Inclusión laboral: Retos y buenas prácticas

Las personas con discapacidad que desean ingresar al campo laboral deben de atender 3 campos de acción: la rehabilitación física, para que tengan mejores habilidades y desarrollo en todos los ámbitos; la educación continua que, además de ser un derecho plasmado en la constitución, les permitirá ser competitivos en el mercado laboral; y finalmente la toma de conciencia o cultura de inclusión.

Estos aspectos son parte de un dialogo que recientemente tuve con representantes de centros de trabajo con experiencia en el tema de inclusión laboral de personas con discapacidad, donde conocí aspectos para fortalecer el éxito en estas prácticas de integración a la economía de este segmento en la sociedad actual.

La coincidencia de los participantes en la importancia de impulsar una mayor cultura inclusión en el sector empresarial, organizaciones civiles y en la propia sociedad, así como trasmitir los beneficios sociales y morales que obtienen las empresas al contratar a una persona con discapacidad, llama la atención para avanzar en la materia.

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Quiero referirme también a este planteamiento hecho por otro participante en el dialogo: una de las estrategias que contribuye al éxito en el proceso de la inclusión laboral es, sin duda, la creación de un comité interno de inclusión, donde se establecen las acciones, la preparación ética, evaluación ergonómica, atención médica, capacitación y análisis del puesto para que el personal que ya labora y quienes están por incorporarse a la empresa logren un modelo de trabajo efectivo para todos.

El gerente de una planta automotriz que tiene más de 5 años contratando exitosamente personas con diferentes tipos de discapacidad, comentaba que la diversidad en un ambiente de trabajo puede ampliar la visión de todos y crear un espacio donde pueden converger diferentes ideales que en conjunto creen una meta en común.

La inclusión de quienes viven en esta condición es un reto por las barreras físicas y actitudinales que enfrentan y les impide o limita su acceso al ejercicio de derechos como el trabajo; además, la población con discapacidad no es un grupo homogéneo, y hay personas que requieren mayor intensidad en los apoyos para alcanzar una participación en condiciones de igualdad.

El beneficio de una empresa al incorporar a las personas con discapacidad es rentable, justo y responsable y va desde mejorar el clima laboral, obtener un valor agregado frente a los clientes, acceso a beneficios tributarios, disminuye el ausentismo e incrementar la productividad, la competitividad, la creatividad y la innovación entre todo el personal que trabaja en la empresa.

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Que las personas con discapacidad tengamos un empleo nos ayuda a cambiar nuestras vidas, ya que pasamos de no tener un ingreso propio a tenerlo y con ello comienza un vivir con independencia y autonomía. Hasta la próxima.