Sábado, 11 Enero, 2025

11 ℃ Guanajuato

Sismos, preludio de la nueva época

La mesa del rincón
Opinión

Leon Ruiz - La mesa del rincon

Sismos, preludio de la nueva época

Impactados por la sorpresa de que en nuestro estado apareció el epicentro de cuatro temblores de intensidad relevante (4.5 grados promedio en la escala de Richter) y tres decenas de sismos menores o réplicas, los habitantes de algunos municipios de Guanajuato levantaron la voz de auxilio. Por la cantidad de movimientos telúricos, con epicentro en San Felipe, surgió la alerta desde el mismo Servicio Sismológico Nacional de un posible “enjambre sísmico”, relacionado con el posible surgimiento de un volcán.

Así, las eventualidades sísmicas de Guanajuato se traslaparon de pronto con el de mayor impacto al converger con el del martes 7 de septiembre, con epicentro en el pacífico y efectos tradicionales en Guerrero y la Ciudad de México. Al igual que hace 4 años se presenta un sismo de dimensión considerable y de fuerte sacudida en varias zonas de la capital de país, siendo acompañado esta ocasión por un espectacular juego de luces y resplandores azules, naranjas y rojos, aumentando el dramatismo y las especulaciones apocalípticas del fin de los tiempos.

En Guanajuato, la sorpresa sísmica causo pánico y zozobra, pues siempre se ha creído que esta región no es zona telúrica, incluso los cuerpos de seguridad y las instancias de gobierno se vieron superadas por los reclamos ciudadanos, demostrando la enorme carencia de previsiones y protocolos de emergencia. Cuál fantasma terrible, por el desconocimiento de un fenómeno de esta naturaleza y su capacidad destructiva, surgieron voces alusivas a crónicas de ruidos y estruendos subterráneos en enero de 1784 y cosa similar en noviembre de 1876, sin embargo ésta es la primera vez que la tierra del estado se estremeció.

Con las alarmas encendidas, esperamos que lo ocurrido no sea preámbulo de nada inesperado, sin embargo, los temores por la cercanía del 19 de septiembre, como símbolo terrorífico de las grandes conflagraciones telúricas que han azotado a México, son en verdad dignos de consideración. La mayor incertidumbre es alimentada por el recuerdo de aquel 7 de septiembre de 2017, en que un temblor de 8 grados fue la puerta para la llegada del gran destructor del 19 de septiembre, causante de más de 300 muertes y más de 50 edificios derrumbados.

Ahora pareciera que todas las señales apocalípticas están presentes en nuestro país, una pandemia mortal nos tiene sometidos, grandes inundaciones y torrenciales aguaceros nos acosan, señales luminosas aparecen en el cielo en pleno sismo y el espectro de un terrible terremoto nos amenaza muy seriamente. Así referidas en la Biblia y atribuidas a Jesucristo en torno al fin del mundo, aparecerán como señales de la conflagración de la humanidad: falsos profetas, el levantamiento de nación contra nación, hambre y terremotos, ocurrirán horribles sacrilegios, serán días terribles para las embarazadas y una gran tribulación surgirá, vendrán falsos cristos y profetas además de otros fenómenos celestes del sol, la luna y las estrellas.

En fin, que la nueva era de la humanidad y del planeta mismo, parecen encaminarse a una mutación significativa, pues presente está la enfermedad, los terremotos, las inundaciones y otros tipos de catástrofes naturales, lo que también enciende las alertas de la supervivencia espiritual. De esta forma y más allá de lo que el bagaje de nuestras creencias nos orille a pensar sobre el destino de la existencia, la muerte y la destrucción llegan de improviso y azotan nuestra sociedad, por lo que la trayectoria inexorable del encuentro del día final transcurrirá por encima de la subjetividad del pensamiento.

Qué pasará el próximo domingo 19 de septiembre, nadie lo sabe, pero lo que sí sabemos es que nuestra sociedad debe ser muy previsora, que nuestros gobiernos deben saber predecir los impactos y secuelas de los desastres naturales, para evitar que el daño sea devastador y mitiguemos la onda destructora.

Temas

  • La mesa del rincón
  • León Ruíz