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El maniqueísmo y los farsantes de la democracia

El maniqueísmo se define como una doctrina religiosa cuya cosmología dualista, propuesta por el sacerdote persa Maní en el siglo III, basada en el dualismo..
Opinión

Oscar Alfredo Silva Ortiz

El maniqueísmo y los farsantes de la democracia

El maniqueísmo se define como una doctrina religiosa cuya cosmología dualista, propuesta por el sacerdote persa Maní en el siglo III, basada en el dualismo de la religión de Zoroastro, que establece un conflicto entre un mundo de luz bueno y espiritual y un mundo de oscuridad malévolo y material. A lo que en la actualidad pretenden reducir sus argumentos la resistencia a las reformas al poder judicial.

Esta oposición reduccionista pretende dividir a los mexicanos en dos bandos, los que están a favor de la reforma y los que están en contra. Señalando que la reforma judicial va a traer la oscuridad de la nación.

Pasan por alto que la composición política actual en nuestro sistema jurídico se basa en la teoría de la división de poderes y en la teoría de la representación, que han definido quienes van a conducir el destino y las instituciones ejerciendo el poder soberano.

El poder constituyente originario ha sido definido como la voluntad política creadora del orden, como voluntad soberana suprema que tiene el pueblo así establecido en los artículos 39 y 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Artículo 39. La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

 

Artículo 41. El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia de éstos, y por los de los Estados y la Ciudad de México, en lo que toca a sus regímenes interiores, en los términos respectivamente establecidos por la presente Constitución Federal y las particulares de cada Estado y de la Ciudad de México, las que en ningún caso podrán contravenir las estipulaciones del Pacto Federal.

Para modificar la constitución se requiere el poder constituyente, de ahí la necesidad de construir los consensos necesarios para lograr la aprobación por mayorías que significan las dos 2/3 partes de los diputados y senadores presentes Como fue en la Cámara de Diputados y como seguramente lo será en el Senado de la República.

Ya basta de mentiras e hipocresía de quienes se oponen a la reforma judicial, con la que solo se busca detener el avance democrático de nuestro país. Cabe recordar que la iniciativa se presentó desde hace más de 7 siete meses, los cuales debieron ser suficientes para que quienes quisieran aportar sus propuestas pudieran hacerlo; desde el 5 cinco de febrero de este año, no les alcanzo el tiempo y hasta el último momento, ayer apenas, la magistrada presidenta de la suprema corte de justicia de la nación, ha puesto sobre la mesa sus propuestas. Al final, a destiempo y de forma mañosa, para confundir a la población, desconociendo el parlamento abierto llevado a cabo durante 7 meses en todo el proceso legislativo. No van a continuar retrasando la impartición de justicia, como hasta ahora irresponsablemente, lo han pretendido, violando la constitución, creando conflictos mayores con el paro de labores, y la suspensión de las sesiones de la suprema corte de justicia. Nuestro país sufre desde hace muchos años de una profunda desigualdad, pobreza, impunidad e injusticia, Que exige que actuemos rápido para corregir esas asimetrías sociales, las cuales se han venido perpetuando hasta ahora con la complicidad de los ministros, provocando inestabilidad política y económica.

La historia los juzgará, si las reformas aprobadas al Poder Judicial son para beneficio del pueblo de México y este puede gozar de ese derecho a elegir a los ministros, jueces y magistrados. Si resultare una equivocación siempre habrá la posibilidad de corregirlo.

Este es el momento, en el que se debe acatar la voluntad, popular expresada en las urnas, cristalizada en el proyecto de nación que quiere la mayoría de los mexicanos en contra de los privilegios, si hubiese sido otra la voluntad, los resultados del 2 de junio, hubiesen sido diferentes.

Si la resistencia continúa aferrada a sus privilegios y canonjías, va perder no solo, la credibilidad, sino el respeto de los ciudadanos. Olvidan que deben cumplir con sus responsabilidades. Y que las leyes establecen sanciones a quienes dejan de cumplir con sus funciones.

Una nueva etapa en la vida de la republica ha iniciado, y no se va a detener por una reducida minoría, mediante un inusitado activismo político, jamás visto en el poder judicial, que ha puesto en entredicho su imparcialidad y dignidad, que esta en pie de lucha para defender sus privilegiados.

BIENVENIDA SEA LA REFORMA AL PODER JUDICIAL, EN BENEFICIO DE LOS MEXICANOS.

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