La violencia contra los niños y niñas en México
La violencia contra los niños y niñas en México
Por ©Gaudencio Rodríguez
Psicólogo / gaudirj@hotmail.com
Los días 15 y 16 de octubre de 2019 se llevó a cabo el Coloquio Prevención y Atención de la Violencia en contra de las Niñas, Niños y Adolescentes: La experiencia sueca, organizado por el Sistema Nacional de Protección Integral del Niñas, Niños y Adolescentes, la Embajada de Suecia, Save the Children y Unicef, en la Ciudad de México.
Compartir la experiencia de Suecia sobre la prevención de la violencia contra niñas, niños y adolescentes (NNA) y los mecanismos para su atención, como el Barnahus, así como el proceso por el cual se logró la aprobación legal y la implementación de la prohibición del castigo corporal, a fin de identificar buenas prácticas y lecciones aprendidas que contribuyan al trabajo realizado en la materia por las autoridades y organizaciones de la sociedad civil mexicana, fue el objetivo de dicho coloquio.
Se trató de un encuentro muy importante, un encuentro de intercambio entre autoridades y personas expertas de Suecia –primer país del mundo que prohibió en su legislación el castigo corporal contra NNA en 1979– y México encargadas de garantizar los derechos de NNA, en particular, a vivir una vida libre de violencia.
Durante el coloquio se compartieron datos que dan cuenta del sufrimiento que viven las NNA de nuestro país, el cual se intensifico a raíz de la pandemia de COVID-19. Por ejemplo, Unicef informó que el 63 por ciento de las NNA entre 1 y 14 años han experimentado al menos una forma de disciplina violenta, eso incluye agresiones psicológicas, seguidas por otro tipo de castigos físicos, y, en último lugar, castigos físicos severos (palizas o golpes con objetos). Cuatro de cada diez madres, sin importar el ámbito de residencia, reportan haberles pegado a sus hijas o hijos cuando estaban enojadas o desesperadas.
De igual manera, dos de cada diez mujeres reportan que sus esposos o parejas ejercen o han ejercido violencia física contra sus hijos en las mismas circunstancias. Otro dato señalado por Unicef arroja que, durante el 2015, 20 por ciento de las adolescentes entre 15 y 17 años experimentó alguna forma de violencia en el ámbito familiar, en esos casos los hermanos son los causantes primarios de patearlas, pellizcarlas y jalarles el pelo.
En una encuesta realizada por la UNAM (2015), el 40.2 por ciento de personas encuestadas opinó que es justificable golpear a niñas y niños cuando se portan mal y un 25.3 por ciento señaló que se justifica cuando es necesario educarlos.
Por su parte, Save the Children informó que en México diariamente son asesinados cuatro niños/niñas y más de siete feminicidios de niñas se consuman mensualmente. Y advirtió que este problema se debe reconocer y visibilizar, porque de lo contrario, seguirá siendo un tema sin la prioridad que requiere dentro de la agenda pública y de gobierno.
Suecia lleva cuatro décadas de trabajo. Hoy ya cuenta con adultos que crecieron en un entorno donde los castigos corporales y todo tipo de castigos crueles y humillantes como medidas disciplinarias están prohibidos, es decir, el mensaje social es: cero golpes (físicos, verbales, psicológicos y de todo tipo). Se trata de adultos que recibieron buenos tratos y hoy eso es lo que dan a sus respectivos hijos e hijas de manera espontánea.
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¿Cómo lo hicieron? Acompañaron la prohibición en su legislación del castigo corporal de diversas acciones de prevención y atención, por parte del gobierno y sociedad civil, en particular se resaltan:
1) La generación y difusión de campañas de concientización emitidas por gobierno y sociedad civil (medios de comunicación y hasta en los embaces de leche fueron aprovechados para transmitir mensajes de sensibilización). 2) El sistema de salud pública fungió como canal de transmisión de la información para incentivar prácticas de crianza positiva. 3) En las escuelas se discutió y difundió la prohibición. 4) Se generaron registros para medir el impacto de las acciones en la incidencia del castigo corporal.
Como resultado, dos años después (1981), más del 90 por ciento de las familias estaban informadas sobre la ley. Y la percepción social positiva del castigo corporal disminuyó considerablemente en poco más de 30 años, pasando del 50 por ciento en la década de 1960 al 10 por ciento en 1990. Y en ese mismo periodo el uso del castigo corporal pasó de más del 90 por ciento en su uso, a poco más del 10 por ciento.
En el mundo tenemos ejemplos para cambiar el paradigma de la disciplina, de la crianza. México está comenzando la tarea. En enero de 2021 el castigo corporal y humillante quedó prohibido en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y en el Código Civil Federal. En nuestras manos está la oportunidad y la responsabilidad de comenzar el cambio de paradigma. Manos a la obra.
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