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Salario mínimo

Salario mínimo. Es un hecho, a partir del primero de enero del 2024, el salario mínimo que perciben al día más de veinte millones y medio de mexicanos aumentará 
Opinión

Cecilia Durán Mena

Salario mínimo

Es un hecho, a partir del primero de enero del 2024, el salario mínimo que perciben al día más de veinte millones y medio de mexicanos aumentará un veinte por ciento, lo que significa que este importe pasará de $207.00 (doscientos siete 00/100 m.n.) a $248.93 (doscientos cuarenta y ocho 93/100 m.n.) diarios en la zona centro del país, en el norte alcanzará un diario de trescientos setenta y cinco pesos diarios. Los temores del pasado se diluyen y una franja importante de la población se beneficia.

La promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador se cumple tras llegar a un acuerdo con empresarios y sindicatos: “Es histórico, porque significa que vamos a cumplir lo que ofrecimos al inicio de nuestro Gobierno, de aumentar el salario mínimo en términos reales al doble”, declaró el ejecutivo desde Palacio Nacional.

Los números no mienten no saben de demagogia. Al iniciar la presente administración, el importe diario del salario mínimo estaba en ochenta y ocho pesos con quince centavos. En teoría, el poder adquisitivo de los trabajadores se está mejorando, dado que hay una inflación del cuatro por ciento y un incremento del veinte por ciento. Además, se cierra una brecha salarial que existía en México con respecto a nuestros socios comerciales Estados Unidos y Canadá

Por años, una triste ventaja competitiva que tuvo nuestro país fue el de tener una mano de obra calificada y barata. Eso hacía que nuestros trabajadores fueran atractivos para que muchas empresas extranjeras llegaran a maquilar sus productos a nuestro territorio. Por supuesto, los canadienses y los estadounidenses se empezaron a quejar ya que lo que para nosotros era una ventaja, para ellos era todo lo contrario.

En anteriores sexenios, la política de mantener el salario mínimo en los niveles más mínimos fue un ancla efectiva que por muchos años se usó para tener un control inflacionario efectivo. Los tiempos cambian y las perspectivas se mueven de lugar. Ahora, ya no se cree que los gobiernos y empresas puedan señalar que de incrementar estos referentes habría desempleo y crisis económica. Hemos visto que los incrementos que ha habido en esta administración han tenido un impacto en el ingreso de los trabajadores y no ha habido esa catástrofe que se anunciaba.

Pero, también hay que decirlo, existe una preocupación, sobre todo por parte del sector empresarial. No obstante, los estudios que ha presentado la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Consami) sustentan que los costos que representan estos incrementos serán fácilmente absorbidos por los costos laborales y las empresas deberán asumir ese gasto. Lo cierto es que, tarde o temprano, los empresarios habrán de repercutir esas erogaciones en el precio de venta para mantener márgenes de utilidad constantes.

Posiblemente, los grandes consorcios y corporativos que operan en el país podrán aguantar la repercusión de estos incrementos a su precio de venta. No obstante, los pequeños empresarios y los emprendedores serán los que padezcan con este incremento del salario mínimo. Entonces, deberán subir sus precios. El corte de pelo será más caro, ir a reparar los zapatos con el maestro zapatero, los servicios del plomero aumentarán porque tendrán que pagarle más a sus ayudantes y chalanes y, al ser negocios que viven al día no tendrán como aguantar este incremento.

Según la Consami, los incrementos consecutivos en el salario mínimo que se han registrado en este sexenio, han contribuido a la reducción de la pobreza en México. En el último informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reveló que más de cinco millones de personas salieron de la pobreza de 2018 a 2022, una caída de 5,6% que sitúa el porcentaje de población en pobreza en 36.3%.

Esta disminución, que representa una cifra récord en las últimas dos décadas, no se debe nada más a las acciones que desde el país se han hecho —han contribuido, sí— pero también es necesario apuntar que es consecuencia de un conjunto de factores, como las transferencias relacionadas con los programas sociales, más que nada el incremento récord de las remesas.

De acuerdo con la Conasami, de esos cinco millones y poco más que salieron de la pobreza, al menos cuatro millones se deben exclusivamente al salario mínimo. Así entonces, se van nivelando las condiciones entre países que son socios comerciales y se beneficia al trabajador. Eso nos dicen las cifras. Esas son buenas noticias.

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