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Desbandada

La renuncia de los senadores ha traído consigo una desbandada nacional, en principio, de al menos 320 políticos priistas
Opinión

Otto René Cáceres Parra.

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El lunes pasado los senadores del PRI, Miguel Ángel Osorio Chong, ex secretario de Gobernación y ex gobernador del estado de Hidalgo, Claudia Ruiz Massieu, ex secretaria de Turismo y de Relaciones Exteriores, Eruviel Ávila Villegas, ex gobernador del Estado de México y ex presidente municipal de Ecatepec y Nuvia Mayorga Delgado, ex directora general de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, renunciaron a ese partido después de haber militado en el mismo, en algunos casos, por 30 años o más.

Habiendo también desempeñado diferentes cargos de dirección partidista y puestos en la administración pública, ocupar asientos como diputados federales y locales, haber sido integrantes en distintos gabinetes presidenciales y actualmente pertenecer al Senado de la República, la renuncia de estos cinco miembros deja a la bancada del PRI en el Congreso con nueve integrantes, siendo desplazados como cuarta fuerza política, por debajo de Movimiento Ciudadano, partido que cuenta con 12 asientos en la cámara alta.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI), fundado en 1929 por el presidente Plutarco Elías Calles, bajo las siglas Partido Nacional Revolucionario (PNR), cambia su nombre en 1938, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, a Partido de la Revolución Mexicana (PRM), adoptando su denominación actual en 1946, durante el sexenio de Manuel Ávila Camacho, gobernando al país durante 71 años consecutivos, sufriendo una gran división en 1987, al separarse del partido el grupo Corriente Democrática, encabezado por Cuahutémoc Cárdenas (que a la postre daría lugar a la fundación del PRD), sufriendo el asesinato de su candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio, en 1994, perdiendo la mayoría en la Cámara de Diputados en 1997 y la presidencia de la República en el año 2000, quedando en tercer lugar en la elección presidencial de 2006, siendo su candidato Roberto Madrazo, recuperando la presidencia en 2012, en manos de Enrique Peña Nieto, y perdiéndola nuevamente en 2018, relegado nuevamente al tercer lugar teniendo como candidato a José Antonio Meade Kuribreña.

La renuncia de los senadores ha traído consigo una desbandada nacional, en principio, de al menos 320 priistas, siendo las más trascendentes la renuncia del ex gobernador de Hidalgo, Omar Fayad Meneses (casado con la actriz Victoria Ruffo), así como de 150 militantes de la entidad, entre ellos la mitad de los alcaldes, síndicos, regidores y presidentes de comités directivos municipales, y de todos los diputados del Congreso Estatal pertenecientes al partido. Ante ello, el actual presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas (Alito), quien ha sido investigado por posibles delitos de tráfico de influencias, desvío de fondos federales, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito, fraude fiscal, ser sujeto a procedimiento de desafuero (es diputado federal), y la presentación de una serie de audios muy desafortunados, entre los que destacan la adquisición de dos automóviles de lujo, con un valor de alrededor de 6 millones de pesos cada uno, y declaraciones en contra del gremio periodístico, así como de repartir diputaciones y senadurías a familiares e incondicionales, los calificó de sinvergüenzas y ser militantes de primera y segunda que chantajean y no trabajan por la militancia.

Precisamente, ha sido la gestión de Alito Moreno, como presidente nacional, lo que ha generado la desbandada de sus militantes al no compartir la visión ni las formas con las que se maneja el partido por parte de su dirigencia, perdiendo cada vez más posiciones de gobierno (de encabezar 12 estados, actualmente gobierna dos), y de influencia (en tres entidades federativas el PRI carece de diputados, y en cinco estados solo cuenta con uno), generando la ruptura de la unidad y disciplina de los priistas, acusando a su dirigente de velar por sus propios intereses, recurrir a amenazas y trampas para prolongar su mandato, así como ser la peor dirigencia que ha tenido el partido en toda su historia.

Dadas estas circunstancias, los senadores anunciaron la creación del movimiento “Congruencia con México”, plataforma política que dará cabida a los militantes disidentes, simpatizantes partidistas y miembros de la sociedad civil, buscando tener cercanía con la ciudadanía, siendo un movimiento plural que posibilite fortalecer la democracia y dignificar la política. Lo cierto es que, inevitablemente este “movimiento” se convertirá en un partido político, ya que cuenta con los recursos necesarios para constituirse como tal, respaldado por el apoyo que diferentes sectores (líderes comunitarios, dirigentes locales, legisladores, presidentes municipales, empresarios, entre otros) puedan aportar sumándose a éste.

Esta escisión del PRI, como nueva agrupación política, tendría como uno de sus objetivos principales competir electoralmente para contar con representación política, principalmente en el Congreso federal en ambas cámaras, congresos locales, presidencias municipales y regidurías, permitiéndoles posicionarse políticamente, e influir en la toma de decisiones, contando con la suficiente fuerza para competir posteriormente por gubernaturas y, eventualmente la presidencia de la República, ya sea aliados con otros partidos o como fuerza política propia.

Siguiendo la máxima de la estrategia “no se debe subestimar al enemigo”, si algo nos ha enseñado la historia reciente, es que partidos o movimientos, producto de escisiones políticas, han logrado ser altamente competitivos, posicionándose en relativamente poco tiempo en diferentes segmentos del electorado, por lo que no se debe descartar que este movimiento disruptivo, emanado de esta ruptura partidista, pueda surgir con la fuerza y el posicionamiento necesarios en la escena política nacional.

Los senadores, ahora pertenecientes al movimiento Congruencia por México, no son suficientes para ser reconocidos como un grupo parlamentario en sí mismo, sin embargo, a pesar de su independencia, serán un grupo unido, con la libertad de apoyar o no con sus votos a otras fuerzas políticas, principalmente al partido Movimiento Ciudadano (MC) y al Grupo Plural, constituido por cinco senadores separados de sus diferentes grupos parlamentarios de origen (Morena, PT y PAN) y uno independiente, que pudieran inclinar la balanza a favor o en contra de determinadas iniciativas o procedimientos que deban presentarse y votarse en el Pleno del Senado.

Finalmente, ante este escenario, una de las preguntas más recurrentes será ¿nos encontramos ante el proceso de desaparición del PRI? En el largo plazo tal vez, producto probablemente de su desintegración paulatina. En el mediano plazo seguramente presenciaremos la reducción del mismo, relegándolo a ocupar la cuarta o quinta posición como fuerza política nacional, mientras que en corto plazo se aferrará con uñas y dientes a los cotos de poder que aún mantiene, así como conformar y mantener alianzas y acuerdos con otras fuerzas políticas que le permitan ampliar o conservar sus actuales posiciones políticas.

El partido que alguna vez fuera la fuerza política más poderosa del país parece encontrarse inexorablemente en camino a ser consumido por él mismo.

JRP

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