Palabras Mayores
“El secretario Adán Augusto me pidió que el enlace para firmar los convenios sea el guanajuatense, paisano y buen amigo Miguel Ángel Chico; a través de él vamos a dar seguimiento para la firma de convenios, a fin de que en febrero podamos estar signando los convenios y compromisos respecto a la distribución del agua entre el distrito 11, los cinco municipios, el Estado y la federación”. Diego Sinhue Rodríguez, Vallejo Otro paisano de la 4T en el gobierno federal. Ojalá aporte algo para encontrarle rumbo al plan B para llevar agua a León.
En la confirmación de que habrá una tercera solicitud de endeudamiento de parte del gobierno estatal al Congreso Estatal en la presentación del paquete fiscal 2023, el gobierno de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo estira la liga casi al máximo en las capacidades que tiene Guanajuato para contratar créditos y deja varias interrogantes para el siguiente gobernador o gobernadora. El secretario de Finanzas Héctor Salga-do Banda explicó abundantemente las razones por las que no hay ningún riesgo para las finanzas estatales con la nueva deuda que hace que el gobierno dieguista sea el que más ha hecho uso de este recurso en la era panista. Dijo por ejemplo que los indicadores estadísticos trimestrales de entidades federativas y sus entes públicos, al cierre del segundo trimestre de 2022, muestran que la entidad cuenta con una relación de deuda directa contra el PIB Estatal de 1%, ubicándose muy por debajo del promedio nacional que está en 2.7%. En la relación del saldo de la deuda directa respecto a la principal fuente de pago de los créditos, que son las participaciones federales, para Guanajuato éste representa el 27%, mientras que el promedio nacional está en 74%. Otro indicador que citó fue la deuda per cápita, que expresa la distribución de la deuda entre la población de cada entidad. Para Guanajuato, la deuda per cápita es de 1,518 pesos, lo cual es muy inferior al promedio nacional que se encuentra en 4,490 pesos. Será interesante ver cómo queda Guanajuato al cierre de este sexenio en la sanidad de sus finanzas que se ha repetido hasta la saciedad en los últimos años. El secretario de Finanzas nos dijo el viernes que hay incluso margen de maniobra. La esperanza es que no se presente un nuevo sexenio, aun cuando Morena ratifique el triunfo en 2024, con esta sequía de inversiones federales en el estado. Porque es evidente que Guanajuato sí ha sido castigado y otras entidades beneficia-das, que sí han tenido obras de infraestructura pese a que todo se quiere explicar a través de la nueva estrategia de distribución de recursos. Evidentemente hablamos de un replanteamiento que se daría en caso de que el PAN mantuviera la plaza y Morena siguiera en el gobierno federal. Cualquier otra combinación, generará expectativas distintas. Difícilmente algo peor a lo que Guanajuato ha padecido presupuestalmente en este sexenio.
Hay políticos que ni la burla perdonan. El exgobernador de Michoacán, Silvano Areoles estuvo este fin de semana en Guanajuato. Dice que quiere ser candidato presidencial por el PRD. Le acompañó el ex-diputado local Isidoro Bazaldúa quien asegura que quiere ser candidato a gobernador. El problema es que el PRD ya no tiene registro en Guanajuato y está en riesgo de perderlo en lo nacional. Su anterior dirigente en el estado, Baltazar Zamudio hoy trabaja en el gobierno estatal panista. Claudia Silva Campos que también fue diputada local es alcaldesa de Acámbaro, pero postulada por el PAN. ¿Qué ganas de degradar las opciones políticas cuando el PRD es una especie política en extinción?
EL “EMPODERAMIENTO” EMPRESARIAL: DEL RIVAL PRIISTA A LA 4T
Hace exactamente 8 años, los empresarios se querrían empoderar para hacer regresar al PAN al gobierno de León. Por iniciativa de Carlos Medina Plascencia, un grupo de ciudadanos, en su mayoría empresarios y algunos exalcaldes, se reunían con vistas a la elección del año siguiente, aunque no lo expresaran tal cual. “Se trata de empoderar a la sociedad”, dijo entonces quien se convertiría en síndico del Ayuntamiento siguiente en León. Entre los asistentes a la reunión, había de todos tamaños, colores y sabores: Arnulfo Padilla, Salvador Sánchez Romero, Oscar Garza, Alejandro, Federico y Mauricio Zermeño, Hugo Villalobos, Ricardo Aguado, Jorge Carpio, Jorge Zepeda, Juan Carlos Revilla, David Ramírez, David González, Patricia y Pilar García, Rolando Alaniz y Héctor Rodríguez entre muchos otros. Ubiquemos el entorno. Era el último tramo del gobierno de Bárbara Botello quien se encontraba en el peor momento de su administración con la expectativa del regreso del PAN y los demonios desatados en el blanquiazul que buscaba gallo. Miguel Márquez tenía al hoy gobernador Diego Sinhue como favorito, pero este tenía el veto de Medina Plascencia y enfrentaba la beligerancia de Ricardo Sheffield, todavía en las filas del PAN, que traía toda la intención de hacer la travesura. A Medina le acompañaban en ese entonces algunos de los exalcaldes que querían meter mano en la sucesión panista. Los convocantes querían, inútilmente, quitarle cualquier tinte partidista a su apuesta. Lo más interesante de todo es que varios de los asistentes a ese foro apartidista, formaron luego parte del grupo en el poder más adelante Salvador Sánchez Romero, Federico Zermeño y David González formaron parte de la planilla de quien se convertiría en el candidato y alcalde del PAN, Héctor López Santillana. Ni qué decir del convocante quien cultivó y ejerció su derecho de veto en la definición del candidato a alcalde del PAN, aunque el entonces gobernador Miguel Márquez lo forzó a entrarle al toro. Esa es la forma en la que las fuerzas vivas del sector empresarial en León se meten a la jugada, influyen y pesan en las decisiones del PAN-Gobierno. Es una relación que ha sido productiva para ambos frentes. Pero eso ocurría en tiempos en los que PRI y PAN eran rivales en Guanajuato. Hoy, la situación es muy diferente porque la 4T y Andrés Manuel López Obrador los une en su contra y seguramente los empresarios van a jugar un papel protagónico en el proceso previo a 2024.
MIGUEL CHICO: NO LO QUISO SHEFFIELD; ADÁN AUGUSTO LO MANDA A GUANAJUATO
Si no lo aceptó en su momento, el procurador Federal del Consumidor Ricardo Sheffield, ahora el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo lo tendrá como interlocutor con el gobierno federal en el enésimo intento para concretar un proyecto que traiga agua para León luego del fracaso del Zapotillo. Miguel Ángel Chico Herrera, exsenador, ex-diputado federal y local, así como exdirigente del PRI en Guanajuato por fin encontró un espacio en la burocracia federal pues será el enlace de la 4T con el gobierno de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo en el amarre de los acuerdos con los productores agrícolas que cederán parte de sus derechos de agua para garantizar el proyecto que traería agua para León de la presa Solís. Esto lo dio a conocer el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo el pasado viernes. La designación de Chico Herrera la hizo el secretario de Gobernación con quien el expriista colabora desde hace varios meses en su despacho en Bucareli. Y aquí sí no habrá quién lo impida. No hay que olvidar que Chico ya había recibido un nombramiento en mayo de este año cuando el propio Adán Augusto lo nombró subprocurador Jurídico en Profeco tras el descabezamiento de varios colaboradores del titular Ricardo Sheffield Padilla que parecía caer en desgracia luego de que se descubría una presunta red de corrupción en el tema de gasolineras. Pero Sheffield se resistió desde el principio y no dejó que Chico Herrera tomara posesión en un cargo tan clave en su estructura. Este desplante del expanista dejó claro que le habían dado un duro golpe político pero que no lo habían noquea-do. ¿Quién se rebela a una instrucción de esa naturaleza del número 2 del gobierno federal? Sheffield lo hizo y aquella zarandeada de Adán Augusto parece haber quedado en el olvido pues el político leonés se ha reposicionado con la conquista de la dirigencia estatal a través de una alianza con Mau-ricio Hernández Núñez. Una extraña muestra de cómo operan las cosas en la 4T. Un lance así era impensable en la vieja e implacable disciplina priista. Reaparece Miguel Chico en un puesto que no tendría que ser anecdótico ni improductivo. Y no debería serlo porque se trata de mantener viva la esperanza de que hay un plan B viable de garantizar agua para León, merced de la terquedad del gobernador Diego Sinhue, más que de la voluntad que dejó claros sus quereres políticos con la definición de la calidad de los macroproyectos de agua potable para Jalisco y Nuevo León. Para Nuevo León quedó definido un proyecto a través de la firma de un decreto a finales de julio pasado. En el caso de Jalisco, con la ya conocida salida de bajar la altura a la cortina de la presa que dejó sin agua a León y con dudas de lo que alcanzaría para Guadalajara. Ahora Miguel Chico será quien valide los convenios con los productores agrícolas que cederán sus derechos con el proyecto de tecnificación de riego que les beneficiará con el ahorro del líquido. Después de lo que ha pasado con el Zapotillo, la confianza de los leoneses en la palabra de los gobernantes con un nuevo plan, está muy zarandeada. La mula no era arisca. Y más aún de que apenas es la incubación del plan B al cierre del sexenio. Es cierto que al tratarse de la presa Solís que ya funciona y que se requiere solo la voluntad de productores locales y no pobladores de otro estado, mucho se facilita el trámite político. Pero es la 4T frente a un proyecto concebido desde Guanajuato. Ilusionarse ahora es más caro y complejo.
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