Lunes, 13 Enero, 2025

17 ℃ Guanajuato

La insufrible austeridad republicana

Economía y Sociedad
Opinión

Héctor Andrade Chacón - Sociedad y economía

La insufrible austeridad republicana

En este sexenio, la irracionalidad administrativa que gira en torno a la llamada austeridad republicana del gobierno de México y el muy evidente analfabetismo digital del presidente de la República han hecho mella profunda en la seguridad de la información existente en la administración federal.

Este domingo la mala nueva es que el llamado grupo de hackers ‘Avaddon’ logró secuestrar información digital de la Lotería Nacional de nuestro país, la cual de acuerdo a las primeras versiones del caso contendrían contratos, convenios y datos financieros. Como ya es usual en estas operaciones, se solicita un rescate económico a cambio de no hacerse pública esta información o cederse a interesados en ventas que se realizan en la llamada ‘Deep Web’.

Se sabe que hay un plazo para esta extorsión, 240 horas o 10 días, que iniciaron desde el pasado jueves 27 de mayo para que se pague el rescate demandado por los secuestradores informáticos.

Usted recordará, seguramente, cómo también fue secuestrada información de Petróleos Mexicanos, hecho negado oficialmente, aunque después se dieron a conocer detalles del caso, mientras que los sistemas informáticos de la petrolera se derrumbaban.

Por ahora, la Lotería Nacional señala que su “soporte tecnológico para la realización de sorteos y concursos se encuentra operando normalmente, los cuales siguen transmitiéndose en vivo, por lo que, la consulta de premios, mascarillas de resultados, así como de la información general de nuestros concursos y sorteos pueden ser consultados en nuestros canales de información y a través de nuestras redes sociales”.

Con esta circunstancia de vulnerabilidad en sus centros de información digital de la LoteNal, la pregunta es si usted confiaría en cualquier procedimiento que haga desde su computadora, tableta o celular con el organismo responsable de juegos y sorteos para la asistencia pública.

La austeridad republicana canceló recursos de mantenimiento en equipos y sistemas informáticos, por orden del propio presidente, que considera gasto innecesario la renovación de estos y la propia seguridad de los sistemas, si no se renuevan licencias de protección. Caso aparte fue la queja contra sus propios funcionarios a quienes descalificó cuando en la Secretaría de Economía se quejaron por no tener computadoras. El presidente cree que en el mundo actual es posible trabajar con equipos obsoletos, porque su desconocimiento sobre la materia le impide considerar la trascendencia de sus decisiones, como en muchas otras áreas. Y en el gobierno de un solo hombre, eso es fatal.

Sirva como ejemplo paralelo el daño de estas prácticas de robo informático. Hace unas semanas la empresa Apple, si, la de los iphones, con todo y su elevada seguridad digital, sufrió el robo de diseños e información de sus nuevos equipos por un grupo de hackers. Al igual que sucede con el gobierno mexicano y que ha pasado con otros gobiernos, pidieron un rescate, bajo la  amenaza de publicar poco a poco información sobre sus nuevos productos. Así, se comenzaron a conocer diseños de su próxima Macbook pro, entre otros artículos.

La empresa de Cupertino gasta millones en investigación y campañas publicitarias, eventos y conferencias para mostrar liderazgo en su campo, por eso cuando sus ‘novedades’ están en la red ilegalmente, se pierde expectativa en ellos, pero sobre todo, se le ofrece a su competencia referencia de lo que enfrentará, en detrimento de Apple. El daño se valúa en muchos millones de dólares.

Sin duda que puede haber o hay corrupción en la compra de equipos y programas de seguridad, pero es de una irracionalidad exasperante que se crea que la tecnología es algo innecesario y se opte por cancelar su actualización y seguridad, bajo la justificación de evitar daño al erario por transas.

Si en el gobierno federal no se comprende del avance de la tecnología y sus insumos, así como de su seguridad, no se puede estar a la altura de los que sí lo hacen y pronto se paga el ganso… perdón, el pato.

Temas

  • Economía y Sociedad
  • Héctor Andrade Chacón