El paquidermo federal
Es sabido que desde 2019 en el gobierno de México ha dejado de gastarse e invertirse en varios rubros, esenciales para diversos sectores del país, a cambio de los proyectos que considera prioritarios el residente del Palacio Nacional. Así, se ha caído en el más profundo subejercicio de la historia moderna, que se ha querido esconder detrás de algo llamado austeridad republicana. La lista de servicios y actividades públicas que están en crisis por la carencia de fondos sería muy larga. Pero, la mayoría en el Congreso Federal es silente a esto, a pesar de que mandata una forma de gasto cada año y no se cumple.
Por lo anterior, resulta notable la información que presenta el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi) sobre la obesidad gubernamental federal. Conforme a lo descrito en el Censo Nacional del Gobierno Federal, se sabe que la austeridad republicana disminuyó el número de instituciones de la administración federal de 316 a 312, una baja de 1.3 por ciento. Todo entre el último año del gobierno de Enrique Peña Nieto y el inicio del segundo año de mandato de Andrés Manuel López Obrador.
Pero… entre la cantidad de personal federal que entregó Peña Nieto y el que actualmente labora en el gobierno de la Cuarta Transformación hubo un incremento de 8.8 por ciento, es decir: al final del sexenio pasado había un millón 476 mil 478 servidores públicos y actualmente hay un millón 606 mil 800 burócratas. En apenas un año de mandato de López Obrador había 130 mil 322 funcionarios más que sufragan los contribuyentes.
Entre los datos interesantes del manejo del personal federal, se desprende del informe de Imegi que, porcentualmente, aumentó el número de servidores públicos en desarrollo agrario, territorial, urbano y vivienda, en casi 300 por ciento, al pasar de 1,764 a 6,669. Luego, en gobierno y política interior, hubo un aumento de 189 por ciento, pero ya cuanto se cuantifica que representa ese aumento, se observa que pasaron de 11 mil 125 funcionarios a 32 mil 198. La seguridad pública prácticamente creció 129 por ciento, al pasar de 42 mil 233 a 96 mil 622 empleados, la mayoría incorporados a la Guardia Nacional y Fuerzas Armadas. En materia de energía y combustibles, también se hizo una mega contratación de personal, que porcentualmente se observa en 86 por ciento, pero que al cuantificarse si marca un gran salto: De 137 mil 483 trabajadores, ahora hay 256 mil 330, 119 mil personas más están en Pemex y la CFE, primordialmente. Una política de contratación no vista desde los años setenta del siglo XX, la llamada era de la “administración de la abundancia”, la de los “jolopos” –muchos de ellos en el círculo mayor de decisiones- que llevó a México a la quiebra y la crisis de los años ochenta.
Lo anterior marca los punto donde hay interés del gobierno de la Cuarta Transformación en activar personal. Lo interesante es dónde se ha dejado de invertir en personal, o donde hubo más despidos: turismo, -15.2 por ciento; igualdad de género y/o derechos de la mujer, -16.4 por ciento; cultura física y deporte, -38.9; despacho del Ejecutivo, -40.3 por ciento y ciencia, tecnología e innovación, con -44.1 por ciento.
Podría decirse que la magia de los porcentajes podría hacer ver grandes reducciones, por ejemplo en cultura física y deporte, donde en cultura física y deporte eran 18 y pasaron a 11. Pero, el verdadero golpe fue en la ciencia, tecnología e innovación, pues había 15 mil 972 servidores públicos (científicos sobre todo) a 8 mil 923. Es decir, fueron despedidos 7 mil 49 personas relacionadas con la investigación científica.
Cuando comenzó el sexenio se dijo que iba a ejecutarse una política de aliento a una participación más nutrida de las mujeres. La realidad es otra, las plazas del gobierno federal están así, de acuerdo a este censo del Inegi: 51.8 por ciento para hombres y 48.2 por ciento para mujeres.
Lo notable es que en 2018, Enrique Peña Nieto entregó una administración pública federal con más mujeres que hombres. Había 726 mil 541 hombres por 749 mil 937 mujeres. Luego de un año de gobierno de AMLO, el Inegi detectó que al terminar 2019 la cosa había cambiado radicalmente, además de aumentarse el personal, se contrató a poco más de 100 mil hombres: se registraron 831 mil 617 varones en la función pública y las mujeres llegaron a 775 mil 183 plazas.
Podrá decirse que las mujeres fueron menos por un aumento en personal de seguridad y energía, pero lo cierto es que en el reacomodo, nada bien les fue a ellas, como ha sido en realidad en todo el sexenio.
En concreto, los números nos indican que el gobierno de la Cuarta Transformación siguió engordando, a pesar de la famosa austeridad republicana, enfocándose en áreas de desarrollo social; seguridad pública y control político; dándose menor importancia a la investigación científica, lo cual se observa en nuestras carencias para enfrentar la pandemia de COVID-19 y sobre todo, es un gobierno proclive a creer que los hombres tienen más capacidades en los cargos.
Si lo preguntan, en materia de salud, entre 2018 y 2019 no hubo crecimiento. El 3.8 por ciento de su plantilla estaba en ese rubro con EPN y con AMLO siguió igual al inicio de 2020. La pandemia y el desastroso inicio del Insabi posiblemente modificaron la contratación de personal, pero eso se evaluará en los próximos meses. El estudio que presentó esta semana el Inegi, se realizó en el último trimestre de 2020. Así las cosas de la administración pública federal.