Salud mental: algo no anda bien…
Según las más recientes cifras del INEGI, en 2020 la población de los ocho municipios del noreste llegó a 308, 906 personas. La mayoría, el 70.6%, se concentra en San Luis de la Paz y San José Iturbide.
Pero más allá de esa estadística ¿qué sucede en el alma y en el pensamiento de esos cientos de miles? ¿Qué todas historias habrá en cada anciano, niño, mujer, joven, que vive en los enclaves urbanos, en poblados, o en remotas rancherías? ¿Qué desasosiegos tienen en su diálogo con la vida quienes bordean los noventa años, nacidos cuando la cristiada y que todavía guiaron sus pasos con los saberes de la naturaleza? ¿Qué angustias revolotean en el alma de las generaciones nacidas en los linderos del siglo XX y XXI, que no supieron del mundo anterior al internet y ya no podrían concebirse sin celular, pero además han sustituido la interacción con sus semejantes por el mundo virtual? A la par de que las remesas animan la economía de las familias ¿qué soledades y fracturas ha ido sembrando la migración? ¿Cómo se están reconfigurando los asideros espirituales ahora que el catolicismo ha debilitado tanto su autoridad moral?
¿El alcoholismo, la sub cultura de la narcoviolencia, la ansiedad por el dinero fácil, el creciente consumo de drogas ilegales, los empleos mal pagados, el cáncer de la corrupción en el poder público, qué tipo de vínculos con la realidad están provocando y enraizando? ¿Cómo impacta tras la piel de las personas la normalización de la violencia, la inseguridad, la impunidad, en ciudades antaño apacibles como San José Iturbide o San Luis de la Paz donde ya sólo se cuentan los difuntos, pero nunca hay detenidos?
A eso y más, sumemos este extraño y duro tránsito de la pandemia que ya cumple un año y que ha movido muchos de los ejes en torno a los que giraba la vida en días “normales”.
Algo está roto…
Todo ese tumulto de realidades tiene expresiones y manifestaciones en la salud mental de las personas, y aun cuando esa problemática debiera ser una prioridad institucional, pues no pertenece sólo al ámbito íntimo, sino que tiene estrecha relación de ida y vuelta con lo público, no se observan esfuerzos por hacer diagnósticos de lo que ésta aconteciendo. Instituciones como la Universidad de Guanajuato que tiene recursos humanos y materiales para ayudar a descifrar esas realidades, no parecen tenerlo en su agenda, ya lleva años su campus instalado en Tierra Blanca pero siguen sin saber mirar la región más allá de la superficie. Y mucho menos estos aspectos sensibles están en el radar de los gobiernos y clanes políticos locales.
Existe un sentimiento generalizado de que contrastando este tiempo con momentos anteriores, algo está muy descompuesto y roto tanto en los individuos, como en el ámbito familiar y en los espacios comunitarios. Pero hay más preguntas que respuestas, porque no existe una radiografía rigurosa, ni siquiera aproximada.
Por encimita…
Lo poco que está al alcance para avizorar el problema, son algunos datos oficiales con que cuenta la Secretaria de Salud. Según información obtenida hace algunos meses vía transparencia, la Dirección de Salud Mental, a cargo de Rosa Elda Villalobos, reportó que en 2019 en primera consulta psicológica se atendieron en Doctor Mora 276 personas, en San Luis de la Paz 2337, San José Iturbide 1029, Santa Catarina 194, Tierra Blanca 356, Victoria 205, Atarjea 121, Xichú 220. Esto apenas equivale al 1.5% del total de la población de toda esta región de Guanajuato. También señala que el rango promedio esta entre dos y cinco consultas por paciente.
Los indicadores aportados no permiten dilucidar el sexo, edad, ni la calidad del servicio que se presta, aunque todo apunta a que la respuesta institucional se mueve en el rango de otorgar primeros auxilios psicológicos y contención en crisis, según expertos consultados no se alcanza siquiera a brindar lo que se conoce como psicoterapia breve. Ahora bien estos datos son anteriores a la emergencia sanitaria, por lo que es previsible que a esta fecha las problemáticas relacionadas con la salud mental se hayan detonado aún más.
También, aunque en la información obtenida no se particularizan por municipio o región los motivos de las atenciones, y con la pandemia pueden estar variando las tendencias, es ilustrativo lo que dice la Secretaría de Salud respecto a las problemáticas más frecuentes en la entidad:
“Con relación a los motivos de atención, de acuerdo al Sistema Único y Automatizado de Vigilancia Epidemiológica de los Padecimientos Mentales 2019, en el estado de Guanajuato el 26.81% es debido a Trastornos Afectivos, 25.94% por Trastornos Neuróticos (Ansiedad), 19.69% por Violencia Familiar, 12.05% por Consumo de Sustancias, 6.07% por Trastornos de Comienzo Habitual en la Infancia y Adolescencia, 2.12% por Trastornos de la Personalidad, 1.85% por Trastornos Psicóticos, 1.33% por Trastornos del Desarrollo, 1.29% por Trastornos Somáticos, 1.22% por Trastornos Mentales Orgánicos, 1.15% por Intoxicaciones y Lesiones Autoinfligidas y 0.46% por Retraso Mental.”