Sábado, 11 Enero, 2025

9 ℃ Guanajuato

La falsa ilusión del crecimiento

Economía y Sociedad
Opinión

Staff LC Camargo

La falsa ilusión del crecimiento

El fin de semana pasado, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) presentó el resultado de su análisis sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en el segundo trimestre de 2021, ubicado en 1.5% en comparación con el trimestre anterior. El registro precisó que en comparación con el mismo período de 2020, cuando la economía se desplomó por causa de la pandemia de Covid-19, se avanzó en 19.6%. También dio a conocer los efectos duros, dañinos, de la crisis en los hogares, donde esa recuperación aún no se nota.

El número en el PIB nos marca crecimiento, pero, esto requiere verse en contexto, no se crece a ritmo acelerado, sino que la economía está solamente rebotando por la caída del año anterior. En el análisis de los datos entregados por INEGI cobra especial relevancia como explicación del avance de la economía nacional, su relación con la de los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial.

La Unión Americana reportó el jueves que su economía creció 1.6 por ciento entre abril y junio en comparación con el trimestre anterior y 6.5% en comparación con el mismo trimestre del año pasado. Si el crecimiento apareja la necesidad de importaciones de México, de esta forma, las exportaciones nacionales crecieron a una tasa anual de 76.6% durante el segundo trimestre, su mayor avance para el mismo periodo desde que se tiene registro.

Sin embargo, el crecimiento no es uniforme. La recuperación ha sido hasta ahora desigual, con regiones del país ligadas al comercio exterior recuperando el empleo más rápidamente, Guanajuato uno de ellos, aunque no tan acelerado como Nuevo León o Jalisco; mientras que otras entidades dependientes del sector de comercio y servicios sigue en una lenta recuperación.

Lo que se ve, por ahora, es que dependemos de la velocidad con que se afianzan las exportaciones para marcar un crecimiento económico de ciertos sectores y que la macroeconomía registra. Pero… qué sucede en los hogares de los mexicanos, en la microeconomía, que es donde la gente realmente es afectada cuando crisis como la causada por la pandemia aparece. ¿Usted siente ese crecimiento económico del que habla el INEGI en sus bolsillos, en sus ingresos, en el gasto de su hogar?

Resulta que la cosa no es buena. Crece la producción, se retoman algunos empleos, pero no necesariamente con salarios completos o en su defecto, no están pudiendo enfrentarse contra el encarecimiento de bienes y servicios.

El propio INEGI presentó un estudio sobre el ingreso en los hogares y encontró que en el 90% de ellos, casi toda la población, hubo una pérdida muy importante de entradas económicas.

También se demostró que las medidas económicas adoptadas por el gobierno federal, aumentos menores a sus apoyos sociales, no bastaron para compensar la caída salarial en los hogares de la mayoría de los mexicanos.

La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, que realiza el INEGI cada dos años,  marca que el promedio del ingreso corriente trimestral por hogar pasó de 53 mil 418 pesos trimestrales a 50 mil 309. La reducción se debe principalmente a la pérdida de empleo y de salarios, que representan el 64% de los ingresos regulares y cayeron casi un 11% respecto a 2018.

Los apoyos sociales del gobierno de la 4T, que solo se dieron desde sus programas sociales ya establecidos, cubrieron solo 30% de los hogares mexicanos y resultaron insuficientes, no cubrieron la caída de ingresos. Jamás presentó otros estímulos fiscales ante la crisis. De paso, como la producción industrial, el comercio y los servicios se detuvieron, la pobreza se acentuó en las urbes, mientras que el campo siguió trabajando, por lo que los ingresos sí aumentaron para la gente del agro en 3%, mientras en las ciudades cayeron en promedio 8%.

Las clases medias han sido devastadas y las más pobres están en la mera sobrevivencia. Pero pareciera que quien gobierna, más preocupado por circos mediáticos como la fracasada consulta popular, cree que los efectos negativos de la pandemia ya quedaron en el pasado, más ahora que la tercera ola eleva de nuevo contagios y hospitalizaciones.

Viene la cuesta de agosto-septiembre, pues se quiere forzar a la gente al retorno a clases presenciales, lo cual tendrá un impacto durísimo sobre los hogares, aunque algunos sectores vean que pueden obtener ingresos. No será fácil para nadie.

Por ahora, la respuesta está en los estados, en el caso de Guanajuato, en no dejar solos a los que menos tienen. La política social no debe pasar a segundo plano. La tarea sigue pendiente.

Temas

  • Economía y Sociedad
  • Héctor Andrade Chacón