Jueves, 23 Enero, 2025

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Cuando las cosas no le salen a tu jefe

Las ventanas
Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

Cuando las cosas no le salen a tu jefe

Cuando las cosas no le salen a tu jefe

Cualquiera que haya tenido una relación subordinada de trabajo, sabe que cuando las cosas no le salen a tu jefe como las quería, habrá problemas, reclamos y en una de esas, alguien va a pagar las consecuencias. El equipo se estresa cuando los resultados que se obtienen no son los esperados y a la gente le queda claro que ese no será un día brillante en el trabajo. Pero un buen líder, en vez de hacer berrinches, se pasa el trago amargo y analiza qué fue lo que pasó. Lo malo es que cuando no le salen las cosas a un jefe que si no las gana, las empata, y que no tiene quien le haga entender las situaciones, y cuando ese personaje es el presidente de la República, el tema cambia de color y se pone del tono de hormiga.

            El tema de la postulación del destacado economista Gerardo Esquivel para encabezar el Banco Interamericano de Desarrollo le salió mal a López Obrador por todos lados. No, el actual subgobernador del Banco de México no va a quedar al frente del BID por múltiples razones y por una sola: los miembros no votaron por él. Así de fácil, así de sencillo. Entonces, en vez de que el señor presidente guardara la dignidad del silencio, se lanzó contra sus adversarios reales e imaginarios —en este caso en particular, son más imaginaciones que realidades— y los acusó de conservadores y de todas las lindezas que se le ocurrieron en este momento.

            López Obrador anda contrariado y dejó al Banco de México sin uno de los economistas lopezobradoristas respetados. Lo dejó sin chamba. Al pobre Esquivel le aplicaron el juego de la silla y cuando se dio cuenta, su lugar ya no estaba ahí. El que se va a la Villa pierde su silla, dice el dicho popular y a Don Gerardo ya se la aplicaron. Se quedó como el florerito lindo que ya no saben dónde colocar.

            Vamos a explorar posibilidades, dice AMLO respondiendo a quienes le preguntan del tema. No sabe qué hará con Esquivel, lo que sí sabe es quejarse de la ultraderecha que no eligió a su gallo. Esos tecnócratas que no tienen idea de lo que es bueno, porque nada más nuestro presidente lo sabe —aquí eso lo tenemos aprendido de memoria—. Y, es que dicen por ahí que en el área del sospechosismo, a lo mejor el jefe supremo de la 4T ya le vio a Esquivel su tinte mega tecnocrático y por eso lo quería mandar lejecitos y no le salió la jugada.

            Por lo pronto, entre tanto brinco que quiso mandar a Gerardo Esquivel a las nubes prestigiosas de una banca de desarrollo internacional, parece que cayó en un hoyo y ahora ya no sabe —ni saben—dónde lo van a acomodar. Pero, para no variar, López Obrador rechaza los resultados que no le son favorables. Hace lo de toda la vida, rechaza una votación en la que Ilan Godfajn obtuvo el ochenta por ciento de los votos necesarios para ocupar la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo.

            El pobre de Gerardo Esquivel se quedó con un poco más de ocho por ciento de los votos totales. El resultado adverso a la voluntad presidencial le cayó como una piedra en el dedo chiquito a López Obrador. Los subordinados al presidente deben de estar temblando y con los dientes castañeteantes. Seguro su jefe anda de malas y encima ya trae un pendiente. ¿Qué irá a hacer con el subgobernador del Banco de México?

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