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La delicada posición de Panamá

Las Ventanas
Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

La delicada posición de Panamá

“Toda acción pública debe mostrar signos de respeto”.

George Washington

La diplomacia tiene como objetivo cuidar y velar los intereses de una nación en relación con otro Estado. La importancia de la práctica diplomática radica en la versatilidad de las funciones desempeñadas por los involucrados y por la importancia de los asuntos que tratan. Se trata del cuidado de la relación bilateral de dos países. En esta condición, la figura de los embajadores residentes, cuyas funciones giran en torno a la generación de información fidedigna, la minimización de las fricciones potenciales y el fomento de las relaciones amistosas entre los Estados soberanos es muy relevante. Por eso, me imagino la preocupación del presidente panameño Laurentino Coritzo al recibir la propuesta que México hizo para mandar al historiador Pedro Salmerón a ocupar la embajada mexicana en Panamá.

               Sin duda, la solicitud del mandatario mexicano para mandar a semejante personaje le debió haberle parecido al presidente panameño algo así como una bola ensalivada. México es un país que ha tenido un buen prestigio en términos de servicio exterior. Los diplomáticos de carrera en nuestro país son personas que gozan de buena reputación ya que hay una tradición de años que los respalda. Aunque, a decir verdad, también es cierto que los cargos diplomáticos no siempre se otorgan a quien por merecimiento y preparación debieran dárseles. La Secretaría de Relaciones Exteriores ha servido de basurero político, de premio para los amigos, de castigo para los que no lo son y por eso muchas personas que no conocen del tema han terminado como funcionarios al frente de embajadas.

Para ejemplo, ahí está la designación que hizo el presidente López Obrador a su amigo Pedro Salmerón a quien ha defendido desde el púlpito de Palacio Nacional. Pero, si en México cayó muy mal la nominación, en Panamá tampoco fue muy bien recibida la propuesta. Imagino que se le debieron haber salido los ojos al presidente de Panamá cuando recibió semejante nombramiento que él debía ratificar. Seguro entendió que López Obrador quería darle algún tipo de recompensa a su amigo historiador y en el fondo de su corazón habrá sentido que por qué mejor no lo candidateaba para mandarlo a otra nación centroamericana. Sin consideración alguna, López Obrador lo puso en un aprieto terrible.

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La situación no quedó ahí, no se trató de un juicio de si Salmerón es apto o no, impresentable o no.n Laurentino Cortizo, recibió una alarmante protesta que venía firmada por organizaciones sociales —entre las que destaca el Movimiento Mujeres de Panamá— que llevaba un mensaje fuerte y claro: “El señor Salmerón ha presentado una conducta reiterada de violencia de género en contra de las mujeres y acumula más de una decena de denuncias por acoso y hostigamiento sexual”. Casi puedo imaginar la cara avinagrada del presidente panameño y en su fuero interno se preguntará ¿en qué están pensando en México?

Para mayores vergüenzas, la canciller Erika Mouynes se vio comprometida a aceptar frente a la prensa que ya existe una posición sobre la idea de México para que Salmerón ocupe, o no, la embajada en su país.  Aunque no dijo ni se pronunció sobre cuál era esa posición —tampoco se ha pronunciado la cancillería mexicana— el tema ya está sacando chispas y puede ser perjudicial para la relación entre ambos países.  ¿Pero, qué necesidad?, diría el gran filósofo Juan Gabriel

Da la impresión de que a la 4T estos temas le son indiferentes y López Obrador no le importa haber nombrado a un personaje tan defectuoso para el puesto, tan impresentable y poco apto. El presidente se ha encaprichado en nombrar a un i radical sin preparación ni credenciales para ocupar un cargo que debería ser estratégico. El tipo tiene acusaciones graves y debe dar la cara para defender su presunción de inocencia en vez de salir corriendo a esconderse al extranjero.

En Panamá no se recibió con agrado la designación del presidente a quien, seguramente, no le han explicado que se necesita la aprobación de su contraparte y es posible que le den un sofocón y le digan que no. La 4T puso en una posición delicada a una nación amiga. El riesgo de un ridículo para su administración es alto, es posible que Panamá rechace de su protegido. En todo caso, no parece que López Obrador esté mostrando signos de respeto al elegir a semejante persona para representar a México en aquel país.

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