Martes, 14 Enero, 2025

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Dólares y autogestión…

Divisadero
Opinión

Eliazar Velázquez - Divisadero

Dólares y autogestión…

Dólares y autogestión

Foto: Especial

Quienes desde los escritorios gubernamentales o los cubículos académicos del Bajió propagan la idea de que en el noreste de Guanajuato las imágenes de la pobreza son devastadoras y lagrimean cada que el Coneval publica sus cifras de marginación, quedarían boquiabiertos si se aproximaran a las inmediaciones de una comunidad xichulense llamada El Aguacate, localizada a varias horas de cabecera en recorrido por una brecha sinuosa.

La primera imagen que se tiene frente a los ojos rompe de inmediato los estereotipos de depauperación extrema que, unos por conveniencia y otros por ignorancia, tanto gustan generalizar y seguir cultivando los políticos de la zona y algunos burócratas del gobierno estatal; en ese sitio la mayoría de casas construidas sobre las pendientes de los cerros son sorprendentemente modernas y citadinas, como igualmente, en el tipo de vehículos estacionados bajo tejabanes y en otros datos palpables se percibe que en esa pequeña localidad existe un alto poder adquisitivo sustentado en las remesas de dólares.

Tan prolífico y tan de ida y vuelta está siendo el producto del trabajo de los migrantes al norte, que por estos días, financiada por ellos, terminaron una magna obra comunitaria en la que invirtieron varios millones de pesos, se trata de uno de esos ejemplos ya escasos de autogestión en tiempos cuando buena parte de la población se ha vuelto dependiente de los apoyos gubernamentales.

Con aportaciones de los paisanos, pero también con rifas y kermeses organizadas por ellos mismos allá en Estados Unidos, coordinando el trabajo mediante un comité en el lugar y otro en Arkansas, se edificó un majestuoso templo católico situado en un terreno de difícil construcción, el cual además de la elegancia, calidad y belleza de sus acabados interiores, tiene la particularidad de que replica detalles de la fachada de la parroquia de la cabecera municipal de Xichú.

Se llevaron algunos años en ese esfuerzo pero lograron su propósito. Para celebrarlo acaban de realizar una gran fiesta con danza, huapango, muchas flores y hasta ese lugar se desencaminó el Obispo de la diócesis queretana Mons. Fidencio López Plaza.

Resalta esta acción comunitaria por su magnitud y porque desempolvó y puso en juego la antigua capacidad de auto-organización que era característica generalizada en los habitantes de toda la serranía, pero que lamentablemente ha sido lastimada y debilitada por el clientelismo político, el cual ha propiciado que mucha gente actualmente ya no haga nada por su entorno sino es mediando algún pago del gobierno.

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La cultura pierde un gambusino…

Eduardo Llerenas. Foto: Especial

El pasado 6 de septiembre falleció en su casa de Tlayacapan Morelos, a los 77 años Eduardo Llerenas, conocido etnomusicólogo que hizo acopio de un monumental acervo de música tradicional y popular que comenzó a registrar desde la década de los setenta del siglo pasado en múltiples regiones de México, así como en el Caribe y África. Con esos materiales produjo un sinnúmero de valiosas grabaciones muchas de las cuales aparecieron bajo el sello “Discos Corason” que fundó con la periodista y etnomusicóloga inglesa Mary Farquharson.

Pero no solo registro y divulgó expresiones musicales de índole comunitaria rural, tras el “Chan Chan” del Buenavista Social Club, o “El cuarto de Tula” de Eliades Ochoa -que tanto se escucharon en los bares cuevanenses- está su mano, pues él fue quien abrió el camino para que esas propuestas llegaran al público mexicano.

A finales de los años noventa, el Instituto Estatal de Cultura tuvo el tino de apoyar la iniciativa de realizar una antología aproximada de la música y el canto a lo humano y lo divino propios de la Sierra Gorda. Así fue como durante algunos días una habitación de la llamada “casa de visitas” en la cabecera de Victoria, fue habilitada como estudio donde llegaron a grabar una muestra de su talento alabanceros de Malinto perteneciente a ese mismo municipio y también de Doctor Mora, San José Iturbide, Atarjea, así como músicos de Misión de Chichimecas, huapangueros y compositores de corridos. Ese material producido por Eduardo Llerenas es una joya poco conocida en nuestra entidad. También a través de él llegaron algunos de los espectáculos de corte africano y gitano que los guanajuatenses han podido disfrutar en el Festival Cervantino.

Por azares de la vida tuvimos amistad cerca de treinta años y pude atestiguar su espíritu explorador de tesoros musicales con raíces hondas. Su casa era un santuario de la música, ahí uno podía asomarse a los cantos y sonidos que dan identidad a los múltiples rincones del país y del mundo.

En su último medio siglo de existir puedo aventurar que no hubo un solo día o noche donde “Lalo” soltara de sus labios la música y dejara de contar historias de músicos, fue un privilegio que le dio la vida producto de su perseverancia y de la fidelidad que tuvo al llamado de su pasión. Descanse en paz.

Dólares y autogestión…

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