Viernes, 10 Enero, 2025

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Libia, el gabinete y el PAN: ¿Privilegiar el gobierno sin importarle el partido?

Entre las diversas lecturas que ha tenido el gabinete dado a conocer por la gobernadora electa Libia Dennise García Muñoz Ledo, me llamó la atención...
Opinión

Miguel Zacarías

Libia, el gabinete y el PAN: ¿Privilegiar el gobierno sin importarle el partido?

DE SU RONCO PECHO..

“Renovar en esta etapa del nuevo comienzo con los mejores perfiles y también quiero decirles que en algunos casos promover a quienes ya son parte de la administración estatal porque demostraron compromiso, capacidad, liderazgo y porque también hay que mandar un mensaje claro de que cuando alguien hace bien su chamba, se vale crecer. Quiero decirles hoy, a las servidoras, a los servidores públicos que seguramente están viendo esta transmisión, que en mi gobierno se puede avanzar”

Libia Dennise García Muñoz Ledo

La gobernadora y el nuevo estilo de ejercer el poder

LIBIA, EL GABINETE Y EL PAN: ¿PRIVILEGIAR EL GOBIERNO SIN IMPORTARLE EL PARTIDO?

Entre las diversas lecturas que ha tenido el gabinete dado a conocer por la gobernadora electa Libia Dennise García Muñoz Ledo, me llamó la atención una que me han dado varios militantes panistas con cierta trayectoria en cargos en los últimos 30 años: “es bueno para la sociedad, pero malo para el PAN”.

Y en ese contexto, es imposible no remitirnos a aquella frase que fue consigna de Luis H. Álvarez, una de las figuras más importantes del panismo a finales del siglo pasado y que luego reprodujo el mismísimo Felipe Calderón cuando jugó y ganó la dirigencia nacional del blanquiazul en la antesala del triunfo en la elección presidencial de 2000: “ganar el gobierno sin perder el partido”.

La frase aplicaba en su tiempo como una premisa que debía aplicar el blanquiazul y sus dirigentes para preparar a la institución a la sobrevivencia como referente en la política pero sobre todo de sus principios de doctrina mientras ganaban posiciones de poder como ocurrió a finales de los ochentas y se consolidó en los noventas hasta culminar con el triunfo de Vicente Fox en 2000.

Hoy el PAN vive en lo nacional una decadencia que no pocos ilustran con la reflexión: en qué momento pasamos de liderazgos como Carlos Castillo Peraza y el propio Luis H. Álvarez a Marko Cortés.

En ese desplome de resultados electorales, de valores institucionales y de imagen de liderazgos, el panismo guanajuatense al menos puede presumir que se mantiene como la primera fuerza política en la entidad, que sigue gobernando aunque su vida partidista haya sido aniquilada durante los últimos 12 años en los que la dirigencia estatal se convirtió en una gerencia al servicio del poder ejecutivo o de plano en una oficialía de partes.

Y es en ese contexto que llega a la gubernatura, Libia Dennise García Muñoz Ledo con un ánimo autocrítico desde el planteamiento del slogan de campaña (“Un nuevo comienzo”) y las decisiones anunciadas el primer día de campaña (“Alvar y Zamarripa no continuarán en mi gobierno”).

Ese ánimo autocrítico parece mantenerse en la definición del gabinete que, pese a los cuestionamientos naturales de algunos nombramientos sí pinta su raya frente a los de anteriores sexenios en los que por sobre todas las cosas, se refrendaba el orgullo partidista. Hoy, pareciera que la premisa es tanta sociedad y guiños a la 4T como sea posible y solo tanto partido como sea necesario.

El gabinete de Libia Dennise “no es tan panista” como el de sus antecesores. Pareciera que a la próxima gobernadora no le importa sacrificar el orgullo partidista con tal de garantizar mejores resultados y una mejor conexión con el gobierno federal.

Sabe perfectamente que el presidente del partido no va a estar a sus órdenes.

JORGE ESPADAS: TIEMPO DE REVANCHA 

En el PAN, hay quienes aguardaron pacientemente al momento de la revancha que les dio la historia y la propia política. Es el caso Jorge Espadas Galván quien ya es coordinador de la bancada panista en el Congreso local y pronto será presidente de la Junta de Gobierno.

Y hace ocho años tenía que apechugar con un trago amargo. Algún día soñó con ser secretario general del Congreso local cuando se impulsó una reforma legislativa que le permitiría estar durante 7 años como secretario general en el poder legislativo. No se pudo.
 
Entonces, comenzaba a operar la guillotina a todo lo que oliera a Fernando Torres Graciano en el gobierno del estado. Ese día se anunciaba la salida de la nómina del subsecretario de Vinculación y Desarrollo Político del gobierno del estado, Jorge Espadas Galván.

Eran tiempos bravos en el PAN porque unos meses antes, Torres Graciano decidía echar toda la carne al asador para disputar el dedazo de Márquez a favor de Diego Sinhué Rodríguez Vallejo. Para entonces, el senador sabía que no era el preferido de Márquez y quiso probar suerte, retándolo. 

Pronto supo que Márquez no era Juan Manuel Oliva a quien le tomó la medida porque este último se dejó mangonear por el Yunque y uno de sus exponentes mayores, Gerardo Mosqueda Martínez. 

El despido de Jorge Espadas fue una pequeña gran demostración del tamaño del guadañazo. Había sido secretario del Congreso en la legislatura en la que Juventino López Ayala era el coordinador azul y lo dejó ejercer poder a sus anchas. 

Su "pecado" fue apoyar las aspiraciones de Torres Graciano. Por eso, para ser candidato a diputado federal tuvo que jurar fidelidad al oficialismo del momento. 

Espadas como muchos torresgracianistas tuvo que apechugar y disciplinarse. Era eso o caer en la ignominia. El propio Torres Graciano cayó en el ostracismo luego de que no pudo superar ese descalabro de creerse muy cerca de la gloria y caerse de la nube en la que andaba. 

Los demás también tuvieron su recompensa. Llegó Jorge Espadas que luego fue diputado federal; Vicente Esqueda que fue Procurador de Derechos Humanos y ahora magistrado del Tribunal de Justicia Administrativa. Ni qué decir de Libia Denisse García. Tres botones de muestra que dejan clarísimo entre otras cosas que Diego Sinhue no tenía grupo compacto.

Y hoy, Jorge Espadas es una demostración de que la política puede dar revanchas y en este momento tiene la suya. Regresa por la puerta grande aunque con un reto descomunal porque el PAN ya no tiene mayoría en el Congreso local.

Los tiempos de esplendor del panismo han quedado atrás. El clímax que vivió como primera fuerza en el país entre 2000 y 2006, el PAN pierde no solamente elecciones sino la esencia que lo distinguió como institución.

En Guanajuato mantiene el poder pero la vida partidista se ha deteriorado. Tanto Miguel Márquez como Diego Sinhue Rodríguez gobernaron con un partido totalmente a su servicio y a sus designios. Eso no necesariamente es malo. A ellos les sirvió para mantener el control aunque en ese trance, se convirtieran en un remedo del PRI al que tanto criticaron como partido de estado.

El corporativismo, el clientelismo electoral, la partidización de instituciones sentaron sus reales en Guanajuato. Poca o nula autoridad moral queda ya para criticar al viejo PRI o el autoritarismo de Morena y de la 4T.

El “Nuevo Comienzo” de Libia García es una crítica a esa realidad y a esos vicios. Pero no será fácil llevarla a la práctica. Una cosa es plantear en el discurso que ella se dedicará a gobernar y que no le interesa controlar al partido y otra muy distinta ponerlo en práctica. Hay argumentos para dudar que no va a meter mano en la institución.

Menos cuando la nueva dirigencia del partido proviene del grupo cercano al gobernador Diego Sinhue que con mano de hierro controló todas las decisiones en el sexenio. Suponiendo sin conceder que Libia no se meta a las decisiones del partido, es obvio que Aldo Márquez no será un dirigente subordinado al poder ejecutivo como lo fueron Román Cifuentes y Eduardo López Mares.

Libia García ganó el gobierno pero no el partido. Hoy, de entrada, ahí tendrá su primer contrapeso. Por eso es difícil imaginar a Aldo en un doble papel de dirigente y diputado porque en un lado será jefe y en el otro, uno más. Como legislador será uno más coordinado por Jorge Espadas. Como dirigente, no será un López Mares.

Aldo Márquez y Carlos Alcántara si algo cultivaron en los últimos años es control e incondicionales en la estructura partidista. ¿La simple llegada de Libia García les arrebatará esas lealtades? ¿Habrá acuerdos de espacios de influencia?

La gobernadora electa construyó un gabinete que en varios sentidos limita el cordón umbilical que unía la burocracia en las dependencias estatales con la meritocracia y militancia partidista. Varios secretarios y titulares no emanan del partido.

Hay dependencias como la secretaría de Derechos Humanos cuya configuración es disruptiva frente a los principios e ideología del PAN. Hay secretarios que no son panistas y traen un chip diferente para ejercer el poder.

Los últimos 2 gobernadores han mantenido el poder y el control con cargos a una legión de militantes. Ganaron el gobierno y no perdieron las lealtades de sus feligreses.

Libia García parece dispuesta a sacrificar prebendas y el chambismo a cambio de mejores resultados y una mayor sintonía con la 4T. Eso no quiere decir que se extinguirá la meritocracia pero sí podría recibir un gancho al hígado.

Mucho del futuro del PAN se juega en esta nueva dinámica. Un presidente de partido que sí querrá ejercer su poder y una gobernadora que confesó que no se va a meter. Veremos qué hace cuando caiga en la cuenta que en política los espacios vacíos se llenan.

LA DEL ESTRIBO…

La alcaldesa Alejandra Gutiérrez Campos busca secretario de Ayuntamiento una vez que quien arrancó en el trienio pasado, Jorge Jiménez Lona y fue alcalde interino, será ahora brazo derecho de la gobernadora electa Libia Dennise García y que Mario Enríquez, que relevó a Jorge, también se irá al gobierno estatal.

Por cierto, Enríquez es el suplente del síndico Román Cifuentes quien de esta manera quedaría descartado para ser eventualmente el secretario del Ayuntamiento porque el PAN se quedaría sin síndico. ¿Le dará Gutiérrez Campos el cargo a Beto Moreno que ahora es primer regidor o traerá a alguien externo?

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