Para nutrir la relación de pareja
Por definición el enamoramiento es un estado emocional producto de la alegría, en el cual una persona se siente poderosamente atraída por otra, que le da la satisfacción de alguien quien pueda comprender y compartir tantas cosas como trae consigo la vida.
El enamoramiento es posible gracias al alza en la segregación de serotonina, hormona llamada de la felicidad. No obstante, los niveles de dicha hormona suelen disminuir después de un tiempo, y con ello el enamoramiento. Los estudiosos del cerebro mencionan que la bioquímica que se establece en el esta etapa dura entre seis y ocho meses. Después de esto, la pareja tiene dos posibilidades: la ruptura o el amor
Pasado el torrente hormonal, corresponde a los miembros de la pareja fortalecer un vínculo no basado en la biología sino en la creatividad total de la razón, si lo que quieren es que su relación trascienda. La rutina del día a día, la posibilidad de reconocer al otro(a) de manera completa, con sus defectos y virtudes, obliga a trabajar en pro del vínculo.
Mientras que el enamoramiento se basa en los gestos y la comunicación emocional, motriz, sexual, intelectual e instintiva, el amor ha de sumar el diálogo inteligente, la construcción de visiones y proyectos comunes, el respeto y aliento de las diferencias e individualidades, la convivencia nutricia, la razón sensible y la sensibilidad razonada.
A continuación comparto diez actitudes y habilidades básicas para nutrir la relación:
1. Amar, respetar y admirar al otro(a). Se trata de aceptar y reconocer al otro(a) como un legítimo otro(a) en la convivencia cotidiana (parafraseando al biólogo Maturana). No olvidemos que para mantener la admiración a la pareja se requiere estar atento a su vida, a su mundo, a sus interés y proyectos, lugares donde se ponen en juego sus actitudes, valores y habilidades dignos de ser reconocidos y admirados.
2. Ejercer los mismos derechos en el día a día y democratizar el poder en la toma de decisiones pequeñas y grandes. Resulta importante decir adiós a posturas sexistas o machistas, sólo así podrán verse y tratarse como iguales en cuanto a condición humana.
3. Procurar tener buena comunicación para externar necesidades, expectativas, planes, sueños, sentimientos, ideologías… De esta manera el vínculo se mantiene actualizado de manera permanente.
4. Enfrentar los conflictos de manera no violenta. Las diferencias llevan a los conflictos, de ahí que no se trate de que estos no existan. Se trata de construir acuerdos y condiciones para abordarlos en un clima de confianza, para entonces no sólo resolverlos, sino incluso, salir más fortalecidos como pareja.
5. Cumplir los acuerdos pactados. Recordemos que los acuerdos no cumplidos suelen ser fuente de displacer, enojo, resentimiento y desilusión, elementos que desgastan sobremanera los vínculos humanos.
6. Compartir las responsabilidades de crianza, domésticas, económicas… Para lo cual se requiere no obviar ni sexualizar las funciones, sino explicitar los acuerdos y balancear las cargas de trabajo que implica la empresa familiar.
7. Ser un facilitador(a) del crecimiento del otro(a) y no un obstáculo. Lo que fue fuente de admiración durante el enamoramiento hay que potenciarlo, ahora con la colaboración de un compañero(a). Se trata de ser más y mejor de lo que ya se era como individuo, pues si la relación no tiene este efecto, entonces no tiene sentido estar emparejado, ¿no crees?
8. Aceptar al otro(a) tal como es, no como desearía que fuera. Volvemos a la importancia del amor y el respeto.
9. Agradecer cada cosa buena que recibes de tu pareja. La rutina tiende a instalar los roles, olvidando que eso que el otro hace no es una obligación sino un acto de amor del cual se es beneficiario.
10. Finalmente, nunca esperes que tu pareja contenga todo lo que esperas de la vida. Cosa imposible. Cada individuo es responsable de encontrar sentido y felicidad a la vida acompañado del otro(a).