Domingo, 12 Enero, 2025

19 ℃ Guanajuato

El Frankestein; la alianza PAN-PRI-PRD, un monstruo político

Memoria histórica
Opinión

Staff LC Camargo

El Frankestein; la alianza PAN-PRI-PRD, un monstruo político

Alianza electoral es la unión temporaria de dos o más partidos políticos con el fin de concurrir unidos a la competencia electoral, presentando la misma candidatura en todos o algunos de los niveles de gobierno. Y en todas o algunas de las categoría o cargos a elegir.  En México solo se reconocen en ley los frentes y coaliciones.

Contrario a lo que se espera, los partidos políticos se alejan cada vez más del electorado, no solo de sus principios e ideología. En franco retroceso, en un recurso de desesperación, han sido capaces de unirse hasta con el mismo diablo. Como si los ciudadanos no tuviéramos memoria,  ahora nos proponen una alianza imposible de derecha e izquierda, como el agua y el aceite, a todas luces incongruentes, enfermos de poder, a quien solo les mueve la ambición y la avaricia,  sin escrúpulos, que cree que el fin justifica los medios. Y que mucho ha dado de que hablar al pueblo, al que le siguen debiendo, en resultados y congruencia, lealtad.

Los ciudadanos que aspiramos a una democracia substancial si distinguimos de la democracia política, porque la segunda en ocasiones vulnera los derechos fundamentales alegando el beneficio de la mayoría, sin embargo un derecho substancial debe de gozar, plena garantía incluso frente a la mayoría absoluta. Se trata entonces de defender los Derechos Fundamentales, como democracia substancial, incluso oponiéndola a la democracia política. El derecho no debe legitimarse en mera formalidad del resultado electoral; sino que debe de corresponder su validez a su esencia, para arribar a un Estado de Derecho que ejerce el poder sometido a la ley, dentro de los límites del reconocimiento constitucional de los derechos inviolables del individuo, que son normas constitucionales preliminares que permiten el desarrollo del juicio. Siendo el Estado Liberal  el supuesto histórico y jurídico del Estado democrático.

 “Para un régimen democrático, estar en transformación es el estado natural”, y todas las definiciones de democracia coinciden en que su principal característica, a diferencia de los otros regímenes políticos; que es dinámica, y se encuentra en permanente mutación.

Se estableció en el artículo 4o. de la Constitución de Apatzingan  de  1914 que el gobierno no se instituye por honra o interés particular de ninguna familia, de ningún hombre o clase de hombres, sino para la protección y seguridad general de todos los ciudadanos, unidos voluntariamente en sociedad, estos tienen derecho incontestable a establecer el gobierno que más les convenga, alterarlo, modificarlo y abolirlo totalmente cuando su felicidad lo requiera.

Para llevar a los ciudadanos al poder surgieron los partidos políticos, pero; ¿qué son y qué representan los partidos políticos? Hago una breve historia: El génesis de los partidos políticos se encuentra en distintas épocas, unos dicen que se encuentra en la polis griega, según el historiador Plutarco, los geomoros y demiurgos, eran junto a los eupátridas, las tres clases en las que Teseo dividió a la población libre del Ática.  Los eupátridas eran los nobles; los demiurgos eran los artesanos; y los geomoros eran los campesinos. Estos dos últimos grupos, «en creciente oposición a la nobleza, formaron el demos de donde tiene su origen la palabra tan prostituida “democracia” que significa gobierno de los artesanos y campesinos; otros encuentran su génesis en el siglo XVII en Inglaterra. En su enfoque institucional Maurice Duverger diferencia: señala que los partidos de creación interna : nacen en el seno del Parlamento. Remontándose éste  al reinado de Enrique III de Inglaterra. En un principio se presentaron como facciones que se disputaban el poder como ejemplo los Tories (conservadores)  y los Whigs (liberales) que más tarde evolucionarían con la participación en el parlamento de caballeros y burgueses se conoce históricamente como la reunión de “los Comunes” (the Commons). Naciendo así los Lores y los Comunes. Reconociendo que la historia y el debate puede ser profuso en este punto, además de ilustrativo, pero no oportuno por este espacio editorial.

Un partido es una agrupación de personas que profesan la misma doctrina política. Benjamín Constant  1816.   Cabe señalar que en la vida interna de los partidos políticos está rodeada de misterios, no se obtienen datos precisos, para muestra veamos como parecen ostras, celosamente cerrados a abrir y transparentar sus finanzas, a la sociedad que es la que los mantiene, son como los paracitos, que se esconden en las entrañas;  solo los viejos militantes conocen bien los pliegues de la organización, las sutilezas y las intrigas que se anudan en ellas, por ello se dificulta la tarea de investigación. Autores como Panebianco, señalan que es necesario llevar a cabo un estudio a la luz de la teoría comparada de los sistemas de partidos, como un retorno desde la perspectiva de su dinámica organizativa interna.  Descarta el perjuicio sociológico de creer que los partidos son manifestaciones en el ámbito político de las divisiones e intereses sociales y el perjuicio teleológico basado en la idea de que los partidos son organizaciones constituidas en función de objetivos específicos, dando definiciones elaboradas en base a metas ideológicas, pero ambas no son los objetivos reales de un partido cuyo fin mínimo es ganar las elecciones para conquistar el gobierno. Lo que verdaderamente distingue a los partidos de otras organizaciones, son el ambiente electoral en el que se desarrollan y la específica actividad de competir por los votos. Y es aquí donde se afirma que van por la ruta equivocada, por lo oportunista y convenenciera que resulta la alianza PAN-PRI-PRD. Y la ciudadanía ya no se traga esa pifia. Hemos evolucionado. Somos ya liebres muy lampareadas.

Delimitemos el concepto. Se define al partido político como “un conjunto de hombres unidos para promover, mediante su labor conjunta, el interés nacional sobre la base de algún principio particular acerca del cual todos están de acuerdo, según Edmundo Burke. Concepto que se desarrolla en el siglo XVIII, en el auge de la democracia representativa como ideal  se considera que las opiniones y visiones de mundo pueden y deben agruparse en partidos que así deben discutir en los órganos deliberativos generando el auge de las formas parlamentarias.

En este sentido los partidos son básicamente los organismos que median entre el ciudadano y el gobierno en un primer momento, pero sobre todo, mediación en el sentido de que son el medio a través del cual los ciudadanos pueden formar parte del gobierno.

Y son una organización estable y permanente; que se basa en una ideología y un programa de gobierno para definir unos objetivos; que busca alcanzar dichos objetivos mediante el ejercicio del poder político; y que dicho ejercicio busca ocupar cargos públicos electivos

La Constitución Federal señala en su artículo 41 que  “la renovación de los poderes Legislativo y Ejecutivo se realizará mediante elecciones libres, auténticas y periódicas, conforme a las siguientes bases: Los partidos políticos son entidades de interés público; la ley determinará las normas y requisitos para su registro legal, las formas específicas de su intervención en el proceso electoral y los derechos, obligaciones y prerrogativas que les corresponden. En la postulación de sus candidaturas, se observará el principio de paridad de género.

Los partidos políticos tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, fomentar el principio de paridad de género, contribuir a la integración de los órganos de representación política, y como organizaciones ciudadanas, hacer posible su acceso al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo, así como con las reglas que marque la ley electoral para garantizar la paridad de género, en las candidaturas a los distintos cargos de elección popular. Sólo los ciudadanos y ciudadanas podrán formar partidos políticos y afiliarse libre e individualmente a ellos; por tanto, quedan prohibidas la intervención de organizaciones gremiales o con objeto social diferente en la creación de partidos y cualquier forma de afiliación corporativa.”

La democracia al interior de los partidos políticos, en México aún tiene varios aspectos por cumplir y deja muchas expectativas en la sociedad, al seleccionar a los precandidatos a puestos de elección popular a ciudadanos de manera, obscura, por dedazos, sin una elección abierta y democrática; en la mayoría de los casos por designación  de forma  selectiva de una élite que forma parte de la nomenclatura de las cúpulas de las dirigencias partidistas, personas sin escrúpulos ni principios, quienes nunca quieren dejar el hueso, por eso se han autorizado la reelección casi al infinito de una manera arbitraria para llevarlos a asumir el poder y ejercerlo conforme a su particular interés, genera una mayor desigualdad, hasta ahora, la teoría de la representación ciudadana, resulta una falacia, como bien lo exponen autores como Robert Michels  y Angelo Pannebianco, los partidos políticos solo se representan a sí mismos, y sus muy particulares intereses. Muestra de ello resulta esta alianza entre la izquierda y la derecha PAN-PRI-PRD, sin ninguna congruencia ideológica, como se demuestra con esta alianza temporalera, que demuestra que nuestros políticos no conocen ni su propia doctrina, ni los principios mucho menos tienen una ideología propia que no sea la del dinero y la conveniencia. Y que están dispuestos a sacrificarla en aras de una alianza espuria. Por qué no nos explican con qué ideología van actuar en el Congreso de la Unión, que iniciativas de leyes van a impulsar. Nada de eso nos dicen.

Nos gobierna una oligarquía como explica con la ley de hierro de la oligarquía,  Robert Michels  en su obra: Los partidos políticos, mediante la que afirmaba que “tanto en autocracia como en democracia siempre gobernará una minoría”, la idea básica es que toda organización se vuelve oligárquica. Los líderes, aunque en principio se guíen por la voluntad de la masa y se digan revolucionarios, pronto se emancipan de ésta y se vuelven conservadores. Siempre el líder buscará incrementar o mantener su poder, a cualquier precio, incluso olvidando sus viejos ideales. Por eso, las organizaciones políticas pronto dejan de de ser un medio para alcanzar determinados objetivos socioeconómicos, y se transforman en un fin en sí mismo. Como lo demuestran al pretender llegar al poder, olvidando sus ideologías y principios, sin que la sociedad atine a entender con qué programa pretenden gobernar.

Es tiempo de cambios de paradigmas,  deben afianzarse los partidos políticos para consolidarse en un verdadero sistema de partidos, reorientando sus funciones, democratizándose, socializando y democratizando sus decisiones, eligiendo de forma abierta a los candidatos, no que los gobernantes se aprovechen de su puesto para lanzarse desde lo oscurito, como trampolín del cuarto obscuro, saltan de secretaria de gobierno a una diputación u otro cargo público, cuando ni siquiera terminan una responsabilidad,

Pero no debemos dejar confundir al electorado la Alianza PAN-PRI-PRD,  no solo debe criticar al gobierno actual, debe decirnos;  el como pretende cambiar y resolver los grandes problemas que México enfrenta, debe decirnos cuál será su programa de gobierno, estos partidos tienen orígenes distintos, ideologías que se contraponen, aun cuando en eso se basa la riqueza y la pluralidad, pretender una alianza oportunista con fin electorero, es traicionar las propias convicciones, y la democrática;  es deseable y exigible que conserven un poco de principios e ideología.

Esta alianza que proponen, carece de confiabilidad ciudadana, al desconocer totalmente con que programa, doctrina, principios o ideología pretenderían gobernarnos A menos que claro, simulen u oculten acuerdos soterrados. Mejor sería que en lugar de ataques mediáticos, y críticas; nos digan como proponen resolver los problemas que nos aquejan.

Temas

  • Memoria histórica