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Lenguas de gato

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Lenguas de gato

Los gatos son extraordinarios. No solamente los gatos, pues prácticamente cualquier ser vivo esta lleno de pequeñas e increíbles enseñanzas ocultas a simple vista en su biología. 

En el caso de los gatos hay muchas razones para considerarlos objeto de fascinación. 

Tomemos por ejemplo el importante papel que tomaron durante los tiempos del imperio egipcio. 

Los gatos no eran cualquier animal doméstico para los egipcios, más bien eran una mezcla de guía espiritual y fuente de fortuna. Incluso compartían privilegios con los humanos, siendo momificados al momento de su muerte o contando con joyería especial para los felinos compañeros del egipcio bien acomodado.

En el ámbito de lo divino, había por lo menos tres dioses que podían representarse con cabeza de felino, Mafdet, Bastet y Sekhmet; representando la justicia, la fertilidad y el poder respectivamente. Finamente el dios Sol —Ra— también se podía convertir en gato, lo cual hacía cuando descendía al inframundo egipcio.

Si el comentar que el dios más importante de los egipcios se convertía en gato para viajar al mundo de los espíritus, no deja claro el lugar que tenían los gatos para esta antigua civilización, complemento la idea compartiendo lo que sucedía en el lamentable caso de la muerte de un lindo gatito egipcio.  

Si alguien caía en la desgracia de matar un gato, aún accidentalmente, el castigo era la muerte del asesino, mientras que para los dolidos humanos que perdían a su guía espiritual les esperaba un largo duelo, que duraba el tiempo necesario para que sus cejas volvieran a crecer, porque hay que aclarar que al momento de morir su gato se las rasuraban como símbolo de la gran pérdida familiar. 

Sin duda son pocos los momentos históricos de la humanidad donde los gatos la han pasado tan bien como en el antiguo Egipto. Los primeros gatos fueron domesticados en Mesopotamia algunos años antes de que los egipcios los hicieran dioses, hace 8 mil o

10 mil años. 

Sin embargo la historia de estos animalitos es mucho más antigua que su contacto con los humanos. Los ancestros del más pequeño de los felinos tienen como tres millones de años siendo los más recientes en su evolución, pues los ancestros de los actuales leones, tigres y demás grandes gatos; ya estaban cazando herbívoros hace más de seis millones de años.  

Además estos gatitos han sido grandes exploradores, pues está documentado que por lo menos existieron diez grandes migraciones de gatos por todo el planeta prehistórico, creando la mayoría de las versiones gatunas que conocemos hoy. 

Otra condición interesante de los felinos es su lengua. Además de darles un toque de ternura al verlos tomar leche con ella, la lengua de los gatos tiene muchas funciones y un diseño digno del mejor ingeniero. Los gatos tienen una lengua rasposa que utilizan principalmente como cepillo, acicalando su pelo durante casi la mitad del día mientras humectan de forma casi milimétrica cada parte de su cuerpo.  

Estudios recientes han identificado que la superficie de la lengua del gato cuenta con una serie de ganchos huecos conocidos como papilas, que según se requiera pueden ajustarse ya sea para desatorar un nudo en el pelaje, servir de micro cuchara para líquidos o acabar de limpiar el último residuo de comida del hueso de su víctima sin ningún desperdicio. Por supuesto que ya estamos aplicando todo este descubrimiento en tecnologías útiles, siendo un ejemplo un nuevo diseño de cepillo inspirado en las espinas curveadas de la lengua felina. No está mal pensando que los peines y cepillos no han cambiado casi nada en su diseño en los últimos cinco mil años. 

Podrás ser una persona a la que no le gusten los gatos o ser más bien un amante de los perros, pero no puedes evitar darte cuenta que estos animalitos han acompañado a la humanidad durante siglos con una finalidad distinta a la de nuestros mejores amigos perrunos; pues mientras los perros nos protegían de los peligros terrenales, los gatos estaban ahí para cuidarnos de los peligros espirituales. 

Ya sea para representar a nuestro demonio personal como el gato negro de Edgar Allan Poe; o acompañarnos en un viaje al Inframundo egipcio, los gatos siempre han estado ahí con sus nueve vidas y su aire imponente cuidándonos del mal.  Es curioso que Bastet —la diosa egipcia con cabeza de gato— fuera la protectora contra los espíritus malignos y las enfermedades contagiosas. En estos tiempos de pandemia te deja pensando si sería conveniente conseguirse un gato. 

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  • Mauricio Mokarzel
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