LA VIDA NO VALE NADA EN GUANAJUATO
La vida, definida según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) como fuerza o actividad esencial mediante la que obra el ser que la posee. Energía de los seres orgánicos. Proceso estructurado de fenómenos físicos y químicos de los seres que por sus condiciones genéticas y de metabolismo evolucionan y se independizan progresivamente, según un conjunto de reglas en las que participa al azar.
El Código Civil para el Estado de Guanajuato establece en su artículo 20 que son personas físicas los individuos de la especie humana, desde que nacen hasta que mueren. Se reputa nacido el feto que, desprendido enteramente del seno materno, vive veinticuatro horas o es presentado vivo al Registro Civil. Aquí pudiésemos discurrir sobre los temas como el aborto, la eutanasia, la muerte asistida, pero el espacio no nos alcanza para analizar a fondo estos temas. Ojalá pronto nuestros gobiernos y legisladores, congruentes con su ideología humanista, nos ilustren con acciones concretas para disminuir el crimen.
Por ahora, sabemos que contrario a la vida está la muerte, como la cesación o término de la vida. Como extinción del proceso homeostático de un ser vivo. Desde el punto de vista neurofisiológico, bioquímico o médico, señalan que es un proceso termodinámico y neurológico, cuyos límites no están totalmente delimitados; incluso existen discrepancias científicas al respecto del umbral en el que se pasa de la vida a la muerte.
La definición legal artículo 108 de la Ley General de Salud señala que “es el cese de la actividad cerebral, que pone fin a la persona”. La Ley de Trasplantes señala que es la cesación definitiva e irreversible de la actividad cerebral.
Ante la ola de violencia desatada y el número de homicidios dolosos, muertos regados, las fosas clandestinas y desapariciones forzadas cometidas en nuestra entidad, han provocado que se enciendan las alarmas en la sociedad. Es necesario que analicemos los diversos factores que han ocasionado que esta situación se agrave, iniciando por definir los conceptos esenciales, que es la vida, la muerte, los bienes jurídicos que debe tutelar el estado de derecho.
Podemos afirmar que el aumento de la criminalidad es multifactorial, por lo que tener información exacta, real, verídica, es el primer paso para poder lograr la reducción de los índices de criminalidad y homicidios. Esto no puede ser posible si las propias autoridades se dedican a ocultar, maquillar, justificar o retocar, o desviar la información, los datos y las estadísticas; deben estudiarse y confrontar los otros datos que no nos proporcionan. Porque si no partimos de la realidad, estamos creando suposiciones erróneas que nos colocan en un estado de fantasía, de ensueño, más parecido a una pesadilla de terror.
Nos preguntamos en un inicio ¿cuál es valor, que actualmente tiene la vida humana? Sentimos que se ha perdido, ante los propios criminales, que ya no respetan ni a la propia familia, que los actos criminales, han llegado a las puertas de las iglesias, de los panteones, de las madres de familia, cada vez son más sanguinarios y crueles, ahora ya hasta matando a niños.
Cómo podemos defender el derecho a la vida, si tenemos gobiernos insensibles que se justifican, esconden a los muertos ante los homicidios de ciudadanos, cuando ni quiera podemos esclarecer eficazmente y castigar los crímenes que se cometen.
Nadie atina, a dar explicaciones ciertas y sensatas de lo que está ocurriendo en nuestro estado y nuestra ciudad, cuando lo único que nos dan son justificaciones, pretextos, inexactitudes, que lo único que generan en la población es miedo y desconfianza en nuestras autoridades.
Los datos duros en Guanajuato muestran que en la última década se han registrado incrementos constantes de la tasa de homicidios, entre otros delitos de alto impacto. Durante los mandatos de los gobernadores Juan Manuel Oliva (2006-2012) y Miguel Márquez (2012-2018), así como en lo que va de la administración actual de Diego Sinhue, el aumento más grave continúa desde 2018 y principios de 2019, con 1 mil 237 homicidios dolosos.
Guanajuato ha llegado al primer lugar nacional, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SENSP). Los 2 mil 609 homicidios intencionales de 2018 significan un incremento del 202% desde 2015 y del 140% en el año 2018. A nivel nacional, el aumento fue mucho menor, del 14% en 2017-2018. Si ampliamos el periodo, para Guanajuato los homicidios dolosos aumentaron 327.7% en cinco años (2013-2018).
A la fecha los datos no son alentadores, como los medios de comunicación lo señalan, tan solo en León, en el mes de mayo se cometieron 77 homicidios dolosos este año; en 2018 registro 52 homicidios, en 2020 fueron 69 muertes, en 2021 se contabilizaron 91. Como se muestra un pico, nada alentador. Pasamos de ser la capital del calzado, a ser la capital del crimen. Ha muerto el mito, de que en provincia, la vida se vivía más tranquila. O como dice la canción aquí la vida no vale nada.