Lunes, 03 Febrero, 2025

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Horrores al sol

Lo mismo cuando hay una guerra entre naciones como cuando hay una disputa familiar, hay verdades que se exponen, trapos sucios que quedan a la vista...
Opinión

Cecilia Durán Mena

Horrores al sol

Lo mismo cuando hay una guerra entre naciones como cuando hay una disputa familiar, hay verdades que se exponen, trapos sucios que quedan a la vista y que muestran la parte oscura de las monstruosidades que cada uno puede hacer. En la guerra de Ucrania, han quedado expuestos los horrores al sol.

Las imágenes que llegan son crueles al extremo, las decapitaciones de soldados ucranianos que se difunden en redes sociales nos dejan ver a tropas rusas y a los mercenarios de un grupo paramilitar Wagner —que se ha conformado por delincuentes encarcelados— nos recuerdan las actividades de grupos terroristas o de crimen organizado. Se entiende que en la guerra y en el amor todo se vale, pero las cicatrices que quedan para el futuro son duras y de largo aliento.

Eso, además de la represión que sufren quienes usan su voz para disentir y mostrar desacuerdos y las detenciones de periodistas de guerra que han fungido como corresponsales de periódicos como el Wall Street Journal, tal es el caso de Evan Grershovich. Pareciera que como Humanidad, hemos aprendido poco y que las convenciones internacionales que buscan quitarle animalidad a los conflictos internacionales sirven de poco en estas circunstancias.

Por otra parte, se han filtrado gran cantidad de documentos secretos de espionaje estadounidense en las que se revela información delicada sobre planes de la OTAN, Estados Unidos y países aliados con alcances desastrosos. Se pueden ver los balances en torno a las campañas de invierno y un estrangulamiento estratégico a territorio ucraniano y se revelan las fisuras al interior del gobierno de Vladimir Putin.

Nadie entre los involucrados tiene las manos limpias. Todos los dedos escurren sangre. Unos atacando, otros apoyando, otros defendiendo y lo cierto es que los intereses de unos grupos específicos trastocan la vida de los civiles y la ponen en otro lugar. Un lugar de sufrimiento, tristeza, despojo, migración y en muchos casos de abandono.

Nos decimos que para entender, hay que conocer los antecedentes. Desde 2014, Ucrania ha estado en conflicto con separatistas prorrusos en el este del país. El conflicto ha sido violento y ha resultado en miles de muertes y el desplazamiento de millones de personas. Aunque se han realizado varios acuerdos de paz, la violencia continúa en la región y cada vez se agrava más.

En 2022, la situación se complicó aún más cuando Rusia invadió Ucrania, alegando que necesitaba proteger a la población rusa que vive en el país. La invasión ha sido condenada por gran parte de la comunidad internacional, incluyendo la Unión Europea y los Estados Unidos, y se han impuesto sanciones a Rusia.

La guerra ha llevado a una grave crisis humanitaria, con millones de personas que necesitan ayuda en Ucrania y en los países vecinos que han acogido a los refugiados. Además, la economía ucraniana ha sufrido mucho debido a la guerra y la incertidumbre política.

La guerra en Ucrania es un conflicto en curso que ha causado muchas víctimas y ha afectado profundamente a la población y la economía del país. La situación actual sigue siendo tensa y es importante seguir monitoreando los desarrollos en la región. Podríamos caer en la tentación de creer que Ucrania y Rusia están muy lejos y que eso no afecta nuestras vidas. Sería un error.

Las afectaciones por la guerra han sido mundiales. Y, más allá del tema económico y los elementos políticos que quedan a la vista, están los horrores que un ser humano puede hacerle a otro semejante. Eso que pasa allá, nos lleva a cuestionarnos si en nuestra cotidianidad, en la proximidad de nuestras actividades, esa misma crueldad está presente. La respuesta nos puede horrorizar.

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