Economía y sociedad
Sin piedad
Este fin de semana el Papa Francisco ha lanzado urbi et orbi como mensaje que la pandemia de Covid-19 ha demostrado que las ‘teorías mágicas’ del capitalismo han fracasado y urgió al mundo que el mundo necesita una nueva clase política que fomente el diálogo y la solidaridad; añadió que trabaja en una nueva encíclica denominada ‘Fratelli Tutti’ o ‘Hermanos Todos’.
Esta reflexión del Santo Padre resulta contrastante con lo dicho por Luis Niño de Rivera, presidente de la Asociación de Banqueros de México (ABM) que ha dicho sin el mínimo de pudor que no habrá quitas a los morosos y que los apoyos a sus clientes no significarán una reducción del lucro de estos negocios.
Sin duda, la puntualización del dirigente de los banqueros no será bien vista por todos los mexicanos que esperarían un poco más de solidaridad de la banca, que de paso boletinará a casi todos los mexicanos en el Buró de Crédito.
No debe olvidarse que luego de la crisis de 1995 fue beneficiada por el gobierno federal con un rescate hecho con el dinero del pueblo de México que, a cambio de sostener el sistema financiero (con beneficiarios muy marcados) dejó de utilizar esos recursos en el desarrollo social, infraestructura, salud pública y otros aspectos.
Es cierto, en aquel momento, era importante mantener en funcionamiento la banca para que no se cayera en tácticas como el ‘corralito’ de Argentina, lo que llevó a mejorar la economía después, pero también es cierto que los banqueros no sacrificaron ganancias y de eso sabe muy bien el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando con ello justifica que no se bajen recursos para apoyar al sector empresarial en esta crisis económica y sanitaria. En el camino se documentó la usura que ha sido tan recurrente en nuestro país.
Todas las empresas han hecho sacrificios para sostener a sus trabajadores con empleo, los pequeños comercios rematan lo poco que tienen y los trabajadores ven perder sus propiedades a crédito por el desplome de la actividad económica. Se esperaría un poco de empatía de la banca, que ha obtenido en México ganancias muy superiores a la mayoría de las naciones por sus altas comisiones. Ellos, caminan en sentido contrario, sin piedad.
Esta situación que para el estado de la economía resultará injusta para muchos mexicanos, otorga al Banco del Bienestar del gobierno de López Obrador, la oportunidad de descollar con la emisión de 10 mil créditos directos a la producción, los cuales irán en montos de los 20 mil a 50 mil pesos.
Su directora, Diana Álvarez Maury, ha señalado que los pagos se harán a un costo muy por abajo del que tiene la banca privada. La idea es generar alicientes a los pequeños empresarios para salir adelante.
Sin intermediarios, los créditos tendrán como plazo de liquidación 18 meses, más tres de gracia. Comenzarán a pagarse al cuarto mes luego de que los microempresarios hayan recibido los recursos, todo a una tasa de interés competitiva de 10%, por debajo del promedio en el mercado. Un estímulo necesario.
Con esta visión tan primitiva del capitalismo en los accionistas de la banca, es entendible cómo la población sea yesca para formas de ejercicio gubernamental de corte populista, más allá que las cosas parece que se harán correctamente con el Banco del Bienestar, en este momento tan difícil para la economía de todos.
LC