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Amenaza digital

Pese a los avances de la Ley Olimpia, el impacto psicológico, la vergüenza, el hostigamiento y hasta rechazo que padecen las víctimas no se...
Opinión

Juana Adriana Rocha Luna

Amenaza digital

Pese a los avances de la Ley Olimpia, el impacto psicológico, la vergüenza, el hostigamiento y hasta rechazo que padecen las víctimas no se borran aunque desaparezcan de la red sus fotos o videos íntimos.

La aplicación de mensajería Telegram apareció como fuerte competencia de WhatsApp. La herramienta cuenta con canales a través de los que es posible difundir contenido a grandes audiencias, incluso películas y series completas. Los usuarios pueden sumarse a grupos donde reciben información de instituciones gubernamentales, de medios de comunicación, empresas, ventas.

Sin embargo, era cuestión de tiempo para que estos beneficios fueran aprovechados con fines ilícitos.

En la ciudad de Guanajuato opera una comunidad que distribuye en Telegram contenido íntimo de mujeres, y además lucra con ello, ya que sus creadores exigen un pago por la suscripción.

La facilidad con que se ejerce esta forma de violencia fomenta la impunidad y convierte a cualquiera en potencial víctima.

“No todos los hombres”

En todo el país proliferan los grupos semejantes al detectado en la capital.

El pasado 16 de febrero estalló la indignación de las alumnas del Colegio de Bachilleres del Estado de Sonora (Cobach), plantel Hermosillo. Tras descubrir que sus compañeros abrieron un chat en el que intercambiaban contenido sexual que involucraba a algunas de ellas, las jóvenes intentaron golpearlos. Fue necesaria la presencia de la Policía estatal para resguardar a los estudiantes.  

Días más tarde, el titular de la Secretaría de Educación y Cultura de Sonora, Aarón Grageda, prometió una solución “total”, advirtió que no se tolerarán este tipo de conductas, y garantizó apoyo a las víctimas. Sin embargo, no se habló de sanciones a los responsables y el caso quedó en manos de la Secretaría de Seguridad.

La falta de castigos ejemplares propicia la creación de estos grupos. En nuestro estado hay pocos ejemplos.

En abril del 2023, un sujeto identificado como Raúl fue detenido en Irapuato mientras fotografiaba sin su consentimiento a una joven que caminaba delante de él. El hombre de 20 años ya había sido denunciado por acoso en redes, y resultó ser el creador de un grupo de Telegram que distribuía imágenes de mujeres de la ciudad. Dicho grupo contaba entonces con más de mil 600 seguidores.

“No todos los hombres”, suele ser la defensa ante las consignas feministas en contra del patriarcado. No todos los hombres violan, acosan o matan, pero saber que en una misma localidad, mil 600 de ellos incurren en un delito que podría ser el comienzo de otros más, es francamente aterrador.

La ley Olimpia

En Puebla se exige justicia para Fernanda. La madre de tres hijos solicitó pensión alimenticia a su exmarido; el hombre se negó y no conforme con ello difundió un video íntimo de su exposa y creó perfiles falsos donde vendía fotos donde aparecía desnuda.

La extorsión a través de material privado también es frecuente, la llamada ‘porno-venganza’ se convirtió en una herramienta de manipulación.

En 2021 se aplicó por primera vez la Ley Olimpia a un hombre de 24 años. Fue detenido en Mérida luego de exigir dinero a su víctima, a cambio de retirar del Internet sus fotografías.

Este instrumento jurídico lleva el nombre de Olimpia Coral Melo. Luego de que su expareja viralizara un video privado, Olimpia cayó en depresión e incluso pensó en el suicidio. Sin embargo, este episodio la impulsó a buscar el castigo no sólo del responsable sino de toda persona que participe en estas prácticas.

Gracias a su intenso activismo en 2018 consiguió que su iniciativa se transformara en un conjunto de reformas a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y al Código Penal Federal, que castigan con hasta seis años de prisión este delito.

La Ley Olimpia se aprobó recientemente en Argentina y están en la fila otros países como Panamá, Bolivia, Guatemala y Honduras.

Pese a sus avances y relevancia, el camino no es sencillo. Hasta 2022, en el estado de Guanajuato, sólo el 4.87% de las denuncias lograron la vinculación a proceso de los imputados (dato de la Organización Editorial Mexicana).

Las víctimas prefieren llegar a un acuerdo antes de continuar un proceso que saben será lento, porque su prioridad es frenar la divulgación de sus imágenes. Y existe una lamentable e innegable realidad: no podemos hablar de una completa reparación de daños. El impacto psicológico, la vergüenza, el hostigamiento y hasta rechazo que padecen las víctimas no pueden borrarse aunque desaparezcan de la red sus fotos o videos.

 

Tecnología enemiga

En reciente visita al municipio de Salamanca, Olimpia Coral Melo reveló que en nuestra entidad hay alrededor de 350 mercados de explotación sexual en plataformas como Facebook y Twitter. En Irapuato lograron cerrarse 10, pero se calcula que sobreviven al menos 14.

Desde el ‘sexting’ no consensuado, coerción para realizar actos sexuales explícitos hasta la trata, son amenazas a las que cualquiera está expuesto. El Internet es un vasto terreno para depredadores y abusadores. La tecnología permite delinquir desde un teclado y a través una pantalla.

Olimpia resalta los nuevos peligros que llegaron con la Inteligencia Artificial. Robar una foto de Facebook o Instagram es sencillo, y también lo es insertar esos rostros en un video pornográfico. Esta dinámica genera otra forma de agresión, extorsión y se suma a las modalidades de la violencia digital. Ha ocurrido con celebridades y ahora se ha extendido a cualquier persona. Hasta ahora no existe ningún filtro o mecanismo que frene este fenómeno.

Las redes sociales son parte de nuestra cotidianidad, son un espacio no sólo para el entretenimiento sino para cuestiones laborales, para promover causas sociales, etc.; sin duda son más sus pros que sus contras, pero en esa área oscura habitan criminales al acecho de cualquier usuario.

LO SUPERFLUO: La implementación de la Ley Olimpia reconoce otros tipos de violencia y representa un gran avance en pro de los derechos de la mujer (y no olvidemos que también protege a los hombres).

LO PROFUNDO: Las víctimas de violencia digital sufren tal degradación que el temor de denunciar o emprender un proceso legal en la mayoría de los casos es más fuerte. Y así, triunfa la impunidad.

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