le ganó el protagonismo y la ambición, que no dio el ancho y para todo hay tiempo. El momento de ella para bajarse de la silla, le llegó. A pesar de haber sido una herramienta útil para que el presidente llegara a Palacio Nacional, ahora parece que le resultó un peso duro de sostener a su lado.

Estoy segura de que veremos más cambios en el gabinete presidencial porque, son tiempos de ajustes. Está claro que los resultados de las elecciones intermedias no gustaron, a pesar de las risas presidenciales y de las burlas que se hacen en las mañaneras. Me temo que López Obrador anda muy enfadado. Más allá del enojo, de las teorías de complots mediáticos y la larga lista de enemigos que el presidente dice tener, en Palacio Nacional ya se dieron cuenta de la economía debe tratarse con seriedad y que el ejercicio del poder implica mucho más que buenas promesas y dejarle espacio a amistades y compromisos políticos.  La ineficiencia y las divisiones internas son la semilla que germinó en la insatisfacción de la ciudadanía.

La llegada de Rogelio Ramírez de la O a la Secretaría Hacienda y Crédito Público para sustituir a Arturo Herrera, —quien presumiblemente irá como gobernador de Banxico—, sigue la dirección de la seriedad y la intención de dar una imagen de mejor desempeño. No es que Arturo Herrera haya sido un mal muy obediente y eso pone nerviosos a los mercados.  La influencia y cercanía al propio presidente hacía dudar que tuviera la estatura como para tomar medidas que aunque necesarias, a veces contradijeran el discurso presidencial. Ramírez de la O goza de esa confianza que requieren los mercados y los socios comerciales y se percibe independencia y tamaños para establecer distancia en algunos temas que son centrales para el futuro de la administración y del país.

 Insisto, a toda capillita le llega su fiestecita y parece que a la 4T le está llegando el momento de ponerse serios, de dejar las ocurrencias y amiguismos y ponerse a trabajar. Ya se dieron cuenta de que a la gente le desilusiona eso de que se hagan muchas y muy buenas promesas que no se cumplan. Por eso, vemos y veremos ajustes y rupturas en el gabinete.

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