Domingo, 12 Enero, 2025

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Lo mucho que hemos perdido

Las ventanas
Opinión

Cecilia Durán Mena - Las ventanas

Lo mucho que hemos perdido

El manejo del Estado es se puede comparar con la música de Mozart. A un nivel inicial, posee gran simplicidad, las ideas básicas pueden aprenderse rápidamente y de repente da la impresión de que cualquiera podría tomar las riendas y manejar un país. No obstante, bajo la superficie de esa simplicidad existen sutilezas que constituyen un reto, incluso para aquellos que han dedicado la vida entera a entender los principios políticos sociales. Al principio, todos los presidentes de la República empiezan igual y me parece que lo relevante es darnos cuenta cómo terminan su mandato.

Antes de ocupar la silla presidencial, todos prometen, critican, juran que cambiarán las cosas, que traerán más privilegios, que transformarán al país. Algunos se atreven a proponer ideas, plantear metas, fijarse objetivos; otros azuzan divisiones, asustan al electorado; están los que seducen, los que venden su imagen, los que se cuelgan valores y virtudes. Y, al principio todos encienden las esperanzas de cierto sector de la población, según sus afiliaciones. Al final, por sus resultados serán evaluados.

En estos años de mandato del presidente López Obrador hemos perdido mucho. Más allá de los discursos, opiniones y las pifias, están los datos duros. Las variables económicas no son ataques conservadores ni criticas de adversarios, son información objetiva. La inflación tiene efectos reales. Las sensaciones de menor solidaridad, de menor sentido de equidad y justicia afectan cuando la inflación aparece en escena. Y, es verdad, resolver este problema no nos va a resolver todos los males, proteger el valor del dinero de la gente quita los nervios. Está claro que los grandes perdedores con una inflación descontrolada somos todos, pero los más afectados son los que menos tienen. Hemos perdido valor adquisitivo.

Algo que valioso de lo que hemos perdido, es el prestigio de los economistas mexicanos y la presunción de independencia del Banco de México. Banxico actúa como el banco del gobierno y como banco de bancos, tiene la responsabilidad de controlar la cantidad de dinero en depósitos movilizables, las reservas mantenidas por los bancos comerciales, vela por las condiciones monetarias y se encarga de la estabilidad de precios. Los bancos centrales tienen una característica muy importante, son independientes. Es decir, se encargan de que los presidentes no puedan intervenir en las operaciones de mercado abierto ni en los cambios de tipo de descuento ni en los coeficientes legales de reserva que los bancos deben mantener como porcentajes de los depósitos tanto a la vista como a plazo. ¿Habremos perdido la independencia de Banxico?

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Son reglas claras, simples cuyas sutilezas no tienen que ver con críticas de adversarios ni con retruécanos conservadores. Lo que hizo López Obrador en la convención bancaria en Acapulco fue dejar a la vista del público lo mucho que hemos perdido y las razones que ha habido. Se trata de un nivel de ignorancia y de desprecio a la economía, que en este sexenio se le ve como un conocimiento fifí y no como una ciencia. Se trata de un nivel de falta de respeto, ya que el prestigio de la flamante gobernadora de Banxico y de los integrantes de la junta de gobierno quedo hecho un despojo, cuando el presidente fue a abrir la boca, atropellando a su gente y dejándolos con un palmo de narices. Los hizo polvo. Hemos perdido prestigio.

López Obrador no se siente afectado por estas sutilezas, porque no las entiende. Pero sus votantes entienden que cada vez les alcanza menos que antes, eso sí. Pero, el presidente que adora los reflectores y odia a hasta a los árboles que le hacen sombra. Aprovechó el escenario para lucirse y exhibir a su equipo de trabajo. Su audiencia sí entendió la gravedad de lo dicho por el presidente y empezaron los tragos gordos. Menos mal que lo que informó, —el alza de las tasas de interés— era lo que se esperaba y no pasó más que el quemón de la gente de la 4T.

Y, eso no es todo de lo mucho que hemos perdido. Ya ni hablemos de las inversiones que han huido, de los empleos que no se han generado, de la fauna que se ha extinguido, de la flora que se ha defenestrado, de los niños que ya no van a la escuela, de los muertos por enfermedades que no se han sabido tratar, de los mexicanos asesinados, de las mujeres que no podemos encontrar. Ha sido mucho lo que hemos perdido por un hombre que se queda en la simpleza y no entiende la sutileza.

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