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No es moda ecológica: es la vida…

Divisadero
Opinión

Eliazar Velázquez - Divisadero

No es moda ecológica: es la vida…

El alcalde de Xichú, Francisco Orozco Martínez, tiene la gran oportunidad de dar el salto en materia de política ambiental que las administraciones que le anteceden evadieron y subestimaron, pero además en ello se juega el prestigio con el que llegue al final del trienio.

Desde 2007 cuando se emitió el decreto de la Reserva de la Biósfera, en ese municipio han pasado cinco alcaldes y alcaldesas y ninguno tuvo ni voluntad ni capacidad para asumir las responsabilidades y al mismo tiempo los beneficios que significa el que casi la totalidad del territorio está considerado como un Área Natural Protegida (ANP) en la más alta categoría de preservación que contemplan las leyes mexicanas. Las consecuencias de ese desdén y omisión están a la vista.

Orozco Martínez conoce la tierra que gobierna, también a sus gentes, y sabe de las problemáticas de depredación que la semana pasada Correo consignó, si no las tenía dimensionadas ahora ya tiene en sus manos detalles que de por sí deberían aportarle sus propios colaboradores. Se sabe que es de los pocos alcaldes xichulenses que no llegó con la ansiedad del dinero pues cuenta con un patrimonio logrado a base de esfuerzo, un factor de su triunfo fue la percepción social de que es persona de trabajo rudo, lo que seguramente le permite dilucidar que muchos de los comuneros dedicados al tráfico ilegal de carbón y madera ya situaron esa práctica en un ámbito distinto al de la necesidad propiamente.

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Considerando que en Xichú está el primer y más álgido eslabón de esa problemática, si junto al Ayuntamiento asume con seriedad el desafío, tiene de su parte que el Poder Ejecutivo y el Legislativo expresaron preocupación, como igualmente la alcaldesa de la vecina Santa Catarina, Sonia García, muy a su estilo de negar la realidad pero también asumió que algo sucede; el victorense Juan Diego Ramírez, con una postura más decidida y puntual también expresó voluntad de implementar acciones.

Si se lo proponen, estos mandatarios tienen los argumentos para sacar de su cómodo letargo al director de la Reserva de la Biosfera, Luis Felipe Vázquez, quien instalado en el turístico Pozos vive alejado de los problemas reales. También, solo ocupan decisión y voluntad para hacer confluir otras instancias que coadyuven a detener esa explotación forestal descontrolada, y a encontrar fórmulas para tocar el fondo de esa situación que tiene vertientes más complejas y diversas que la mera subsistencia. Solo se ocupa un poco de sentido común para entender que apelar por esos árboles indefensos no es grilla ni moda ecológica.

Se entiende que a los políticos a veces los separen sus ideologías o sus intereses terrenales, pero debiera unirlos el amor a la vida.

Ecologista… con rastros de carbón

El tráfico ilegal de carbón producido en lo alto de la serranía tiene múltiples aristas y entramados, algunos sorprendentes. Por ejemplo, el titular de la Dirección de Protección al Ambiente en San Luís de la Paz, Jesús Rivera Chavero, si tiene ánimo de ser congruente con su cargo, ya tendría que estar revisando cómo es que el negocio de su familia en la cabecera de Victoria –de donde es originario-, es uno de los lugares donde se compra y revende ese producto que baja de la sierra. Siendo él estudiante de derecho más que ambientalista, seguramente sabe que los proveedores de su tienda paterna no cuentan con autorización para explotar esa riqueza forestal, y tampoco lo están haciendo mediando algún trabajo de restauración. Lo mismo pasa con la tierra para maceta que también a través de ese negocio circula hasta la cabecera ludovicense. En su propio Facebook este servidor público divulga avisos institucionales como este: “Si vas a realizar actividades de PODA/DERRIBE de árboles debes solicitar permiso en la Dirección de Protección al Ambiente…”

Puede que no se trate de grandes volúmenes, y tampoco se puede adjudicar a Rivera Chavero actos de terceros, pero no puede pasar desapercibido que teniendo esa responsabilidad pública, por un lado reciba un sueldo por cuidar la naturaleza, y por otro haga como que no mira los costalitos de tierra y carbón que llegan a ese depósito de bebidas, donde en ocasiones a él mismo se le ha visto atendiendo los clientes.

Antares Vázquez: mirar más hondo

Antares es una de las morenistas que ha buscado una vía de acceso al municipio de Xichú a través de sus allegados de la localidad, quienes casualmente a donde la han llevado es a una comunidad situada al pie de esas montañas donde desde hace años hay depredación constante, tema del que posiblemente no tenía hasta ahora información. Todavía a mediados de febrero la esperaban, incluso se convocó a los ejidatarios de esas inmediaciones, solo que de último momento canceló.

En general estos protagonistas de la cúpula de Morena hasta ahora se vinculan con esas realidades en el plano más ligero, por encimita; ella, por ejemplo, en sus visitas a ese lugar ha ofrecido algunos cuartos. Habrá que observar si Antares Vázquez ya pasa esa línea del clientelismo político, y en congruencia con sus posturas públicas se da por enterada de las graves problemáticas ambientales y algo hace para que la Federación reaccione, porque Diego Sinhue, aunque como pateando el bote, tiene razón en su señalamiento de que ni pichan ni cachan ni dejan batear.

De otro modo, será anticlimático que cuando la senadora vuelva a esa comunidad a donde suelen llevarla, se ponga a elogiar la 4T, mientras en las alturas de esos mismos cerros sigue escuchándose el ruido impune de las motosierras.

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